ESPAÑA, TREN DE SANTIAGO – En España se estaba compitiendo por un contrato ferroviario importante, de Brasil con Francia y Alemania
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Tampoco tiene relación con ninguna ideología o movimiento, sólo busca la Verdad y la Libertad.
Tampoco tiene relación con ninguna ideología o movimiento, sólo busca la Verdad y la Libertad.
LO QUE SÍ
QUEDA CLARO ES QUE TODO ES SIEMPRE POR EL DINERO, DON DINERO, DON PODER, A
CAMBIO DE NUESTRAS VIDAS.
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Todos estamos de acuerdo en que el
accidente de tren en España es muy sospechoso. Hay ciertos signos que indican
que todo ha sido una operación de falsa bandera.
En primer lugar, el conductor no puede
ser culpable. Esto es un tren controlado por el sistema ASFA (Anuncio de Señales
y Frenado Automático)
En segundo lugar, hay señales de
explosiones antes de que la cabeza del tren se salga de las vías.
Y en este blog, podemos ver fotos donde
hay claros indicios de explosiones en el vagón
¿Por qué este accidente?
En España se estaba compitiendo por un contrato ferroviario importante, de Brasil con Francia y Alemania.
El choque en España entre trenes de alta velocidad no ha sido posible
(testimonio de un investigador,
traducido al español)
CONFIRMADO: El sistema ferroviario tenía el
control de velocidad automático que impediría que cualquier tren viajando en él
se acerque a a esa velocidad.
El ASFA en España es un sistema de fuerzas
automatizado que detiene a cualquier tren operando sobre una velocidad no
permitida (demasiado alta), y su misión es detenerle.
Los medios de comunicación, actualmente, se
centran en la confesión del maquinista (dice que metió la pata después del
accidente), por lo que se están dedicando a mentir y a trasgiversar su cuenta de
facebook. Los medios de comunicación cuentan, también, que hay una imagen de un
velocímetro de tren con una lectura de más de 200km/h, pero ¿los trenes no están
diseñados para hacer eso sin problemas? Y, a parte ¿no se han limitado a decir
que la velocidad máxima fue de 190km/h? ¿En qué quedamos?
En los medios se juega. Contamos con otra
contradicción.
El tren, supuestamente, tuvo el accidente porque
el sistema de control de velocidad no era el más moderno. Pero ASFA dejó claro
en su momento que este tren estaba bajo control, todas las revisiones estaban en
regla y perfectamente actualizado. La única forma de engañar a ese sistema es
hackeándolo. Si no se hubiese hackeado, no habría pasado este accidente.
Después de ver los informe de los medios de
comunicación, es fácil ver las comillas engañosas que se suman a una mentira, y
la conclusión es que no ha sido ningún accidente (y menos por parte del
maquinista). Definitivamente estamos ante un ataque de sistema de control o el
ataque de virus como la causa del accidente. Además, el tren estaba
prácticamente nuevo (un año) y tenía los últimos controles computarizados.
Dichos controles nunca habrían permitido al tren ser conducido de un modo
arriesgado.
Era un tipo de tren muy lujoso que llevaba
(principalmente) a bordo políticos importantes y altos ejecutivos de varias
empresas, además de un gran número de gente de los niveles superiores de la
iglesia católica. Por lo que se sabe, alguien muy importante murió en ese
accidente. Curiosamente, ahora no se puede encontrar nada acerca de quién estaba
concretamente en ese tren por la web.
Ahora, el trabajo es encontrar a esa
persona tan importante que viajaba en el tren.
La alta velocidad se esfuma como icono de la Marca España
f:aquí!!
Más allá de la consternación por el drama humano,
algunos de los principales agentes de la industria española de la alta velocidad
-Talgo, CAF, Renfe…- empezaron a valorar acto seguido las posibles consecuencias
del trágico accidente. Hasta ahora, el binomio España-AVE era uno de los
pocos salvoconductos de éxito empresarial con sello de calidad
internacional, como ha ocurrido durante los últimos años con el sector de
las energías renovables. “Tenemos que ponernos en lo peor y es muy probable que
nuestros competidores utilicen este suceso para cuestionar nuestra tecnología”,
remarca un alto cargo ferroviario. “La sombra de la duda ya se ha
extendido”.
Políticamente, los distintos gobiernos no han
sido pacatos a la hora de explotar el filón. “El ferrocarril: una vía hacia el
progreso”, certifica la nueva página web de la Marca España, creada en paralelo
al nombramiento del Alto Comisionado para la materia en julio de 2012. “Durante
la segunda mitad del siglo XX, la importancia del ferrocarril en España había
descendido hasta un uso casi marginal. Sin embargo, en las últimas
décadas se ha convertido en un modelo de referencia mundial”, se expone
sin ambages. Y se recuerda que “los países de todo el mundo han elegido a las
empresas españolas para desarrollar proyectos ferroviarios de gran
envergadura”.
El propio ministro de Asuntos
Exteriores, José Manuel García Margallo, recurría a tres vídeos
para vender la Marca España durante una visita a Argelia para apadrinar a las
empresas españolas de cara al programa de inversión en marcha en el país
magrebí. El primero recordaba que España tiene “el mejor banco” del mundo; el
segundo hacía hincapié en que España es el primer país en trasplante de órganos,
y el tercero incidía en que las firmas nacionales están la cabeza de proyectos
tan destacados como el AVE a La Meca. El propio Mariano
Rajoy aseguraba, durante la inauguración de la línea de alta velocidad
a Alicante, que “España es un país a la altura de sus obras”.
Replantear la alta velocidad
Un prestigio bien ganado que ahora está en riesgo. “El peligro no está tanto en los proyectos a corto plazo, como el caso de Brasil, que está casi decantado, sino en los que vienen a medio plazo. España tiene mucho interés en la iniciativa para conectar los Emiratos Árabes, también en las once líneas de alta velocidad que India podría poner en marcha en el sur del país o en Rusia. No son para ahora, pero sí para los próximos dos o tres años”, añaden estas fuentes, que enlazan con el debate que se puede abrir en el propio país sobre la seguridad en las líneas que no son alta velocidad pero sí híbridos de velocidad alta, como el Alvia que descarriló en Santiago. “Nuestros adversarios en concursos pueden aprovechar esa confusión”, añaden con cierta inquietud.
El peligro no está tanto en los proyectos a corto plazo, como el caso de Brasil, que está casi decantado, sino en los que vienen a medio plazo
De hecho y según apuntan fuentes próximas a la
Comisión de Investigación promovida por el Ministerio de Fomento tras el
accidente, éste puede obligar a un replanteamiento integral de la alta
velocidad en el propio Gobierno de España. Y es que en ese saco se han
metido también líneas de velocidad alta -como es el caso del Alvia-,
cuyos estándares de seguridad no alcanzan ni de lejos a la alta
velocidad. La propia prensa internacional -véase rotativos que mueven
mercado como The Wall Street Journal- hacía esfuerzos ayer por explicar
ese doble modelo español, acudiendo a diferentes expertos del sector. Un
escenario internacional que no escapa al Ejecutivo y a la necesidad de aclarar
los conceptos.
El intento por establecer diferencias resulta
inútil. España se asocia de forma exitosa internacionalmente al formato de alta
velocidad desde hace años. “Ahora los matices pueden sonar a excusa, sobre todo
cuando en mercados como el de EEUU se considera alta velocidad a partir de 250
km/h”, afirman desde una de las empresas españolas punteras. “El factor
diferencial de este modelo ferroviario, lo que permite una garantía de
velocidad, es el ancho de vía, no la potencia de las máquinas
tractoras, y en nuestro país se vende políticamente alta velocidad lo que sólo
son trenes de gran velocidad circulando por un trazado de vía convencional”.
La consternación en el seno de las compañías del
sector es absoluta. Temen que el trabajo de años pueda quedar manchado por este
luctuoso acontecimiento, a pesar de que nadie está a salvo de sufrir la tragedia
de un accidente. Hace sólo unos días, Francia tuvo que enterrar
a seis víctimas por el descarrilamiento de un tren de pasajeros en las
inmediaciones de París. Tirando un poco de hemeroteca, hace sólo seis años
Alemania también contó por decenas (23) los muertos causados
por el accidente de un tren magnético de alta velocidad al norte del país. Aún
así, el miedo a que el reciente episodio reste credibilidad a la marca española
existe, y mucho.
“No llevamos tanto tiempo vendiendo trenes. Los
gobiernos francés, alemán o japonés es lo primero que hacen cuando visitan otros
países. Zapatero no se preocupó del tema hasta la última época mientras
que Merkel lleva diez años colocando máquinas alemanas. Por mucho que haya
habido un fallo humano, todo el mundo sabe fuera y en casa que la alta velocidad
tiene otros mecanismos de seguridad. Si lo que ha pasado se asocia con alta
velocidad…”, aseguran las citadas fuentes próximas a la Administración,
dejando claro que el accidente va sin duda a afectar a la hora de vender en el
extranjero el hasta ahora inmaculado modelo español. Otra piedra en el
camino.
¡Gracias a Anabel V. por su
colaboración!
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