La voz no puede sonar más optimista: “Antes estaba ahogado. Entre la
hipoteca, los préstamos y las tarjetas pagaba 3.000 euros al mes. Ahora, con una
sola llamada, apenas pago 750 euros”. Esta frase bien podría ser representativa
de uno de los muchos anuncios que se emiten día sí y día también en las
principales emisoras de radio del país. En ellos se vende el último
milagro
financiero: la
reunificación de deudas. Sin embargo, detrás de estas
empresas se esconde la
última opción para muchas familias que tienen el
agua al cuello y que están dispuestas a asumir unas condiciones leoninas a
cambio de
ganar algo de oxígeno para poder cuadrar sus cuentas
mensuales.
La fórmula que hay detrás de estas compañías es muy sencilla y pocos o ningún
secreto mágico esconde. Estas firmas juntan en un solo préstamo todos los
compromisos financieros que tiene una persona y los reducen a una sola cuota más
baja. Para ello, una de las claves principales es
diferir el plazo de
amortización. Según datos de un caso real, un individuo que antes tenía que
afrontar pagos de alrededor de 3.000 euros al mes pasa a verlos rebajados a 850,
si bien el plazo de amortización de todos sus compromisos financieros se
extiende de 30 a 55 años.
Otro de los patrones que siguen estas agencias a la hora de renegociar las
deudas de sus clientes es tratar de
unificar los créditos al consumo (que
suelen venir acompañados de unos tipos de interés superiores de media al 10%
TAE) y
agruparlos como créditos hipotecarios (a unos tipos más
reducidos). Por ello, uno de los requisitos imprescindibles para que estas
empresas accedan a estudiar los casos de sus clientes es que estos tengan una
vivienda en propiedad que otorgue margen para entablar una negociación
con préstamos hipotecarios con las entidades bancarias. También se exige que las
deudas no superen más del 70% del valor de la vivienda.
Pero, ¿cuál es el precio real que deben pagar aquellas familias que recurran
a los servicios de estas firmas? Los expertos alertan de la importancia de mirar
con mucho cuidado la
letra pequeña de estos préstamos. El motivo es que,
en muchas ocasiones, la reunificación se hace mediante la conversión en los
llamados
“créditos de interés creciente”. Según estos, el cliente debe ir
pagando unos intereses cada vez mayores a medida que se va ampliando la vida
natural del nuevo crédito.
“En muchos casos hemos comprobado que las personas que acuden a estos
servicios consiguen aire para el medio plazo, pero después vuelven a estar en la
misma tesitura o incluso peor”, apunta
Rubén Sánchez, portavoz de Facua.
Bien es cierto que no todos estos créditos responden a esta tipología. Algunos
se mantienen en el tiempo y el cliente acaba pagando una cantidad fija todos los
meses, que siempre viene acompañada del correspondiente tipo de interés que gana
la reunificadora.
También hay que tener muy en cuenta las
comisiones que la gran mayoría
de bancos aplica por la
cancelación de las deudas que el cliente había
contraído con su banco de turno en un primer momento. El conjunto de ellas
también se repercute directamente en el cliente, por lo que pasan a engrosar el
nuevo crédito unificado al que hace frente, previo pacto con la agencia
negociadora en cuestión.
Opción de último recurso
Desde las empresas de asesoramiento financiero -eafis- aconsejan a sus
clientes que sólo recurran a estas compañías en caso de que sea estrictamente
necesario.
Félix González, director de Capitalia Familiar, considera que,
al contrario que los microcréditos, que exigen intereses absolutamente inviables
y están totalmente desaconsejados, estas empresas ofrecen un servicio que sólo
es recomendable para aquellas familias que "estén con
el agua al cuello”.
“No es algo nuevo. Muchas empresas refinancian sus deudas, pero nosotros
aconsejamos que el cliente, antes de contratar nada, se cercione de todos los
requisitos que tiene el nuevo préstamo que está contratando”, añade
González.
Dentro de estas compañías hay empresas que son conocidos habituales, como
Agencia Negociadora o
Freedom Finance, por su constantes
apariciones en anuncios de medios de comunicación. Sin embargo, en el mercado
hay muchas más empresas como
Refinance Solution, Jafir o Consulting
Credit, la gran mayoría de ellas con sede en el extranjero. La proliferación
de estas empresas comenzó desde antes del estallido de la crisis económica, si
bien su mensaje ha ido variando con el paso del tiempo. Donde antes se invitaba
a reunificar deudas para vivir mejor, hoy se apela a una opción que bien
representa un salvavidas para evitar el embargo de su propia
casa.
FUENTE