Francia estudia gravar tabletas, móviles y ordenadores para compensar la piratería
Hollande encarga un informe que minimiza el
castigo a las descargas ilegales e impone una tasa a fabricantes de aparatos y a
distribuidores de contenidos
Controlar el descontrol de Internet parece una tarea de colosos que
ahora el Gobierno de François Holland en Francia pretende asumir a través de un
nuevo impuesto aplicable a los fabricantes de tabletas, 'smartphones' y
ordenadores, y también a los distribuidores de contenidos en la Red, como
Google, Apple y Amazon. El objetivo es que la industria creativa del país galo
reciba por medio de esta gravamen una parte de lo que pierde por la piratería.
El impuesto aún no ha sido cuantificado, pero el informe, elaborado
por el expresidente de Canal+ Pierre Lescure, afirma que sería «extremadamente
pequeño». Además, propone una sensible rebaja de las multas que Nicolas Sarkozy
implantó para los piratas reincidentes. Así, del tope de 1.500 euros, Lescure
estima que sería suficiente un máximo de 60 euros -el precio de un abono anual
en una plataforma legal para escuchar música en línea. Tampoco cree recomendable
cortar el acceso a Internet, una medida que colisiona con el derecho a la
información y a la libertad de expresión, según ha determinado ya el Consejo
Constitucional francés.
Si Hollande acepta este informe, trasladaría la presión de los
consumidores de Internet que se bajan en exceso productos culturales a los
fabricantes de aparatos y distribuidores en la Red. Bajo un modelo similar, el
Gobierno francés ya propició en febrero un acuerdo entre Google y la Prensa del
país, por el que el motor de búsqueda pagará 60 millones de euros a los editores
de periódicos para compensarles por el uso de sus contenidos, que reportan a la
compañía californiana 1.000 millones de euros en publicidad.
El presidente francés busca actualizar el concepto de 'excepción
cultural', nacido en los años ochenta para que los grandes distribuidores de
bienes culturales aportasen parte de sus beneficios a la creación. El cambio
consiste ahora en proteger a los creadores que trabajan en el cine, en la
música, en los videojuegos y también en la fotografía, ya que los profesionales
de la cámara están entre los más perjudicados por la Red, que permite evitar con
facilidad los derechos de reproducción. En cuanto al sector de los libros, el
informe Lescure llama a los editores a colaborar con la Administración para
controlar el préstamo de libros digitales en las bibliotecas públicas.
Apercibimientos
El plan francés recuerda al canon digital -o por copia privada- que
se aplicaba en España; un tasa sobre soportes como el cedé, grabadoras y
reproductores de material escrito, de audio y vídeo, derogado definitivamente
por el Gobierno de Rajoy en diciembre de 2011 tras una sentencia en contra de la
Audiencia Nacional. En Francia se trataría de aplicar la misma filosofía, pero
más enfocada hacia el mundo de Internet.
La intención de casi despenalizar las bajadas de contenidos abusivas
por parte del usuario, pero de mantener los avisos y las pequeñas multas, se
basa en el hecho de que, según Lescure, una vez avisadas, las personas a las que
se ha apercibido vuelven a comportarse dentro de los parámetros normales. Las
ventas anuales de videojuegos, vídeos, discos y libros llegan en Francia a los
8.000 millones de euros. De ellos, casi 7.000 corresponden a las realizadas en
tiendas 'fisicas' y el resto a las transacciones en la Red.
Controlar el descontrol de Internet parece una tarea de colosos que
ahora el Gobierno de François Holland en Francia pretende asumir a través de un
nuevo impuesto aplicable a los fabricantes de tabletas, 'smartphones' y
ordenadores, y también a los distribuidores de contenidos en la Red, como
Google, Apple y Amazon. El objetivo es que la industria creativa del país galo
reciba por medio de esta gravamen una parte de lo que pierde por la piratería.
El impuesto aún no ha sido cuantificado, pero el informe, elaborado
por el expresidente de Canal+ Pierre Lescure, afirma que sería «extremadamente
pequeño». Además, propone una sensible rebaja de las multas que Nicolas Sarkozy
implantó para los piratas reincidentes. Así, del tope de 1.500 euros, Lescure
estima que sería suficiente un máximo de 60 euros -el precio de un abono anual
en una plataforma legal para escuchar música en línea. Tampoco cree recomendable
cortar el acceso a Internet, una medida que colisiona con el derecho a la
información y a la libertad de expresión, según ha determinado ya el Consejo
Constitucional francés.
Si Hollande acepta este informe, trasladaría la presión de los
consumidores de Internet que se bajan en exceso productos culturales a los
fabricantes de aparatos y distribuidores en la Red. Bajo un modelo similar, el
Gobierno francés ya propició en febrero un acuerdo entre Google y la Prensa del
país, por el que el motor de búsqueda pagará 60 millones de euros a los editores
de periódicos para compensarles por el uso de sus contenidos, que reportan a la
compañía californiana 1.000 millones de euros en publicidad.
El presidente francés busca actualizar el concepto de 'excepción
cultural', nacido en los años ochenta para que los grandes distribuidores de
bienes culturales aportasen parte de sus beneficios a la creación. El cambio
consiste ahora en proteger a los creadores que trabajan en el cine, en la
música, en los videojuegos y también en la fotografía, ya que los profesionales
de la cámara están entre los más perjudicados por la Red, que permite evitar con
facilidad los derechos de reproducción. En cuanto al sector de los libros, el
informe Lescure llama a los editores a colaborar con la Administración para
controlar el préstamo de libros digitales en las bibliotecas públicas.
Apercibimientos
El plan francés recuerda al canon digital -o por copia privada- que
se aplicaba en España; un tasa sobre soportes como el cedé, grabadoras y
reproductores de material escrito, de audio y vídeo, derogado definitivamente
por el Gobierno de Rajoy en diciembre de 2011 tras una sentencia en contra de la
Audiencia Nacional. En Francia se trataría de aplicar la misma filosofía, pero
más enfocada hacia el mundo de Internet.
La intención de casi despenalizar las bajadas de contenidos abusivas
por parte del usuario, pero de mantener los avisos y las pequeñas multas, se
basa en el hecho de que, según Lescure, una vez avisadas, las personas a las que
se ha apercibido vuelven a comportarse dentro de los parámetros normales. Las
ventas anuales de videojuegos, vídeos, discos y libros llegan en Francia a los
8.000 millones de euros. De ellos, casi 7.000 corresponden a las realizadas en
tiendas 'fisicas' y el resto a las transacciones en la Red.