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martes, 8 de octubre de 2013

DESPIDEN A UN TRABAJADOR DE UNA ONG POR CAMBIAR DE SEXO


“Con o sin hormonas, somos las mismas personas”
El entrevistado denuncia su despido por parte de una ONG tras informar de su proceso de cambio de sexo.

“La batalla aún no está ganada, está en sus inicios y aún queda mucho por decir. Yo sólo quiero mi trabajo y voy a luchar por él”. La historia de Daniel Román, un joven de 25 años despedido de la ONG Nuevo Futuro Sirio para la que trabajaba debido a su decisión de “cambio de sexo” pone en evidencia la política de una organización que recibe una millonaria subvención de la Comu­nidad de Madrid y, en teoría,trabaja contra la exclusión. Con el apoyo de la Unidad de Trastornos de Identidad de Género (UTIG) del Hospital Ramón y Cajal, de la política Carla Antonelli y del sindicato UGT, Román confía en que su despido sea declarado nulo y la organización, vinculada a la iglesia, tenga que readmitirle.
¿Cómo es tu trabajo?
Como enfermero me encargo de la preparación de la medicación, curas de andar por casa y todo lo referente a atención sanitaria básica, etc. No obstante, al ser un centro terapéutico encaminado a la reinserción social de los menores con los que trabaja, mi función principal es socioeducativa. Los educadores que trabajamos allí somos poco menos que hermanos mayores de los chicos y las chicas hasta que puedan y estén capacitados para salir de allí.
Cuando llegaste no sé si habías comenzado ya la reasignación quirúrgica para el cambio de sexo. ¿Ese proceso puede dificultar tu trabajo?
Cuando llegué allí aún no me estaba hormonando. Fui contratado en febrero de 2011 y en abril del mismo año comencé con las hormonas. Es evidente que la hormonación tiene una serie de cambios físicos –en mi caso ha sido el agravamiento de la voz, nacimiento de vello facial, etc.–. Pero creo que cualquiera que esté sometiéndose al proceso o sepa un mínimo del tema es capaz de concluir que es algo que en nada afecta o dificulta tu trabajo. Con hormonas o sin ellas seguimos siendo las mismas personas que antes o después del proceso. A mí se me dijo que, con motivo de mi proceso, yo ya no daba el perfil psiquiátrico ni estaba capacitado para mi puesto de trabajo. Y yo sólo me pregunto una cosa, ¿al empezar a hormonarme dejé de ser enfermero o dejé de ser la misma persona? ¿Acaso mermaron mis aptitudes para trabajar como había trabajado antes de que se supiera nada? La respuesta es clara: no. Porque lo que queda meridianamente claro es que el problema no es de los niños y niñas sino de las mentes perversas de algunos adultos con cargas ideológicas discriminatorias.
Tu decisión está amparada en la Constitución y no puede ser objeto de discriminación alguna. ¿Cómo les planteaste la cuestión?
Planteé mi situación a raíz de tener conocimiento de que uno de mis compañeros fue a hablar con la directora, y a la vez psiquiatra del centro, a fin de transmitirle lo incómodo que le resultaba saber que estaba sometiéndome a este proceso. Todo eran rumores, pero creía que antes que nadie fuera hablar de mi vida personal, debía ir yo. Hablé con la directora y le solicité una cita para hablar y ponerla en conocimiento de todo. La reunión fue de lo más informal, tomando café en un ambiente distendido, aunque finalmente, y por los comentarios y argumentos que me exponía, supe que nunca lo aceptarían y queintentarían buscar cualquier excusa para sacarme de allí o que yo voluntariamente me fuera.
El arma que han esgrimido desde noviembre de 2012, que fue cuando lo dije, fueron los niños y el supuesto mal que esto les haría. Las palabras textuales de la directora fueron: “No podemos pretender someter a estos niños con problemas mentales a enfrentarse a algo así. Les haría mucho daño e incluso les causaría un trauma ya que muchos, además, han sido abusados sexualmente”. Todo esto me dejó desconcertado ya que querían hacerme sentir culpable de mi identidad y propia existencia, además de ser abyecta y carente de ética cualquier tipo de interrelación de la transexualidad con el abuso de menores. Esto sólo puede obedecer a dos razones, un desconocimiento supino o una maldad intrínseca.
Han alegado “falta de rendimiento” y “desatención”. ¿Es así?
Es rotundamente falso. En todas las reuniones en privado a las que me han citado para hablar del tema me han reiterado hasta la saciedad lo contentos que estaban con mi trabajo y mi forma de proceder, a pesar de que al mismo tiempo me pedían que me marchara.
¿Crees que hay más situaciones así pero hay miedo a denunciar?
Sí, claro que sí. Es cierto que no es que haya casos a diario, pero no por ello significa que no existan. El atrevimiento o no de una empresa a discriminar o no a un trabajador dependerá de si creen en lo legítimo, ético, moral y justo o no de ello y, por consiguiente, si consideran que eso no puede suponerles algún tipo de inconveniente en caso de que sean demandados por el afectado.
¿Cómo piensas que será la reincorporación si se produce?
Estoy convencido de que tendrán que readmitirme porque el despido será declarado nulo. No sé cómo me tratarán los superiores o los compañeros, que no han visto esto nunca con buenos ojos. Lo ideal y legítimo sería que me trataran como a cualquier otra persona, sin etiquetarme, cumpliendo con sus propios y tan reiterados preceptos de transparencia, igualdad y respeto.

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