Camps exige en privado a Rajoy que le rehabilite tras su absolución por el 'caso de los trajes'
Foto de archivo del presidente
del Gobierno, Mariano Rajoy, y Francisco Camps (EFE)
Francisco Camps
quiere regresar a la política por la puerta grande. Y así se lo ha hecho saber a
Mariano Rajoy tras su absolución por el Tribunal Supremo en el caso de
los trajes. El pasado 9 de abril, unas horas después de que la Sala de lo
Penal del alto tribunal confirmase el veredicto de no culpabilidad emitido por
un jurado popular en 2012, el ex presidente de la Generalitat valenciana envió
un sms -mensaje de texto- al teléfono móvil del presidente del Gobierno:
"Mariano, solucionado el problema. Puedes disponer de mí para lo que tú
quieras".
Según fuentes cercanas a la dirección del PP consultadas por El
Confidencial, Rajoy se quedó perplejo tras leer el mensaje. El presidente
del Gobierno se lo mostró a algunos de sus más cercanos colaboradores y, entre
sorprendido e irritado, exclamó: "¿Qué coño vamos a hacer con este tío?".
Las mismas fuentes añaden que Rajoy utilizó la misma vía -un sms- para responder
a Camps, pero limitándose a transmitirle un mensaje de mera cortesía en el que
expresaba su "alegría" por el fallo absolutorio del Tribunal Supremo.
El 25 de enero de 2012 un jurado popular absolvió a Camps y al ex secretario general
del PP valenciano, Ricardo Costa, por un ajustado margen de cinco
votos frente a cuatro, en el caso de los trajes. Ambos estaban
acusados de un delito de cohecho impropio por haber aceptado presuntamente
lujosos regalos de la red Gürtel, que obtuvo contratos a dedo de la Generalitat
por valor de casi ocho millones de euros. El fallo fue recurrido por el PSOE
valenciano, pero el Tribunal Supremo ratificó el pasado día nueve el veredicto
exculpatorio.
"Camps le ha dicho a su círculo más íntimo que, tras su absolución por el
Supremo, Rajoy está obligado a rehabilitarle políticamente", aseguran
fuentes del PP valenciano. "Está convencido de que el presidente le debe muchos
favores, y que si ha llegado a La Moncloa es, entre otras razones, gracias al
apoyo que Camps le prestó antes del congreso del partido en 2008, cuando el
liderazgo de Rajoy estaba muy cuestionado y había muchos enemigos dispuestos a
moverle el sillón", añaden las citadas fuentes.
Una relación "muy fría"
El ex presidente de la Generalitat está prácticamente desaparecido de la
escena política desde que renunció al cargo en julio de 2011 y Génova impuso a
Alberto Fabra como su sucesor al frente de la Generalitat. Rajoy le dedicó palabras de elogio en su despedida, asegurando
que su dimisión era "un ejercicio de responsabilidad y generosidad" y
definiéndole como "un gran amigo". Pero eran palabras huecas: esa amistad, si
la hubo, se ha volatilizado, y la relación entre ambos es hoy "muy fría,
casi inexistente", sostienen las mismas fuentes.
Camps es ahora un diputado de a pie en las Cortes valencianas, y su
actividad en el Parlamento regional es prácticamente nula. Es cierto que
renunció a su sueldo cuando tomó posesión del escaño, pero, salvo en contadas
ocasiones, ni siquiera acude a los plenos. El ex presidente es también miembro
del Consejo Jurídico Consultivo de la Comunidad Valenciana, donde sí cobra un
salario y tiene derecho a secretaria y chófer. Pero su gran ambición,
según él mismo ha confesado a sus más allegados, es regresar a la gran
política, y no a la valenciana precisamente.
Esa aspiración colisiona frontalmente no sólo con los designios de Rajoy y
la cúpula del PP, que consideran a Camps poco menos que un cadáver político,
sino también con el incierto horizonte penal que aún aguarda al ex
presidente valenciano. Es muy probable que Camps sea finalmente imputado en el
caso Nóos por los contratos millonarios que la Generalitat adjudicó a
dedo a Iñaki Urdangarin. El juez que instruye la causa, José
Castro, esperará a tener cerrado el sumario para enviar una exposición
razonada al Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana, ya que ha
de ser éste el que decida si lo imputa, dada su condición de aforado por ser
diputado autonómico.
El vicesecretario general del PP y ex consejero de la
Generalitat, Esteban González Pons, ahora enemigo declarado de Camps, dejó a su antiguo jefe político a los pies de los caballos el
pasado 19 de marzo, cuando, en su declaración como testigo ante Castro,
descargó sobre aquél toda la responsabilidad del convenio que el
Ejecutivo valenciano firmó en 2005 con el Instituto Nóos para la organización de
unos Juegos Europeos que jamás llegaron a celebrarse. Según ese convenio, el
yerno del Rey habría cobrado cinco millones de euros si conseguía que Valencia
fuese la sede de los I Juegos Europeos. El evento deportivo nunca se celebró,
pero el duque de Palma se embolsó casi 400.000 euros.
Camps, además, aún tiene abierto otro frente judicial: el de la posible
financiación ilegal del PP de la Comunidad Valenciana. El Tribunal
Superior de esa comunidad sigue acumulando pruebas e indicios de que, durante el
mandato de aquél, el partido financió presuntamente la campaña de las elecciones
autonómicas de 2007 y de las generales del año siguiente a través de la trama
Gürtel. La filial valenciana de la red, Orange Market, supuestamente endosó
docenas de facturas de gastos electorales del PP a empresarios amigos.
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