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viernes, 18 de octubre de 2013

TENNECO: 10.000 PERSONAS ARROPAN A LOS TRABAJADORES PARA EVITAR EL CIERRE


Diez mil personas arropan a los trabajadores de Tenneco en contra del cierre de la factoría de Gijón

Ciudadanos de a pie, representantes de todos los partidos, sindicatos e incluso empleados de las plantas de Ermua y Valencia acudieron a la marcha de protesta | El grito "la Monroe no se cierra" fue el más repetido durante el recorrido


Diez mil personas arropan a los trabajadores de Tenneco en contra del cierre de la factoría de Gijón
Fue emotiva, pero sobre todo multitudinaria. Unas 10.000 personas apoyaron a los trabajadores de Tenneco Automotive, la antigua Monroe, en la manifestación convocada en contra del cierre de la planta de Gijón. La cita era a las 19 horas, en la plaza de El Humedal, pero comenzó antes, a las puertas de las instalaciones de la compañía. Allí se reunieron los trabajadores, acompañados por algunos familiares y amigos, y también diez empleados de la factoría de Valencia que quisieron apoyarles y un centenar de la Ermua, que organizaron una jornada de huelga solo para poder acudir a Gijón. Además, también se sumaron la alcaldesa de la ciudad, Carmen Moriyón; el concejal de Desarrollo Económico y Empleo, Fernando Couto, y otros políticos como el secretario general del PSOE en Gijón, Santiago Martínez Argüelles; la edil socialista Begoña Fernández; el portavoz de IU-LV en el Consistorio, Jorge Espina, y el coordinador general de IU Asturias, Manuel Orviz. En total medio millar de personas emprendieron la marcha, al grito de “la Monroe no se cierra”, el más escuchado durante la tarde, y con el acompañamiento de la música de una gaita y un tambor. Tras una pancarta en la que se podía leer “Contra el expolio tecnológico en Gijón y Asturias”, descendieron por la avenida de la Constitución en un emotivo trayecto, en el que se fueron sumando numerosos grupos de personas que les esperaban en cada esquina, unos pequeños y otros grandes, pero que poco a poco iban engrosando la manifestación. Algunos no podían contener la emoción y se les saltaban las lágrimas, tanto por descubrir el apoyo ciudadano como al pensar en la situación en la que se quedarían si la factoría se cierra finalmente.
La marcha se fue haciendo mayor con personas que iban llegando portando banderas, ataviadas con camisetas negras y luciendo pegatinas de colores intensos en contra del cierre de la planta. “Ni a Polonia ni a Japón nos quedamos en Gijón” o “Somos culpables de ser rentables” fueron algunos de los lemas que también se escucharon. A la altura de los institutos, el grupo ya superaba el millar, pero lo mejor quedaba por venir, porque a lo lejos, en Puerta la Villa, se vislumbraba una gran marea humana. Cientos de personas esperaban a los trabajadores de Tenneco en ese lugar y miles más en la plaza de El Humedal, donde fueron recibidos con aplausos. Allí tuvieron que hacerles un pasillo para que pudieran colocarse en la cabeza de la manifestación. En ese punto se unieron ciudadanos de a pie, representantes de sindicatos, como UGT y CCOO; de otros colectivos, como trabajadores de las subcontratas de Hunosa, o los concejales del PP Manuel Pecharromán y Francisco Cubiella. Pero incluso más allá, la marcha fue creciendo, por ejemplo con un grupo de músicos que se sumó en la calle de Munuza y que interpretó el ‘Santa Bárbara bendita’ o el ‘No nos moverán’. “El ERE de extinción no se acepta en Gijón” o “Esto se arregla luchando” fueron los lemas que se gritaron cuando la cabecera caminaba por la calle de San Bernardo y la parte final de la manifestación aún no había podido salir de El Humedal.
En la Plaza Mayor, una tarima y un atril esperaba a los trabajadores, que aguardaron a que la mayoría de los participantes abarrotaran los aledaños del Ayuntamiento para que el secretario del comité de empresa, Isaac Pérez, agradeciera la multitudinaria presencia y también el apoyo de los políticos, de los que defendieron su actitud ante la decisión de Tenneco y reconocieron su ayuda para llevar su reivindicación a las más altas instancias. También tuvieron palabras de cariño hacia los compañeros de Ermua y Valencia y para sus familias y amigos, pero el discurso fue, sobre todo, reivindicativo. Pérez cargó contra la reforma laboral “que protege al poderoso en detrimento del obrero”, acusó a la dirección de la multinacional de falsear los datos y cambiar de versiones e insistió en que la única pretensión de la plantilla es que la fábrica no se cierre. “No vendemos nuestros puestos de trabajo y eso a la bestia no le gusta”, gritó, para asegurar que las injusticias les hacen crecerse. También llamó a levantarse en contra de un sistema “injusto e innecesario” que ha llevado a otras empresas asturianas a echar el cierre. “Estamos impresionados. Esto no puede ser nada más que el principio”, concluyó el secretario del comité de empresa poniendo fin a una manifestación que se cerró con dos de los sonidos que marcaron toda la marcha, el himno de Asturias a la gaita y de nuevo el grito, esta vez más intenso, de “la Monroe no se cierra”.

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