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lunes, 13 de mayo de 2013

HISTORIA DEL PAPEL HIGIENICO


Historia del papel higiénico
Antes de la invención del papel higiénico se utilizaban materiales diversos: lechuga, trapos, pieles, césped, hojas de coco o de maíz. Los antiguos griegos se aseaban con trozos de arcilla y piedras, mientras que los romanos se servían de esponjas amarradas a un palo y empapadas en agua salada. Por su parte, los inuit optaban por musgo en verano y por nieve en invierno, y para la gente de zonas costeras la solución procedía de las conchas marinas y las algas.

Los primeros en crear y usar papel higiénico fueron los chinos, quienes en el siglo II a.C. ya diseñaron un papel cuyo uso principal era el aseo íntimo. Varios siglos más tarde (allá por el siglo XVI), las hojas chinas de papel destacaban por su gran tamaño (medio metro de ancho por 90 centímetros de alto). Sin duda, estas hojas estaban en consonancia con la posición jerárquica de sus usuarios: los propios emperadores y sus cortesanos.

En higiene personal las clases sociales estaban bien delimitadas. Los antiguos romanos de las clases pudientes utilizaban lana bien empapada en agua de rosas, mientras que la realeza francesa utilizaba nada menos que encaje y sedas. La hoja de cáñamo era el más internacional de los materiales utilizados por los ricos y poderosos.

Joseph C. Gayetty fue el primero en comercializar el papel higiénico allá por 1857. El producto primigenio consistía en láminas de papel humedecido con aloe, denominado "papel medicinal de Gayetty", un auténtico lujo para los más hedonistas. El nuevo producto, de precio prohibitivo, se comercializaba bajo un visionario eslogan: "la mayor necesidad de nuestra era, el papel medicinal de Gayetty para el baño".

En 1880 los hermanos Edward y Clarence Scott comienzan a comercializar el papel enrollado que hoy conocemos. Una presentación en sociedad llena de obstáculos dados los muchos tabúes que rodeaban al nuevo producto. Por la época se consideraba inmoral y pernicioso que el papel estuviera expuesto en las tiendas a la vista del público en general.

Pero el papel de los orígenes no era el producto suave y absorbente de nuestros días. En 1935 se lanza un papel higiénico mejorado bajo el reclamo de "papel libre de astillas". Esto nos hace deducir que lo habitual de la época era que el papel higiénico contara con alguna que otra impureza.

De ser un producto denostado y vendido discretamente en la trastienda, el papel higiénico se ha convertido en el protagonista de pasarelas de moda, obras de arte y delicados trabajos de papiroflexia.

El papel higiénico tal cual lo conocemos hoy en día ha experimentado un gran desarrollo a lo largo de los años que han transcurrido desde su invención. A la doble capa del papel (incorporada en 1942) se suman tecnologías punteras que aportan mayor suavidad y absorción.

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