Coca-Cola presiona a su embotelladora para que ponga fin al conflicto el último día de plazo
Hoy termina el periodo de consultas entre la empresa y los sindicatos sin previsión de llegar a un acuerdo hasta que se retiren el ERE y los cierres. La multinacional presiona a su embotelladora para cerrar un conflicto que está dañando seriamente su imagen
Después de un mes de negociaciones fracasadas, el periodo de consultas del Expediente de Regulación de Empleo (ERE) del embotellador único de Coca-Cola en España, Coca-Cola Iberian Partners (CCIP), llega a su fin con el último encuentro entre la dirección y los representantes de los trabajadores. Una reunión en la que el desencuentro es lo previsible a tenor de las posturas que los sindicatos CCOO y UGT han manifestado.
La intención de cerrar cuatro fábricas y aplicar un ERE que finalmente afectará a 1.190 trabajadores ha desatado una campaña de los empleados que la sociedad está respaldando a la hora de comprar. El lema acuñado por las plantas afectadas por los cierres, "Si Madrid no fabrica, Madrid no consume", se está haciendo notar y, aunque no hay datos oficiales de un descenso en el consumo de los refrescos de la multinacional estadounidense, su imagen de marca está cayendo día tras día.
Esto preocupa sobre todo a Coca Cola Company, la empresa matriz que otorga las licencias de envase y distribución a las siete embotelladoras que hasta el año pasado había en España - ahora sólo CCIP-, y lo manifiesta a través de su presidente en la filial Coca Cola Iberia, Marcos de Quinto.
Coca-Cola: "Esta no es mi empresa y este no es mi ERE"De Quinto ya mostró su contrariedad a que una empresa con beneficios acometiera una reestructuración con despidos cuando Telefónica hizo lo propio en 2011. Pero su empresa instó desde Atlanta a este ajuste del que en un inicio intentó desligarse. "Esta no es mi empresa y este no es mi ERE", dijo el directivo. No mentía: CCIP es simplemente una franquicia que fabrica, embotella y distribuye los distintos productos de la multinacional, pero separar la paja del grano no es posible en esta ocasión y la repercusión en la marca, que es lo que administra De Quinto, es papable y así lo ha reconocido.
"Espero que se sienten [embotelladora y sindicatos] a negociar y que lleguen a un acuerdo, que es lo que queremos nosotros, que somos los propietarios de la marca, que se llegue a un acuerdo con los sindicatos", explicó el directivo de Coca-Cola durante la presentación del Observatorio de Innovación en el Empleo (OIE), un nuevo lobby empresarial internacional.
"La chispa de la vida", "la fábrica de la felicidad" o "siempre Coca-Cola" son mensajes que ahora caen en saco roto, cuando lo palpable son despidos y familias que tendrán que trasladarse de ciudad si quieren conservar su empleo. una muestra ha sido la decisión del Gobierno de Asturias de renunciar al patrocinio de Coca-Cola en "muestra de solidaridad y apoyo a los trabajdores" de la planta de Colloto.
Hay prisas por dejar de aparecer en la prensa y que Coca-Cola vuelva a vender felicidadEs bien conocido que el propio De Quinto ha instado a sus embotelladoras a cerrar cuanto antes el conflicto. Una prueba es la última oferta de CCIP , la primera empresa agroalimentaria de España, con beneficios anuales de 900 millones. El diario Expansión cifró en 150 millones de euros el dinero que la empresa ponía sobre la mesa para que los trabajadores aceptaran incentivos a cambio de su puesto de trabajo. Hay prisas por dejar de aparecer en la prensa y que Coca-Cola pueda volver a vender felicidad, aunque sea en forma de dinero.
Rechazo sindical
Esta oferta supera por la mínima las coberturas que se ofrecían hasta la reforma laboral de Zapatero, pero los sindicatos la rechazaron. Para CCOO y UGT sólo hay un marco de negociación posible si la empresa retira los cierres y se abre una mesa de diálogo para acordar un plan industrial de viabilidad para todas las plantas. Algo que, aseguran, es muy simple porque todas las plantas son rentables de forma independiente, "pero la empresa quiere obtener más beneficios a costa de despedir y de cerrar fábricas" dijo el jueves el secretario de acción sindical del CCOO, Ramón Górriz.
Las presiones en este conflicto van en todas direcciones: desde la multinacional a la embotelladora para que acabe la mala prensa, de los sindicatos a la embotelladora para que dé marcha atrás, de los trabajadores a los sindicatos para que no pierdan y se queden sin buenas condiciones de salida y desde los sindicatos al Gobierno para que tome cartas en el asunto.
El Gobierno: "Existen otras fórmulas que pueden evitar los despidos"
Fuentes del Ministerio de empleo han afirmado a Público que los sindicatos son conscientes de que el Gobierno tiene poco margen de actuación, al menos hasta que acabe el periodo de consultas sin acuerdo. La ministra Fátima Báñez conoce de la postura de los trabajadores, de los movimientos parlamentarios para aprobar una proposición no de ley para que intervenga y de que ejecutar este ERE supondría un nuevo pico en los datos del paro. Pero no hay una postura al respecto más que la que ya ha enviado a la empresa: "existen otras fórmulas que pueden evitar los despidos".
La llave de UGT
La llave del problema la tiene UGT, con siete representantes en la mesa de negociación, una mayoría sobre la que recae la responsabilidad de perder unas condiciones de salida que muchos empleados ven con buenos ojos. Pero también está la de aceptar una solución individual que puede sentar un precedente en adelante para otros conflictos similares y que supondría ceder ante un duro golpe al tejido productivo del país. Pese a los rumores que han circulado desde que CCIB hizo su última "imposición, porque nunca han negociado", señalan fuentes de sindicales, UGT mantiene la misma postura que CCOO hizo pública ayer.
"No tenemos que reafirmarnos ni dar una rueda de prensa para decir lo que hemos dicho desde el principio", ha asegurado a Público Sebastián Serena, secretario general de FITAG-UGT, quien añade que "si la reunión de este viernes acaba sin acuerdo y la empresa implementa el ERE, estudiaremos la fórmula jurídica para anularlo, pero antes de eso tenemos que saber qué va a hacer la empresa".
UGT: "El conflicto va a continuar, es duro y lo va a seguir siendo"
De momento tiene claro que el conflicto "va a continuar, es duro y lo va a seguir siendo, pero todo proceso en que una empresa con beneficios decide cerrar y despedir es incompresible y la acción sindical no puede encaminarse a otro sitio que al de la defensa del empleo", sostiene Serena, que pide al Gobierno que "rectifique con la reforma laboral, que es la que permite estas situaciones", y a los trabajadores "unidad". Algo que se presenta complicado cuando las condiciones no son las mismas para todos.
Según han informado fuentes de CCOO a Público, los afectados en Catalunya - Cobega, empresa de Sol Daurella, presidenta y máxima accionista de CCIP- son insignificantes, por lo que apenas están secundando las protestas. La opción de recolocación es prácticamente nula para los trabajadores de la planta de Fuenlabrada (Madrid), muy alejada de los centros de trabajo que se mantendrán.
"Madrid se lo quieren quitar de en medio sí o sí""Para las recolocaciones establecen preferencia por proximidad, y en Madrid no hay posibilidades", explica Pablo Díaz, del comité intercentros de Coca-Cola por CCOO. "Pero que un empleado de Alicante se vaya Valencia tampoco va a ser seguro, hay que pasar un filtro de idoneidad", explica. También desmiente que no vaya a haber despidos con su última oferta: "Primero te despiden y luego te vuelven a contratar tras examinar el caso y el perfil. Las recolocaciones no son seguras y en el caso de Madrid es imposible. Madrid se lo quieren quitar de en medio sí o sí", critica. Así, la planta de Fuenlabrada es el primer escollo para resolver el conflicto, pero también podría ser la solución que contentara a ambas partes.
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