Funcionarios honrados apelan a investigar el enchufe
familiar en los puestos públicos y políticos con este cartel.
La economía española se hunde, los comercios y pymes se asfixian y los más de
6 millones de parados gritan desesperados por su situación, mientras la “casta”
política de partidos y sindicatos que se mira en el espejo de la Casa Real,
cuyos desmanes ocultan o alaban, solo se preocupa de garantizar sus sueldos,
dietas, pagas extras, gastos y días libres a costa del erario público. Pero
frente a la corrupción e insensibilidad generalizada de las élites y
privilegiados, un grupo de funcionarios honrados y otro de investigadores
españoles exiliados denuncian la principal lacra del Estado: el “enchufe”
familiar.
Si algún día se realiza una investigación independiente en España sobre las
“familias” que no han trabajado nunca en la esfera privada o jamás han
emprendido nada por su cuenta y riesgo pero cuyos sueldos siempre han dependido
del Estado, nos llevaríamos una sorpresa.
La política, la banca, la
universidad, la judicatura o el funcionariado emergen como entes
predominantemente familiares. Esto ha llevado a un grupo de
funcionarios honrados a difundir por todos los paneles públicos de la
administración española
un significativo cartel.
Técnica y jurídicamente se llama “endogamia”, pero en la jerga popular se
conoce como “enchufe”. Cuando éste se refiere a la propia familia se denomina
“nepotismo” y en los países avanzados está considerado el más alto grado de
corrupción administrativa y el mayor obstáculo para el desarrollo de la
economía. Lo contrario es la “meritocracia”: el acceso a los puestos o cargos en
función de los méritos, la transparencia y la igualdad de oportunidades. España
es un país corrupto y atrasado porque las élites han favorecido
la
endogamia, el enchufismo y el nepotismo, en lugar de la transparencia.
Los mejores y los más honrados se han apartado del poder o se han tenido que
exiliar, cuando no están en el más puro o duro desempleo. Por contra, los más
mediocres, los “listillos” y los avezados con menos escrúpulos o más desparpajo
para mentir o delinquir, ocupan los puestos de la cadena de mando y han tejido
sobre sí una red de complicidades y connivencias para amparar, cubrir y ocultar
sus delitos y corrupciones.
Ramón Rubial y abajo Eider Rubial, presidente y
eurodiputada del PSOE, abuelo y nieta sorprendida en Bruselas en un caso de
corrupción
Los funcionarios honrados que han emprendido esta campaña en la
administración pública no quieren ser confundidos con los corruptos y han
difundido un gráfico sobre empleados públicos y parentesco. Se trata de ayudar a
descubrir a los familiares que han accedido a los puestos públicos o políticos
con “primer”, “segundo” y hasta “tercer” y “cuarto” grado de la misma familia.
Para identificarlos, hay que investigar apellidos y confirmar relaciones: primer
grado serían los hijos, padres, nuera, yerno, padres y suegros. Es el más
extendido en la administración.
No
hay que perder de vista tampoco al segundo grado: nietos, hermanos, cuñados y
abuelos, pues el nepotismo traspasa incluso las edades más dispares. Ayer
desvelábamos el caso de la eurodiputada socialista
Eider G.
Rubial, nieta de Ramón Rubial y sorprendida en un caso de corrupción en
el cobro fraudulento de las dietas del Parlamento Europeo. Porque una vez
practicado el nepotismo, el delito es el hábitat común.
El tercer grado de parentesco en el enchufismo tampoco es desdeñable: tíos,
sobrinos y hasta biznietos. Ahí los apellidos son los principales delatores. El
cuarto grado es también una lacra en la administración española: los primos. La
investigadora española
Purificación López García, directora de
investigación en Francia para el
Centre National de la Recherche
Scientifique (CNRS), ha desvelado la existencia de una carta en la
prestigiosa revista
Science (4 abril 2003, vol. 300, p. 51) firmada por
más de 2700 investigadores españoles exiliados en el extranjero: “Ahora que el
gobierno español ha decidido acabar con la investigación científica por asfixia
y que, incluso para él, el panorama científico para los próximos años se anuncia
desolador, de repente se acuerda de nosotros como de Santa Bárbara. Y como, en
efecto, somos muchos los científicos españoles en el extranjero, qué solución
más natural que confiscar el producto de nuestro trabajo fuera de España”,
señala
Purificación López García.
Purificación López García, uno de los 2700
investigadores españoles exiliados
Ella denuncia el enchufismo como una lacra: “Vine a Francia en enero de 1995
y, salvo por un periodo de retorno de apenas dos años a una
universidad
española que me desalentó por su nivel de endogamia, he desarrollado
desde entonces mi actividad investigadora en este país”. Y su grito de queja
describe muy a las claras la realidad frente a la “versión oficial”:
“Lamentablemente, la política científica en España siempre ha sido errática y
miope. Aunque ha habido algún intento de limitar la fuga definitiva de cerebros
a través de ciertas iniciativas, como los famosos contratos Ramón y Cajal, éstas
han sido, debido a esa política a muy corto plazo y sin continuidad, ineficaces,
por no decir incluso perjudiciales. En efecto, muchos científicos con una
posición en el extranjero que decidieron volver abandonándola y que consiguieron
un contrato de reincorporación
a pesar de la endogamia y de tantas otras
dificultades, se encuentran ahora abocados a un nuevo exilio tras pasar
cinco años en España. Esto ya no es fácil cuando uno no es tan joven, ha formado
una familia y ha ido relajando los contactos en el exterior”.
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