Amnistía denuncia crímenes de guerra de siria, al abocar a refugiados de yarmouk a comer perros y gatos por hambre
El asedio al que han sometido las fuerzas del Gobierno de Siria al campamento de refugiados sirios y palestinos de Yarmouk, en las afueras de Damasco, ha provocado la muerte de casi 200 personas, la gran mayoría de hambre, y los residentes en este campo están abocados a la malnutrición y se alimentan incluso de perros y gatos, todo lo cual constituye crímenes de guerra y de lesa humanidad.
Así lo afirmó este lunes Amnistía Internacional (AI) en el informe ‘Exprimiendo la vida fuera de Yarmouk: crímenes de guerra contra civiles asediados’, hecho público cuando esta semana se cumple el tercer aniversario de la oleada de violencia que asuela este país después de que el 15 de marzo de 2011 se generalizaran las protestas ciudadanas por la llamada ‘Primavera Árabe’, que el Gobierno de Bachar el Asad comenzó a reprimir primero con detenciones y cargas policiales y después con operaciones militares.
El informe destaca la muerte de casi 200 personas (128 de ellas, por hambre) desde que las fuerzas del Gobierno lanzaran los primeros ataques contra la población de Yarmouk, entre ellos ataques aéreos y bombardeos con armamento pesado sobre edificios civiles, como escuelas, hospitales y una mezquita, cuando algunas de las zonas atacadas han servido de refugio a personas internamente desplazadas por el conflicto.
Desde entonces, está cortado el suministro de alimentos y material médico a este lugar, donde el 60% de la población está malnutrida, escasean los suministros médicos, mujeres han muerto durante el parto y algunos han sufrido complicaciones de salud por comer plantas no comestibles o venenosas, y carne de perro.
“La vida en Yarmouk se ha ido haciendo cada vez más insoportable para una población civil desesperada que pasa hambre y se encuentra atrapada en una espiral de sufrimiento de la que no puede escapar”, declaró Philip Luther, director del Programa de Amnistía Internacional para Oriente Medio y el Norte de África, quien añadió que la población de este campamento “está siendo manipulada como una marioneta en un juego mortífero sobre el que no tiene ningún control”.
“ESPELUZNANTES RELATOS”
Luther subrayó que “lanzar ataques indiscriminados sobre zonas civiles y provocar muertes y lesiones constituye un crimen de guerra. Atacar reiteradamente una zona densamente poblada de la que la población civil no puede escapar demuestra una actitud despiadada y un desprecio cruel de los principios más elementales del derecho internacional humanitario”.
Amnistía recalca en su informe que al menos el 60% de los residentes en Yarmouk sufre malnutrición y que algunos de los refugiados contaron los investigadores de AI que llevaban muchos meses sin comer fruta o verdura y que los precios se habían disparado, hasta el punto de que un kilo de arroz podría costar hasta 100 dólares (unos 72 euros).
“Las fuerzas sirias cometen crímenes de guerra al usar el hambre de la población civil como arma de guerra. Los espeluznantes relatos de familias que han tenido que comerse gatos y perros, y de civiles atacados por francotiradores mientras buscan alimentos, se han convertido en algo cotidiano en el horror que se vive en Yarmouk”, manifestó Philip Luther.
Además, Amnistía Internacional afirma que, pese al suministro intermitente de algunos alimentos proporcionados por la Agencia de la ONU para los Refugiados de Palestina (Unrwa, en sus siglas en inglés), la ayuda alimentaria es “una gota en el océano” y Yarmouk lleva sin suministro eléctrico desde el pasado mes de abril.
Amnistía Internacional solicita que toda persona que “presuntamente haya cometido u ordenado” que se cometan crímenes de guerra o crímenes de lesa humanidad se ponga a disposición de los jueces y que se levante el asedio a zonas civiles de Siria, como el campamento de Yarmouk.
(SERVIMEDIA)
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