Piratean el correo electrónico de la Asociacion de Artritis para pedir dinero a sus contactos
Los emails han llegado a otras provincias españolas e incluso a otros países. Cientos de personas recibieron el pasado fin de semana un correo electrónico procedente de la Asociación Malagueña de Artritis Reumatoide (Amare) en el que supuestamente su presidenta, Remedios Gómez Cabello, solicitaba ayuda económica para hacer frente a «un gran problema». Muchos de los destinatarios contactaron rápidamente con ella extrañados por el contenido del mensaje y por la forma en que estaba escrito y fue entonces cuando la responsable de este colectivo descubrió que había sido víctima de un 'hacker'.
Tras piratear el correo electrónico de la asociación, se enviaron de forma masiva los mensajes a todos los contactos de Amare, entre los que hay socios, periodistas o responsables políticos. Remedios Gómez Cabello aparece como remitente y en el texto, después de saludar con un 'Hola, ¿qué tal?' se requiere «ayuda financiera». «Si me puedes apoyar en esto te lo devolveré lo más pronto posible», afirma el autor del email, que haciéndose pasar por la presidenta de la asociación malagueña pide que no se le llame al teléfono móvil porque lo ha perdido y que, para ponerse en contacto, utilicen el mismo correo. «Debes por favor guardar esto muy secreto. Gracias», concluye.
Después de denunciar el mismo domingo los hechos ante el Cuerpo Nacional de Policía, los responsables de Amare procedieron a cambiar las claves del correo electrónico -que solo conocían tres personas- y a empezar a avisar a todos los afectados con otro email en el que les explican que han sido víctimas de un fraude, tal y como señala Gómez Cabello, que apunta que es la primera vez que les ocurre algo así. «Las personas que me conocen saben que pedir dinero no es mi estilo», afirma, esperanzada en que ninguno de sus contactos haya picado el anzuelo.
«Las nuevas tecnologías están muy bien, pero estamos vendidos», dice la presidenta de Amare, que a pesar de todo saca algo bueno de este intento de fraude: «A los quince minutos de empezar a recibirse los emails el teléfono se me venía abajo con tantas llamadas y mensajes alertándome de lo que estaba pasando; me he dado cuenta de que la gente me aprecia».
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