El Sergas, condenado por un error de diagnóstico tras el que murió el paciente
Tenía un cáncer pulmonar y fue diagnosticado de una patología psiquiátrica
El Sergas ha sido condenado por la muerte de un paciente por cáncer pulmonar, que había sido diagnosticado de una patología psiquiátrica, informa la asociación Defensor del Paciente.
Se trata de una sentencia del juzgado de lo contencioso-administrativo número 2 de Santiago de Compostela, que condena al Sergas a pagar una indemnización de 25.000 euros a la esposa del fallecido, M.M.A., vecino de Monforte, de 78 años.
El Defensor del Paciente señala en un comunicado que el fallecido padecía un cáncer de pulmón en avanzado estado, con metástasis cerebrales, que perdió la «oportunidad terapéutica» al haber sido diagnosticado con retraso.
La asociación explica que la médico de cabecera del fallecido derivó el paciente al especialista en psiquiatría, con una anotación en el volante de «cónyuge manipulador», por la reclamación de la esposa por el empeoramiento progresivo de su marido, dado el grave deterioro de sus facultades cognitivas.
Agrega que «durante bastante tiempo» la médico prescribió únicamente «medicación para la tos persistente» y, ante las quejas de la esposa, le dio un volante para psiquiatría.
La mujer, en lugar de seguir estas instrucciones, llevó a su marido al servicio de urgencias, donde se diagnosticó «adenocarcinoma pulmonar. Estadio IV. T2. Nx. M1, con metástasis cerebral», por lo que fue remitido al Centro Oncológico de Galicia, donde sólo pudo recibir tratamiento paliativo.
El abogado de la asociación en Galicia y de la familia en este caso, Cipriano Castreje, señala en el comunicado que «de una vez por todas se debe desterrar la teoría de la pérdida de oportunidad, dado que es una patente de corso para que se reduzcan sustancialmente las indemnizaciones a los pacientes».
Agrega que, en esta ocasión, «lo que hubo fue un caso claro de déficit asistencial y, como señala el perito judicial, una simple radiografía de tórax hubiera bastado para descartarlo ante los primeros signos y síntomas, más aún, ante un exfumador de 30 años de consumo de tabaco y una tos persistente que no cedía al tratamiento habitual».