La factura de una chocolatería en Suiza
deja a Urdangarin y la Infanta sin coartada
Iñaki Urdangarin cogió un vuelo de ida y vuelta a Suiza el 29 de enero de 2008. Llegó a primera hora al aeropuerto internacional de Ginebra, hizo unas gestiones en la vecina Lausana, distante poco más de 60 kilómetros, y a última hora de la tarde regresó a Barcelona. Sólo un puñado de personas de su círculo más cercano estaba al tanto de ese viaje relámpago, entre ellas su mujer, la infanta Cristina de Borbón, y su secretaria personal, Julia Cuquerella. Pero antes de subirse al avión que le traería de vuelta a España, el yerno del Rey compró unas chocolatinas en la zona duty free del aeropuerto ginebrino. Un gesto inocente que, sin embargo, ahora puede volverse en su contra.
Según consta en el sumario del caso Nóos, Urdangarin tenía una cuenta en el banco Crédit Suisse de Lausana a la que presuntamente desvió una parte de los fondos captados por el Instituto Nóos. A través de esa cuenta, en la que figura un hombre de paja -Robert Cockx, también imputado-, el duque de Palma habría cobrado de forma opaca los beneficios obtenidos por sus negocios con administraciones públicas y empresas privadas. En una nota manuscrita, también incorporada al sumario, Cuquerella afirma: "Me dice Iñaki que te envíe el siguiente número de cuenta, que tú ya sabes para qué es", seguida del número de la cuenta del Crédit Suisse.
Dicen que el diablo se esconde en los pequeños detalles. Y la prueba es que aquel insignificante desembolso que Urdangarin hizo en la Chocolaterie Martel del aeropuerto de Ginebra -27,10 euros por tres tabletas de chocolate- ha desmontado la coartada de los duques de Palma. Cuquerella, durante su declaración como testigo ante el juez José Castro, instructor delcaso Nóos, aseguró que su jefe viajó en aquellas fechas a Suiza en compañía de su mujer y sus hijos para esquiar. Pero la secretaria del yerno del Rey no dijo la verdad. El ex jugador internacional de balonmano, en realidad, viajó solo, porque su mujer tenía ese mismo día un acto oficial en Almería.
El 29 de enero de 2008, mientras Urdangarin volaba a Suiza, la infanta Cristina visitaba en Almería un centro de la Asociación Almeriense para el Síndrome de Down (Asalsido). La hija menor de Don Juan Carlos fue recibida por la entonces secretaria de Estado de Inmigración, Consuelo Rumí, y la en ese momento consejera de Igualdad de la Junta de Andalucía, Micaela Navarro, mientras los alumnos del centro, todos con síndrome de Down, la saludaban al grito de ¡Viva la infanta Cristina!Pero la duquesa de Palma no fue capaz de recordar ninguno de esos detalles durante su declaración como imputada ante Castro, el pasado 8 de febrero.
La infanta Cristina entrando en los juzgados (Efe)
El juez le preguntó ese día: "¿Visitó usted un centro de personas afectadas por el síndrome de Down en Almería?". A lo que la Infanta respondió: "He visitado varias. No recuerdo si en Almería". Castro volvió a la carga, pero esta vez metió el dedo en la llaga: "¿Es posible que uno fuera el 29 de enero de 2008?", es decir, la misma fecha en la que Urdangarin viajó a Suiza. "No lo recuerdo", repitió la duquesa de Palma. El juez no se dio por vencido: "¿La acompañó su marido?". La hija del Rey volvió a escudarse tras un "no lo sé". Y el instructor del caso Nóos, conocedor de la factura de las chocolatinas, hurgó más en la herida: "Parece ser que entonces su marido estaba en Suiza, porque tenemos la Chocolatería Martel, que se compró...". Y pasó a otro asunto.
La investigación judicial del caso Nóos considera probado que Urdangarin cobró a través de una empresa vinculada a Aguas de Valencia (Agval) una comisión de 370.000 euros por su supuesto asesoramiento. Esa cantidad se ingresó presuntamente en la mencionada cuenta de Crédit Suisse en Lausana. Durante su declaración como testigo, en abril de 2012, la secretaria del duque de Palma, a preguntas del fiscal, afirmó: "¿Qué hay de malo en tener una cuenta en Suiza? ¿No es lo mismo Suiza que Zaragoza?".
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