Las previsiones de Roubini para la Eurozona: "España es insostenible"
El respaldo ofrecido por Mario Draghi y sus chicos al frente de Banco Central Europeo acompañado por los ajustes y reformas estructurales en la periferia han devuelto la calma a la eurozona. Países como España comienzan a ver la luz al final del túnel al abandonar técnicamente la recesión.
Sin embargo, el BCE no puede garantizar la solvencia soberana de los más rezagados, especialmente si los gobiernos se muestran reacios a cooperar o fallan a la hora de cumplir los deberes impuestos por al troika.
Según el último análisis de la consultora Roubini Global Economics (RGE), a medio plazo, el centro de atención en el Viejo Continente virará de garantizar la estabilidad y la supervivencia del euro a asuntos como la sostenibilidad de la deuda soberana. "La deuda de Grecia y Portugal precisarán de una reestructuración" asegura el informe en su escenario base. "España es insostenible, pero no se hará nada al respecto antes de 2015, mientras en Italia el endeudamiento es apenas es sostenible", matiza el documento.
Es cierto que, hasta la fecha, el gran respaldo del BCE ha conseguido aminorar el impacto de la volatilidad y ha contenido totalmente el efecto contagio, a través de fórmulas como el Mecanismo Europeo de Estabilidad. Dicho esto y de acuerdo con la consultora presidida por el economista Nouriel Roubini, el problema con éstas herramientas es que están diseñadas para funcionar sólo si los gobiernos de la periferia cooperan y mantienen un espíritu razonablemente reformista.
El año que viene, advierten desde RGE, este contexto idílico será cada vez más difícil de mantener ya que la fatiga de la austeridad comenzará a hacer acto de presencia a través de protestas contra las reformas y la consolidación fiscal. El posible distanciamiento entre la troika y la periferia se hará más evidente cuando los respectivos gobiernos se den cuenta que la luz al final del túnel "es en realidad un crecimiento mediocre y la continuidad de altos niveles de desempleo". Es decir, es imperativo que exista una cohesión política a nivel europeo o, de lo contrario, el frágil entendimiento corre el peligro de resquebrajarse de nuevo.
Precisamente ayer, Alan Greenspan, el ex presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos, apuntó en una entrevista con la BBC que la eurozona debe consolidar una unión política si quiere que su economía se recupere a largo plazo. "La cultura griega no es la misma que la alemana y unificarlas es extremadamente difícil, sólo se puede conseguir mediante una unión política", explicó.
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