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lunes, 28 de octubre de 2013

LA DONACION DE LECHE MATERNA HA SALVADO LA VIDA A 400 BEBES PREMATUROS


La donación de leche materna ha salvado la vida de 400 bebés prematuros en tres años

El Banco de Leche Humana de Granada, único en Andalucía, llama a la solidaridad de las madres tras un descenso en las donaciones desde este verano


El banco de Granada funciona desde 2010.

La donación de órganos y de sangre salva vidas. Todo el mundo lo sabe. Pero hay también otro tipo de donación, mucho menos conocida, fundamental para ayudar a salir adelante a bebés prematuros o nacidos con especiales dificultades: la de leche materna. En España hay siete bancos de leche humana. Uno de ellos, el del Hospital Universitario Virgen de las Nieves, en Granada, el primero y único de Andalucía. Comenzó a funcionar en mayo de 2010 y desde entonces ha proporcionado alimento a 400 niños ingresados en las unidades de neonatología de Granada, Málaga y Jaén.

“Uno de los grandes problemas de los niños prematuros es que tienen un sistema inmune deficiente y corren el riesgo de tener infecciones en el periodo neonatal precoz. Y estas infecciones causan mucha mortalidad y muchos problemas en los primeros días de vida. Disponer de leche de madre disminuye muchísimo el riesgo de tener infecciones”, comenta Manuela Peña, pediatra de la Unidad de Neonatología de Granada y miembro del equipo que gestiona el banco. “Desafortunadamente no hay aún una cultura de la donación de leche”, sentencia.

DE RECEPTORA A DONANTE
Pilar Garrido nunca había oído hablar del banco de leche humana hasta que su hijo Carlos nació con sólo 27 semanas de gestación. Días de angustia, de incertidumbre para ella y su marido. Días que marcarían el destino del pequeño. Y ella que no producía leche. “Carlos estuvo tomando leche donada los primeros cuatro días. Hasta que empecé a producirla yo”, comenta Pilar. Su bebé salió adelante, aunque tuvo que esperar 72 días para llevarlo a casa. “En ese tiempo vi situaciones complicadas. Había madres a las que se les cortaba la leche cuando sus hijos empeoraban”, recuerda ahora.
Por eso, como acto de agradecimiento o de reciprocidad por la ayuda recibida, decidió hacerse donante una vez que le subió la leche: “El consumo de Carlos era mínimo al principio y yo me sacaba casi un litro. Ser donante era la única manera que tenía de ayudar a otras madres en mi misma situación. Fue un alivio al estrés que vivíamos”. Un alivio para ella, y también para las madres y padres de los niños que se beneficiaron de su generosidad durante los ocho meses que fue donante. Hasta que se incorporó a su trabajo en la oficina bancaria.

PROCESO DE DONACIÓN
La donación es voluntaria y gratuita. La mujer puede realizarla siempre y cuando satisfaga las necesidades de su hijo y disponga de leche sobrante. Antes de donar es sometida a una analítica que descarte la existencia de enfermedades potencialmente transmisibles a través de la leche. Después, el hospital proporciona todo el material necesario para sacarla y almacenarla en casa. “La congelan en el domicilio y una vez a la semana o cada diez días la llevan al hospital. Pueden hacerlo cualquier día de la semana y a cualquier hora”, aclara Manuela Peña. “Una vez en el banco, la leche se analiza nutricionalmente, se pasteuriza y se vuelve a congelar para dispensarla a los receptores. Es una leche completamente segura”, añade.

El Banco de Leche de Granada surte también a los hospitales maternos de Málaga y Jaén, donde, como en Motril, se pueden realizar entregas, y muy pronto también al de Almería. Desde el verano, las donaciones se han reducido, pero no así la demanda. Por eso, sus responsables llaman a la solidaridad de las madres en tiempo de lactancia: “Es un beneficio para la salud de muchos niños. Y que nunca teman que por donar leche a su hijo le pueda faltar. Al revés, mientras más se sacan, más producen”, comenta la neonatóloga.

Alejandra Zapata es otra de las mujeres donantes del banco de leche, una de las 221 que han colaborado desde 2010. Su historia comenzó al enfermar su tercera hija, también llamada Alejandra. “Fue nada más nacer. No conocían la causa, el diagnóstico no estaba claro. Mientras tanto, me dijeron que dejara de darle el pecho”, explica. Pero ella seguía produciendo leche. Y se hizo donante: “En el tiempo que mi hija estuvo enferma, murieron varios niños en neonatos. Eso me produjo un dolor tan desgarrador… Imagínate los padres. Me hice donante para ayudar. Y también como agradecimiento a los profesionales que con tanto cariño trataban a las familias y a los pequeños”.

Su hija se recuperó y Alejandra siguió donando su leche durante 10 meses. Embarazada de cinco meses de su cuarta hija, lo tiene claro. Volverá a donar. “Tenemos millones de oportunidades de ser generosos con los demás. Pero con el ritmo tan frenético que llevamos no nos damos cuesta. Donar leche no cuesta nada y tiene efectos valiosísimos para muchos niños”.

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