El tesorero del partido de Merkel acusado de ocultar dinero en un paraíso fiscal
Helmut Linssen, escondió 400.000 euros en una empresa fantasma en las islas Bahamas en 1997
El tesorero de la Unión Demócrata Cristiana (CDU) de la canciller Angela Merkel, Helmut Linssen, escondió en 1997 el equivalente a 400.000 euros en una empresa fantasma en las islas Bahamas. Según ha revelado el semanario Stern, el democristiano cerró la empresa en 2001 para sustituirla por otra que fundó acto seguido en Panamá. Continuó la práctica hasta 2004. Linssen fue ministro de Hacienda de Renania del Norte-Westfalia entre 2005 y 2010. Según Stern, los detalles sobre su empresa secreta y sobre una cuenta vinculada a ella en un banco deLuxemburgo aparecieron en un CD de datos robados al banco HSBC. El propio land —gobernado desde 2010 por una coalición entre socialdemócrata y Verdes— lo compró hace cuatro años. Los hechos dieron lugar a un proceso penal contra Linssen suspendido en 2012. El posible delito había prescrito para entonces y sólo tuvo que justificar los intereses entre 2001 y 2005. La noticia ha saltado en mitad de una serie de controversias por la evasión fiscal de otros políticos y personalidades.
Como la célebre periodista y militante feminista Alice Schwarzer, de quien se ha sabido en enero que admitió ante Hacienda la existencia de una cuenta suiza con cientos de miles de euros cuyos intereses y beneficios escondía al fisco. Pagó 200.000 euros de multa, más intereses, pero su caso ha contribuido a reavivar la polémica por la supuesta impunidad de los evasores fiscales. La prensa conservadora se ha cebado con Schwarzer, quien admitió haber cambiado su actitud personal ante la evasión fiscal, que hace años no consideraba tan grave. El partido socialdemócrata SPD, socio de Gobierno de Merkel desde las elecciones de septiembre, ha hecho de la persecución de los evasores fiscales su caballo de batalla electoral.
Tanto más fea quedó la dimisión, esta semana, del secretario de Estado de Cultura del Gobierno regional berlinés, André Schmitz. El socialdemócrata admitió un "grave error" que cifra en exactamente 425.000 euros heredados e ingresados en una cuenta secreta en Suiza. En 2012 lo descubrió el fisco, que le hizo pagar una fianza de 5.000 euros. En total, dice haber satisfecho 22.000 euros que le demandaba Hacienda por los intereses y réditos del dinero que ocultó en Suiza. El proceso penal terminó con esos pagos. El alcalde-Gobernador de Berlín, Klaus Wowereit (SPD), es a la vez senador (ministro regional) de Cultura, así que el escándalo de Schmitz lo salpicaba directamente y tuvo que forzar su dimisión. El Secretario de Estado era una de sus personas más próximas en el Ayuntamiento Rojo de la capital alemana.
El más sonado de lo evasores es el presidente de Bayern de Múnich, Uli Hoeneß, que tenía una cuenta secreta con la que se ahorró unos 3,2 millones de euros en impuestos. Hace un año lo admitió voluntariamente ante Hacienda, pero la Fiscalía bávara de Rosenheim lo encausó a pesar de todo. Su juicio empieza en marzo y podría acabar con una condena de cárcel contra el famoso prócer del primer equipo alemán. Su relaciones con las más altas esferas políticas, mediáticas y deportivas atraen una atención extraordinaria sobre su caso.