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lunes, 24 de junio de 2013

EL COLAPSO FINANCIERO EN LA RECTA FINAL



El desplome de las burbujas de activos acelera el colapso del sistema financiero




Evolución del Ibex35 en los últimos 10 años




La turbulencia de las bolsas ha desmentido el optimismo de la Fed y los mercados financieros mundiales se encuentran en una situación muy peligrosa que acelera su colapso. La reciente declaración de Ben Bernanke dejó en claro el crucial papel que jugó la especulación financiera en los precios de casi todo, y cómo este esquema gestó las enormes burbujas de activos que desataron la actual crisis global.

Desde sus orígenes, la virulencia de esta crisis desatada por la adicción a la deuda, un nivel artificial en el nivel de vida, corrupción y usura, no ha sido tomada con seriedad por las autoridades e instituciones. Los bancos centrales se limitaron a una escalada sin precedentes de rescates financieros, sólo para salvar las apariencias y ocultar la corrupción y degradación de todo el sistema. Pero este esquema ya no va más y ahora entra en juego el aumento de las tasas de interés. No porque sea el momento de hacerlo, sino porque los bancos centrales han agotado todo su recetario y ya no tienen recursos para mantener la fiesta.

Mientras el único rol de los bancos centrales era cuidar la conducta de los precios básicos, descuidaron completamente la conducta de los precios de los activos que desataron las enormes burbujas que hoy están en implosión. La falta de vigilancia real de los bancos centrales ha sido elocuente, y hoy nadie la puede negar. Y lejos de reparar su error, los bancos centrales se han limitado a mantener el sistema financiero artificialmente a flote por la vía de las inyecciones de dinero fresco. Lo correcto era dejar caer a los bancos irresponsables de inmediato o nacionalizarlos. Pero los gobiernos, maniatados por la hegemonía del poder económico, no fueron capaces de hacer ni una ni otra cosa.

Ahora se vive una loca carrera por el dinero en efectivo y todos nuevamente ven la sangre por las calles, como señalábamos ayer. Esta preferencia por el dinero fresco, o preferencia por la liquidez ante tasas de interés cercanas a cero no hace más que debilitar la producción y el ingreso (PIB), como indica el Modelo IS/LM.

Venderlo todo, a cualquier precio

Este es el sonido de los cañones que impulsa la loca carrera por el dinero en efectivo que obliga a vender todo lo que se pueda vender, sean acciones o materias primas, a cualquier precio. No hay recuperación a la vista y solo pueden venir sonidos de cañones más estruendosos dado que hasta los gobiernos han sido saqueados y debilitados en su fuerza y resultan hoy incapaces de contener la furia del mercado. A diferencia de los años 2007-2008, los gobiernos están hoy en una situación mucho más débil producto del desgaste generado por aventurarse en soluciones de parche que han resultado erróneas.

De ahí que resulte insólito que economistas como Kenneth Rogoff, uno de los principales impulsores de los planes de austeridad, diga ahora que “la inflación contribuiría a acelerar el proceso de ajuste, dado que la inflación es un gran antídoto contra la recesión”. Si lo dice Rogoff, esto indica que lo que viene es una profunda deflación global de precios, por la contracción que sufrirá la demanda al agotarse los planes de estímulo a la banca.

Por eso las declaraciones de Ben Bernanke de retirar los planes de estímulo a partir del próximo año, provocaron grandes caídas en las bolsas de todo el mundo y un aumento significativo en las primas de riesgo de los países más complicados. Esto demuestra que estamos muy lejos del final de la crisis, y más cerca de la hora de la verdad en la cual los mercados y los precios seguirán cuesta abajo mientras las primas de riesgo escalarán a niveles que harán insostenible el pago de la deuda y la estabilidad financiera de los gobiernos.

Después de años de abarrotar con liquidez a los mercados, crear desequilibrios masivos por la vía de los derivados financieros; manipular las tasas de interés como se ha hecho con la Libor; aplicar el fundamentalismo económico en la gestación de los bonos basura y los activos tóxicos, el juego comienza a cerrarse por llegar a un límite que es abiertamente insostenible. Como advertíamos hace algunos años, la “magia del interés compuesto”, tiene un impacto destructivo en la economía que nos pone al borde del precipicio de un momento a otro, de golpe, sin un aterrizaje suave que permita adaptarse a las nuevas circunstancias. La olla a presión del gran esquema ponzi está a punto de desatar una crisis tal vez peor a la que vino tras la quiebra de Lehman Brothers. La diferencia es que esta vez no es sólo un gran banco el que cae, sino que es todo un sistema financiero el que se derrumba, atrapado en su sórdida red de engaños, corrupción, fraudes, y usura.

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