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miércoles, 26 de junio de 2013

8 RAZONES POR LAS CUALES HAY QUE SER PESIMISTA Y TENER MALA LECHE



Ocho razones por las que ser pesimista y tener mala leche te ayudan en la vida


Ocho razones  por las que ser pesimista y tener mala leche te ayudan en la vida




De un tiempo a esta parte, debido al auge de la psicología positiva, hemos interiorizado la idea de que ver la vida en positivo es la única manera de alcanzar la felicidad y desenvolvernos en nuestros quehaceres diarios con éxito. El pesimismo y el mal humor se ven siempre como sentimientos negativos que debemos erradicar, y que no traen nada bueno. Pero es una idea que podría estar equivocada.

Recientes investigaciones han puesto en evidencia la idea de que los sentimientos negativos no traen nada bueno a nuestro comportamiento. El profesor Joseph P. Forgas, de la Universidad de Nueva Gales del Sur, ha realizado una revisión de estudios, publicada este mes en la revista Psychological Science, en la que hace un recorrido por las actividades y funciones que realizamos mejor estando tristes o de mal humor. Sus ideas son claras: “El ser humano es una especie temperamental, y nuestros constantes cambios de humor son un instrumento que sirve para dar forma a nuestras estrategias cognitivas y emocionales”.  La tristeza o la ira, siempre que no se conviertan en algo patológico, cumplen su función, y son positivas para realizar determinado tipo de tareas.

1. Mejora nuestra memoria

El mal humor hace que nos concentremos más y estemos más atentos respecto a lo que ocurre a nuestro alrededor. Un experimento realizado en 2009, puso de manifiesto, por ejemplo, que los días de lluvia, cuando la gente está de peor humor, las personas que entraban a una tienda recordaban más aspectos de la misma que cuando entraban en un día soleado. Otros experimentos constataron, además, que la gente que está enfadada o triste en una situación concreta tiende a incorporar menos detalles inventados a su narración de la situación que la gente que está feliz. En definitiva, cuando estamos del mal humor nuestros recuerdos se graban en nuestra memoria de forma más precisa.

2. Somos más rigurosos en nuestros juicios

A la hora de emitir un juicio sobre una situación social, o una persona, caemos en determinados sesgos que influyen sobre nuestra opinión final. La gente de buen humor tiende a ser demasiado entusiasta respecto a sus primeras impresiones, y no pone atención al resto de información que puede obtener. Esto no ocurre cuando alguien está de mal humor, pues examina toda la información concienzudamente.

3. Nos hace menos ingenuos

Por la misma razón por la que el mal humor nos hace ser más precisos en nuestros juicios, nos vuelve más escépticos respecto a la información que recibimos. Varios estudios han demostrado que las personas de mal humor, o más pesimistas, son menos propensas a creer en rumores o leyendas urbanas. Cuando estamos de mal humor somos más detallistas y estamos más concentrados, algo que aumenta también nuestra capacidad para detectar si una persona nos está engañando.

4. Rechazamos los estereotipos

Este escepticismo que caracteriza a las personas que están de mal humor, que no siempre es bueno, es positivo en la convivencia con otras culturas, pues elimina en gran parte nuestra tendencia a guiarnos por estereotipos. En un estudio, diversos participantes, con buen o mal humor, tenían que disparar a una serie de objetivos: unos portaban armas, otros no, y algunos llevaban, o no, un turbante. La gente feliz disparó en mayor número a los objetivos que llevaban turbante, pero no armas, un error en el que no cayeron tanto los participantes de mal humor.

5. Somos más perseverantes

Estar de mal humor tiene determinados beneficios motivacionales. El self-handicapping, el proceso por el cual evitamos esfuerzos con la esperanza de eludir un posible fracaso y el consiguiente daño en la autoestima, es mucho menor en las personas pesimistas. La gente triste o airada es capaz de ser más perseverante en la realización de sus tareas, y obtiene mejores resultados en estas, pues no está dispuesta a abandonar tan fácilmente como la gente que, en ese momento, está de mejor humor.

6. Tenemos ciertas ventajas en nuestra relación con los demás

Aunque instintivamente podemos pensar que la gente que está de mal humor es más desagradable en su trato con otras personas, lo cierto es que es más cuidadosa, educada y atenta en sus estrategias interpersonales. La gente de buen humor suele ser más directa y asertiva en sus respuestas, algo que puede ser positivo en ocasiones (sobre todo en una negociación) pero tiene sus contrapartidas: en determinadas situaciones su actitud puede resultar demasiado atrevida.

7. Somos más equitativos y más justos

Según diversas investigaciones, un estado de ánimo positivo puede aumentar nuestro egoísmo, mientras que los estados de humor negativos hacen que seamos más equitativos en nuestros juicios y, sobre todo, más cuidadosos con las normas externas. Los psicólogos han constatado esto tras someter a los participantes a diversos juegos de roles: por extraño que parezca las personas con peor humor son más respetuosas con las normas morales y tienen mayor propensión a alcanzar un consenso.

8. Somos más persuasivos

La gente de mal humor es más persuasiva e influyente que la gente feliz. Dado que cuando estamos más tristes prestamos más atención a la información externa, nuestra capacidad para generar empatía crece y, con ella, nuestra capacidad de convencer a las personas para que acepten nuestro punto de vista.

FUENTE

miércoles, 8 de mayo de 2013

Los cinco Nobel de Economía que contemplan la salida de España del euro

Algunos de los economistas más prestigiosos ven una difícil salida a la crisis española, y contemplan, cuando no recomiendan, una vuelta a la peseta para acometer una fuerte devaluación y ganar competitividad.
 
El Nobel de Economía da prestigio, pero también autoridad, mal que le pesara a Friedrich Hayek. El pope liberal aseguró, al recibir el galardón en 1974, que estaba «fuertemente en contra» del premio y que ningún hombre debería ser señalado como si fuese una referencia en un tema tan complejo como la economía. Pero lo cierto es que el Nobel ha servido como sello de calidad para distinguir a algunas de las voces más autorizadas en una disciplina que se ha vuelto tan sumamente subjetiva. Por eso cobra tanta relevancia lo que opinen los premiados («hasta que gané el premio no me tuvieron realmente en cuenta», reconoció William Faulkner, que recibió el Nobel de Literatura en 1949).
Por eso, también, es tan importante que ya haya al menos cinco premios Nobel de Economía contemporáneos que han admitido públicamente la posibilidad de que España abandone el euro. El último en hacerlo, James Mirrlees (galardonado en 1996), no sólo lo ve como un escenario posible, sino deseable. La vuelta a la peseta es un tabú consustancial a la actual arquitectura económica del país, pero incluso uno de los precursores del euro, Oskar Lafontaine (exministro de Finanzas alemán), ha apostado por una ruptura de la moneda única para que el sur de Europa pueda recuperarse, advirtiendo que el curso actual la está "llevando al desastre".
Pesimistas o no, estos son los premios Nobel de Economía que no descartan que la moneda única haga agua en España.
Los cinco Nobel de Economía que contemplan la salida de España del euro
James Mirrlees: «España necesita salir del euro»
El premio Nobel de Economía en 1996, James Mirrlees, apuntó ayer, en una entrevista concedida a EXPANSIÓN, que España sólo saldrá a flote fuera de la moneda común. La hoja de ruta sería: «Salir del euro, volver a la peseta e imprimir mucho dinero y usarlo en inversiones públicas deseables y en políticas de empleo».
«Espero que estéis trabajando en cómo salir del euro», espetó. Pero, ¿ésa es la única opción? «Salir del euro es sólo parte de la solución, porque España necesita, también, generar mucha demanda nueva», agregó el Nobel escocés. ¿Y después? «Incurrir en un déficit sustancial» e invertir con fuerza. «Estoy a favor de gastar el dinero en infraestructuras en países con mucho desempleo», añadió.
Los cinco Nobel de Economía que contemplan la salida de España del euro
Paul Krugman: «España e Italia podrían dejar el euro»
El premio Nobel de Economía en 2008, Paul Krugman, asegura que Europa está «cerca del abismo» y se acerca a «un momento de la verdad en el que se tendrá que producir un gran cambio en la política de la zona euro o planificar una ruptura de la moneda única».
En una entrevista en la revista ‘Vanity Fair’, Krugman afirmó que sin un cambio de política monetaria y fiscal España e Italia podrían dejar del euro, Portugal «presumiblemente les seguiría» y Francia «probablemente también saldría». Krugman ha incidido en numerosas ocasiones en que no habrá fórmulas que permitan que se reduzca la tasa de paro de España, la única fórmula que puede permitirle reducir el desempleo pasaría por el sacrificio que debería hacer España al abandonar euro.
En su columna de ‘The New York Times’, Krugman aseguró que "España estaría mejor ahora si nunca hubiera adoptado el euro", aunque reconoció que actualmente el país es "prisionero" de la divisa europea y "no cuenta con ninguna buena opción a su disposición". Y, hablando de opciones, Krugman ve como un posible escenario de futuro una suerte de 'corralito' en España e Italia para evitar la salida masiva de depósitos hacia Alemania.
Los cinco Nobel de Economía que contemplan la salida de España del euro
Joseph Stiglitz: «Se puede ser miembro de la UE sin compartir moneda»
A finales de 2012, en la presentación en España de su último libro, el Nobel de 2001, Joseph Stiglitz, aseguró que si el país finalmente opta por solicitar la ayuda del BCE a cambio de unas condiciones de austeridad como las impuestas en países como Grecia, el país estaría cometiendo un "suicidio". «Se puede ser miembro de la UE sin compartir una misma moneda. Los arreglos de divisas a menudo han sido relativamente a corto plazo", remachó. Y en enero de este año, Stiglitz escribió: «España y Grecia están en una depresión económica sin esperanza de recuperación. Y el pacto fiscal [europeo] no será suficiente».
Christopher Pissarides: «Si España quiebra, será el fin del euro»
El premio Nobel de Economía 2010, el chipriota Christopher Pissarides, aseguró ya en 2011 que «un colapso de España sería un problema muy serio, y podría acarrear el fin del euro como moneda común», dijo en 2011.
Los cinco Nobel de Economía que contemplan la salida de España del euro
Ese mismo año, Pissarides aseguró a ‘El Mundo’ que «si España es rescatada debería volver a la peseta». Y añadía que «desde un punto de vista económico sería lo mejor para todos. Devaluar la peseta un 20% y luego recalcular la deuda y valorar los activos españoles según ese valor. ¿Sería el fin del euro? No. Sólo una suspensión para reajustar el tipo de cambio». Pero recalcaba: «Mi impresión es que el euro sobrevivirá».
Thomas Sargent: «Pueden salir los países más débiles»
El Premio Nobel de Economía 2011 Thomas Sargent no cree que una eventual salida del euro por parte de Grecia implique, necesariamente, el fracaso de la moneda única, y no descarta que el euro pudiera verse fortalecido pese al abandono de algún país.
Los cinco Nobel de Economía que contemplan la salida de España del euro
Uno de los escenarios que contempla es precisamente ése, la salida del euro de los países "más débiles" pero, según puntualiza, es difícil predecir lo qué pasará. Además, al estadounidense Sargent siempre se cuida de criticar los consejos que se dan desde su país: «¿A quién le importa lo que un gobernante de EEUU opine sobre la crisis española?».
Otros, como el Nobel de 2007 Eric S. Maskin aseguran que si España deja el euro, la moneda acabará desapareciendo. Y a alguno, como Edward C. Prescott, en realidad le es indiferente la moneda: «España seguirá en el euro, pero que lo haga o no no cambiará mucho el desempeño de la economía española», dijo en una entrevista a la Universidad Carlos III. En otra entrevista con EXPANSIÓN, el Nobel de 2004 matizó: «El euro no es un factor decisivo, pero sí importante para España». Pero también hay premiados, como Roger B. Myerson (Nobel de 2007), que aseguran que el euro es una idea brillante en la que a España le conviene permanecer.
Si Hayek estaba en lo cierto, España no debe alarmarse, porque ningún hombre debería ser señalado como si fuese una referencia en un tema tan complejo como la economía. El problema es que los postulados de Hayek no han resultado válidos, hasta ahora, en esta crisis. Y los vaticinios, los haga quien los haga –sea Nobel o no-, vaticinios son.