Encuentran una carta de amor oculta durante 300 años en una casa de Toledo
El contenido de la carta deja entrever que la dueña de la mansión mantenía una relación prohibida o mal vista en la época
El artesonado de una vieja casa de la calle de San Miguel de los Ángeles, en pleno casco histórico de Toledo, ha ocultado durante 300 años una historia de amor entre una toledana, doña María de Sierra, y un caballero llamado Alfonso Vargas y Montes. Un amor prohibido, según se deduce de su lectura.
Fracmento de la carta
La carta está fechada en octubre de 1700. En ella, don Alfonso Vargas
y Montes reconoce que "me abraso en amores" por doña María, a la que alaba su
hermosa letra de una carta anterior. "En cuanto a la letra, no la he visto mejor
de mujer", explica.
En la misiva, don Alfonso cita a dos personajes más: Pepita y don Juan, que podrían ser conocedores de esta relación. En concreto, el autor del escrito le pide a doña María que dé dos besos a Pepita cuando la vea, "uno por mí y otro por don Juan".
Además de decirle que él nació para servirla y no para mandarla, don Alfonso finaliza su carta recordando a su amada que "si mucho me estima vuesa merced, mucho más estimo y amo a vuesa merced".
E incluye a modo de postdata: "Por haber escrito deprisa, no se explica más mi afectuoso amor para con vuesa merced. Para mañana, siendo Dios servido, espero la respuesta". De aquella respuesta y de aquella relación amorosa nada más se sabe.
El descubrimiento de esta enigmática carta ha sido posible gracias a unas obras realizadas en una casa de Marina Riaño, profesora de francés ya jubilada, que se la facilitó al investigador toledano Manuel Palencia.
En la misiva, don Alfonso cita a dos personajes más: Pepita y don Juan, que podrían ser conocedores de esta relación. En concreto, el autor del escrito le pide a doña María que dé dos besos a Pepita cuando la vea, "uno por mí y otro por don Juan".
Además de decirle que él nació para servirla y no para mandarla, don Alfonso finaliza su carta recordando a su amada que "si mucho me estima vuesa merced, mucho más estimo y amo a vuesa merced".
E incluye a modo de postdata: "Por haber escrito deprisa, no se explica más mi afectuoso amor para con vuesa merced. Para mañana, siendo Dios servido, espero la respuesta". De aquella respuesta y de aquella relación amorosa nada más se sabe.
El descubrimiento de esta enigmática carta ha sido posible gracias a unas obras realizadas en una casa de Marina Riaño, profesora de francés ya jubilada, que se la facilitó al investigador toledano Manuel Palencia.
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