“Hemos agotado todas las vías institucionales que nos permite el actual
sistema y la negociación ha fracasado, por tanto, vamos a aumentar las campañas
de desobediencia civil”, asegura
Ada Colau, cuya máxima expresión de
protesta han sido los mediáticos y polémicos
escraches.
¿Su próximo
objetivo? “Los bloques de viviendas vacías que están en manos de las
entidades financieras, principalmente, de aquellas que han sido intervenidas”,
añade la portavoz de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH). Un
mensaje de advertencia que tiene como principales destinatarias a las entidades
nacionalizadas, principalmente Bankia, Catalunya Banc y Novagalicia
Banco.
La “obra social de la PAH”, como han denominado desde la plataforma a estas
acciones que ya se están gestando en varias ciudades, es una opción “de
supervivencia ante la falta de salidas políticas y el colapso judicial”. Según
las estadísticas del sector financiero, habría alrededor de un millón de
viviendas vacías en manos de la banca. Una acción tipificada como delito en el
Código Penal, pero cuya legitimidad Colau no ha dudado ni un momento en
defender.
“Entendemos que es legítimo recuperar esas viviendas y ponerlas a
disposición de las familias”, apunta la portavoz de la PAH, al mismo tiempo
que justifica esta campaña como una forma de “hacer efectivo el derecho a la
vivienda ante una situación de emergencia y la inacción de los poderes
públicos”.
La ocupación masiva de viviendas, de llevarse a cabo,
se convertirá en un
instrumento de presión para el denominado banco malo (Sareb). Y es que la
intención de la PAH es “poner a disposición de los necesitados el parque de
viviendas que éste ha comprado a los bancos para sanear sus balances financiados
con deuda pública”. Para Colau, la existencia de viviendas vacías ni siquiera
tiene sentido desde el punto de vista económico, pues “se generan desperfectos
por abandono y los propietarios particulares tienen que correr con los gastos de
comunidad que los bancos se niegan a pagar”.
La activista más mediática desde la Transición
La filósofa y miembro del Observatorio de Derechos Económicos, Sociales y
Culturales (DESC), Ada Colau, ha pasado de ser una activista anónima a copar los
platós televisivos de los canales generalistas en horario de
prime time.
Desde que se involucró en la defensa por el derecho a la vivienda digna, como
miembro del colectivo V de Vivienda, han pasado ya siete años, pero no fue hasta
su
comparecencia en la Comisión de Economía del Congreso de los
Diputados, el pasado 5 de febrero, que se convirtió en un personaje público,
“tanto para lo bueno como para lo malo”.
Dos meses y medio que, reconoce,
“han sido una auténtica locura”.Los movimientos
sociales han demostrado que son más eficaces que los partidos para solucionar
problemas
Su particular crónica de la “lucha colectiva” contra los desahucios, que ha
transformado su vida y la de miles de personas afectadas, ha salido ahora a luz
en el libro
Sí se puede. Crónica de una pequeña gran victoria (Destino).
Escrito mano a mano con el economista y padre de su hija,
Adriá Alemany,
pone el foco en la lucha sin cuartel que han mantenido hasta ahora, pero sin
dejar de mirar al futuro
.
Especialmente, una vez que la plataforma ha
decidido retirar simbólicamente la Iniciativa Legislativa Popular (ILP)
tramitada en el Congreso gracias a las firmas de más de 1,4 millones de
ciudadanos y al cambio de posición, a última hora, de la mayoría
parlamentaria.
La “pequeña gran victoria” de la PAH, ha gozado de una gran adhesión de la
opinión pública que ningún movimiento social con vocación transformadora había
conseguido antes, a excepción del Movimiento de Objeción de Conciencia (MOC) al
servicio militar obligatorio. A nivel de exposición mediática, solo
Pilar
Manjón, presidenta de la Asociación 11-M Afectados del Terrorismo, se había
erigido antes como
rostro mediático de una lucha ciudadana contra los poderes
fácticos.
¿De movimiento social a partido político?
Una privilegiada situación que provoca numerosos rumores sobre la posibilidad
de que Colau contemple la vía institucional para continuar su lucha.
En
Andalucía y Cataluña, activistas y abogados de la PAH están promoviendo
‘agrupaciones de electores’ para presentarse a las próximas citas
electorales. ¿Apoya esta estrategia política y estaría dispuesta a liderarla en
caso de que se lo pidiesen? “Me planteas un escenario tan hipotético que, la
verdad, no sabría que responderte. Sin embargo, mi opinión personal es que la
PAH, como tal, no debería convertirse en un partido político porque es un
movimiento muy amplio, transversal, plural y con votantes de todos los
partidos”.
La PAH no solo ha
canalizado la protesta de forma positiva, sino que ha dado soluciones
Al margen de su opinión personal, Colau asegura que “
la plataforma abrirá
muy pronto un debate sobre la posibilidad de constituir o apoyar iniciativas
partidistas porque muchos colectivos y miembros nos interpelan sobre ello”.
Un debate que, intuye, “será largo y tedioso. No creo que se resuelva en dos
días, por lo que no descarto que haya compañeros que decidan dejar la plataforma
para experimentar la vía partidista al margen de la PAH. Sin embargo, estamos
hablando del medio y largo plazo, por lo que no sé donde estará cada uno de
nosotros. Yo, personalmente, intentaré estar donde sea más útil”.
Lo que sí tiene claro Colau es que vivimos en un sistema con “una democracia
insuficiente que impide la participación política de la ciudadanía”. La falta de
trasparencia, la endogamia de los partidos, la imposibilidad de presentar listas
abiertas, la ley electoral que prima el bipartidismo y, en definitiva,
la
falta de vías para canalizar la participación ciudadana son algunos de
elementos más negativos del sistema citados por Colau.
“Hay que recuperar la democracia de forma colectiva”
Precisamente estas deficiencias “han provocado
una crisis institucional
que se debe superar mediante un proceso constituyente para recuperar la
democracia”. Dicho proceso, añade la portavoz de la PAH, debe configurarse
colectivamente, con la participación de todo el mundo. Mientras tanto, los
esfuerzos de Colau seguirán centrándose en la lucha desde los movimientos
sociales porque “se ha demostrado que son más eficaces que los partidos para
solucionar los problemas de la gente”.
Presentaré la
denuncia contra Cifuentes, como tarde, a finales de la próxima semana
Unas afirmaciones que sostiene en el hecho de que “ningún partido supo ver
los problemas sociales ni denunciarlos como lo hizo la ciudadanía,
ni tampoco
supieron situar la deuda y las dificultades de acceso a la vivienda como las
causas de la crisis”. Un liderazgo de los movimientos sociales que, en
opinión de Colau, están impidiendo que se produzca un estallido social. “La PAH
no solo ha canalizado la protesta de forma positiva, sino que ha dado
soluciones, ayudando así a la gente a no desesperarse mediante la terapia
colectiva”, explica.
Llegar a este punto no ha sido fácil para la portavoz de la PAH. Por el
camino han quedado muchas lágrimas, acusaciones de terrorismo y nazismo o
amenazas de muerte en las redes sociales a ella y a su familia. La propia
delegada del Gobierno de Madrid,
Cristina Cifuentes, acusó públicamente a
Colau de “apoyar a grupos proetarras”, por lo que la presentará una denuncia en
los juzgados, como tarde, “a finales de la próxima semana”. Pese a todo, la
activista asegura: “No me van a amedrentar porque llevamos la razón y
luchar
por los derechos humanos no es opcional. Se trata de una obligación como ya
ocurrió en otros momentos históricos”.
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