Durante mucho tiempo, la quiebra de estados ha
sido percibida como un problema lejano, propio del llamado ‘mundo en vías de
desarrollo’ (el Sur Global). Hoy no es está para nada lejos, sino frente a
nuestras propias puertas. Una emergencia económica, resultado del
sobreendeudamiento, desafía a la pervivencia misma de la unión monetaria
europea. La devastación social y política en curso amenaza los
tejidos sociales de los países afectados por la crisis. Alemania, sin embargo,
parece quedar a salvo como una economía relativamente exitosa y floreciente.
Pero este no ha sido siempre el caso.
Poca gente sabe que Alemania se benefició de una generosa condonación de
deuda al principio de su ‘milagro económico’. El Acuerdo de
Londres sobre la Deuda Alemana, cuyo sexagésimo aniversario celebramos el
próximo 27 de febrero, es un temprano y casi desconocido
ejemplo de restructuración moderna de deuda soberana, algo muy sorprendente si
se considera su eficacia a la hora de recuperar la sostenibilidad de la deuda
alemana (occidental). Hacia el final de las negociaciones, se canceló la mitad
de todas las deudas de 30 millones de marcos y los remanentes fueron
reprogramados de forma tan inteligente que Alemania nunca tuvo que volver a
afrontar un problema de deuda.
Los niños y niñas alemanes no acostumbran a
aprender nada del Acuerdo en sus clases de Historia y en los medios tampoco se
le da mucha consideración. Sin embargo, hoy sería sabio recordar cómo se previno
una quiebra estatal inminente a través de unas negociaciones oportunas, rápidas,
comprensivas y justas.
El contraste entre el trato histórico dado a
Alemania y el trato dado hoy a Grecia no puede ser más obvio. Alemania se
benefició de una condonación de gran alcance como resultado de la cual su
economía creció de forma rápida y sostenible. Grecia en cambio, está siendo
forzada a ‘consolidarse’ a sí misma a lo largo de una recesión dolorosa y
destructiva que sacude a la sociedad hasta sus mismos cimientos. En 1953, uno de
esos generosos (para Alemania) acreedores fue, por cierto, Grecia, que no tuvo
en cuenta los crímenes de guerra que las fuerzas de ocupación alemanas habían
cometido pocos años antes en suelo griego. Un paralelismo similar se podría
dibujar con España, que también fue de los
países que firmaron el acuerdo para la cancelación de la deuda
alemana.
Pocas restructuraciones de deuda soberana han
permitido de forma tan clara como la de 1953 la transición desde un estado de
endeudamiento crítico hasta una situación en la que la deuda ya no es un
obstáculo para el desarrollo económico y social. El acuerdo es aun hoy uno de
los mejores ejemplos históricos de lo razonable y sostenible que puede llegar a
ser la resolución de una deuda si hay voluntad política.
Vale la pena volver a examinar hoy el caso
‘Londres 53’ como fuente de referencia para las actuales discusiones sobre la
condonación de deuda, tanto en el caso de países del Sur Global como en el
contexto de la crisis de insolvencia de los estados en la Eurozona. ¡Recordemos
este fragmento histórico vital por tanto tiempo olvidado! Y comprometámonos de
nuevo con la responsabilidad de tratar a los países aquejados de
sobreendeudamiento de manera oportuna y justa.
1. ¿Qué es el Acuerdo de Londres sobre la
Deuda?
El 27 de febrero de 1953 se firmó el ‘Acuerdo de
Londres sobre la Deuda’, un pacto extraordinario por el que se cancelaron muchas
de las deudas que Alemania había contraído antes de la guerra. La
excepcionalidad del acuerdo proviene del hecho de que sus firmantes fueran
países que habían estado en guerra tan solo pocos años antes: por un lado, la
nueva y muy endeudada República Federal Alemana (sucesora de la Alemania de
Hitler) y, por el otro, sus acreedores, los Aliados occidentales, encabezados
por el Reino Unido, Francia y Estados Unidos.
2. ¿Qué parte de la deuda alemana fue
cancelada?
Destruida por la guerra, Alemania era incapaz de
pagar su deuda pública externa durante la posguerra. A pesar de algunos acuerdos
previos para la reducción de su deuda de posguerra, sus deudas anteriores al
conflicto seguían siendo enormes e impagables. Cerca del 50% de la deuda alemana
fue cancelada, lo que suponía unos 30.000 millones de marcos o el 150% de sus
exportaciones de 1950. Por lo que respecta al remanente de la deuda alemana, aun
se le concedió un alivio adicional con una reducción del interés en distintas
vertientes. La Conferencia de Londres adoptó una solución comprensiva para
abordar las deudas restantes de Alemania, relativas a dos partes
constituyentes:
- Préstamos que Alemania había tomado durante la República de Weimar para
satisfacer los acuerdos de reparación del Tratado de Versalles de 1919, que ya
habían sido aplazados dos veces y que posteriormente fueron en parte cancelados.
Además, las deudas de otras instituciones públicas y de deudores privados
alemanes sumaban 5.800 millones de marcos, de manera que se fijaron y se
discutieron todas las deudas anteriores a la guerra, que suponían un monto de
13.500 millones de marcos.
- Préstamos que el gobierno federal había recibido de las potencias
occidentales, especialmente de Estados Unidos, para financiar la reconstrucción
tras la Segunda Guerra Mundial.
¿Quién estaba involucrado?
La conferencia sobre las deudas anteriores a la
guerra tuvieron lugar en Londres entre el 28 de febrero y el 28 de agosto de
1952. Participaron en ella veintidós delegados de los países acreedores, el
Banco de Pagos Internacionales (BPI) y representantes de acreedores privados.
Tras las negociaciones estaba el impulso de los Estados Unidos. Durante el
proceso, entre 1951 y 1953, se trató con los firmantes del Acuerdo la deuda
pública y privada que Alemania tenía con entidades públicas y privadas de los
siguientes países:
Bélgica, Ceilán (actual Sri Lanka), Dinamarca,
Francia, Grecia, Irán, Italia, Yugoslavia, Canadá, Liechtenstein, Luxemburgo,
Noruega, Paquistán, Suecia, Suiza, España, Suráfrica, Reino Unido y Estados
Unidos. Hasta 1963, los siguientes países y territorios aceptaron el acuerdo:
Adén, Egipto, Argentina, Australia, el Congo Belga (hoy República Democrática
del Congo), las Islas del Canal, Chile, Finlandia, las Islas Malvinas,
Gibraltar, Israel, Camboya, Camerún, Malta, Marruecos, Nueva Guinea y Nauru,
Nueva Zelanda, Países Bajos, Rodesia del Norte (actual Zambia) y Nyasalandia
(actual Malaui), Austria, Perú, Siria y Tailandia.
3. ¿Qué lecciones extraer para la actual
crisis de Irlanda, Europa y el resto del mundo?
Los pagos negociados para la crisis de la
deuda son posibles.
- El Acuerdo de Londres demuestra que es posible que un conjunto multilateral
de partes interesadas lleguen a acuerdos para una cancelación comprensiva de
deuda, incluso en contextos políticos muy sensibles. El establecimiento de
pactos durante el Acuerdo fue un proceso muy cooperativo. Pese a que se
establecieron seis foros de arbitraje diferentes para tratar los conflictos que
surgían durante las negociaciones del Acuerdo, estos mecanismos de disputa
fueron necesarios en raras ocasiones. A Alemania también se le dio la opción de
“llamar a consultas” si se encontraba con dificultades imprevistas para
movilizar su servicio de deuda. Aun así, no hay registro de ningún requerimiento
de consultas por parte de Alemania.
- Las “directrices para las recomendaciones” establecidas para el Acuerdo
reconocían la necesidad de dispensar un trato humano al deudor. Afirmaba que el
acuerdo debía:
- i) tener en cuenta la situación económica general de la república federal
los efectos de las limitaciones en su jurisdicción territorial; tampoco debía
dislocar la economía alemana con efectos indeseables en la situación financiera
interna, ni drenar en exceso las divisas alemanas existentes o potenciales
(…).
- ii) proporcionar una solución global ordenada y asegurar un trato justo y
equitativo de todas las partes afectadas.
- La impresionante autoconfianza de la delegación alemana quedó demostrada al
conseguir que se aplicara una significativa reducción de deuda e, incluso, al
usar el acuerdo como un instrumento para evitar posibles demandas de reparación
en el futuro. En 1959, el negociador alemán Hermann Josef Abs informó de lo
siguiente: “Solo había un punto imposible de acordar con los acreedores para
añadirlo en el informe final de la conferencia: la cuestión de las condiciones
políticas previas bajo las cuales podíamos llegar al acuerdo sobre la deuda, a
saber, el problema de las reparaciones. (…) Pero en la sesión final, la más
importante, la delegación alemana declaró, de manera muy clara y con toda
seriedad, que Alemania no estaría en posición de firmar el acuerdo sobre la
deuda si todavía tenían que seguir haciéndosele demandas con el nombre de
‘reparaciones’.” Después de 1953, Alemania no efectuó pagos de reparación
del tipo que acordó en 1919.
- El Acuerdo fue tan definitivo que por muchas décadas prácticamente no hubo
discusión alguna, ni interna ni externa, acerca de la cuestión de la deuda
nacional alemana.
El gran tamaño de las deudas y tipos de deuda
considerados
- Una de las características más peculiares del Acuerdo de Londres es que no
solo trató con la deuda del estado alemán y sus distintos predecesores, sino que
también incluyó todas las obligaciones externas de la economía alemana, por
ejemplo, las de individuos y empresas [explicar más]. En interés de un acuerdo
unificado que obligara por igual a deudores y acreedores, se pactó un principio
de trato equitativo para todos ellos. Todos los demandantes tuvieron que aceptar
reducciones equivalentes de interés y demandas de repago. Todos los deudores
privados se beneficiaron del mismo desahogo que los acreedores concedieron a la
república federal con el fin de mantener su capacidad de desarrollo
económico.
- Gracias a las distintas garantías del acuerdo y al generoso nivel de
reducción de deuda, Alemania tuvo muy bajos indicadores de deuda pública y
externa hasta la la recesión de los años setenta. Solo de los ochenta en
adelante, primero debido a los costes de la reunificación y luego a la crisis
financiera global de 2008, la relación deuda/PIB de Alemania se elevó hasta
alrededor del 80%, donde todavía se mantiene hoy.
- El acuerdo contribuyó de manera significativa al boom alemán de los
cincuenta y los sesenta, así como a la rápida reconstrucción de un país tan
devastado.
La cancelación de la deuda es posible si hay
voluntad política
El acuerdo y la generosidad de sus términos
demuestran: