Gelatina hecha en China con ADN humano (¿es el canibalismo el futuro de la alimentación?)
Científicos chinos producen gelatina combinando genes humanos con una cepa de levadura; afirman que esta gelatina es superior a la obtenida habitualmente con huesos y piel de otros animales.
La gelatina es uno de esos ingredientes que, sin mucho renombre, son básicos en la elaboración de alimentos más refinados. En platillos salados o dulces, como postre o como parte fundamental de varias golosinas, dicha sustancia derivada del colágeno animal ha cobrado cierta relevancia en la industria alimentaria desde hace ya muchos años.
Parece, sin embargo, que el procedimiento habitual y casi ancestral con que se ha obtenido la gelatina durante tanto tiempo, cociendo huesos, piel y todo tipo de cartílagos animales (preferentemente del ganado vacuno y porcino), pudiera sustituírsele pronto por uno mucho más eficiente que requiera una infraestructura menos engorrosa.
La propuesta proviene de la Universidad de Tecnología Química de Pekín, en donde un grupo de científicos consiguió inyectar genes humanos en una cepa de levadura, generando así grandes cantidades de gelatina humana recombinada. Se estima que este método podría usarse, con mejores resultados, en vez de las 300,000 toneladas de tejidos animales que se destinan anualmente a la producción de gelatina en el mundo.
“Hay un nivel muy alto de parecido entre la gelatina que viene de una vaca, de un cerdo y de un ser humano, así que, por estas similitudes, no veo por qué tendría que haber un riesgo de salud. Es una proteína bastante parecida a la que la gente ha estado consumiendo por años”, declaró el Dr. David Olsen, investigador de los laboratorios Fibrogen, intentando tranquilizar al público sobre la posibilidad de incurrir en canibalismo al comer de esta gelatina humanoide.
Asimismo, se dice que otra de las ventajas de la gelatina humana sobre la de los otros ganados es que reduciría el riesgo de reacciones alérgicas o el contagio de enfermedades tan severas como el llamado “mal de las vacas locas” (encefalopatía espongiforme bovina).
Quién sabe, quizá, con tal de abaratar costos y eficientar procesos, una forma sutil de canibalismo sea el futuro de la industria alimentaria o la farmacéutica.
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