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jueves, 19 de septiembre de 2013

EL MINISTRO DE EDUCACION ACONSEJA A LOS UNIVERSITARIOS SIN BECA ESTUDIEN FP



Wert aconseja estudiar FP a los universitarios que se queden sin beca



José Ignacio Wert, ministro de Educación

José Ignacio Wert no cree que el apadrinamiento de estudiantes que propusieron hace unas semanas los rectores sea “necesario”, ya que la política de becas del Gobierno “cubre perfectamente” las necesidades de los estudiantes con dificultades económicas. No obstante, el ministro de Educación ha recomendado a los que no puedan acceder a las ayudas que opten por otro nivel educativo. “Siempre existe una alternativa dentro del sistema” para quien no alcance las notas mínimas para acceder a una beca, ha dicho.

En una entrevista con Efe, el titular de Educación ha asegurado que “nadie se va a quedar por razones económicas colgado en la enseñanza secundaria postobligatoria. Hay las alternativas de la FP de grado medio, la de grado superior, el Bachillerato y también la formación universitaria”.

Wert ha insistido en que los requisitos académicos para acceder a las becas no son, “ni mucho menos”, de excelencia, sino “de devolución por parte del estudiante a la sociedad del esfuerzo que ésta realiza para que estudie”. El ministro ha explicado que la exigencia de un 5,5 para la exención de tasas de matrícula universitaria y de un 6,5 para recibir la de renta y la de residencia se basa en análisis “rigurosos” de los rendimientos de los estudiantes que no alcanzan esas calificaciones.

El titular de Educación ha insistido en que su política consiste en “becas más generosas” que tienen en cuenta la situación económica y el aprovechamiento académico. A menor renta, resume el ministro, existe mayor cuantía de la beca; y también a mayor rendimiento, mayor cuantía. Un sistema perfectamente entendible a su parecer, sobre todo porque el sistema vigente hasta ahora “había perdido completamente de vista” que las becas también son política educativa.

Por otro lado, respecto a la reducción de alumnos que reciben ayudas ministeriales de libros y material escolar, Wert ha precisado que éstas, al contrario que las becas generales, no se conceden por circunstancias económicas familiares desfavorables, sino que pueden ser “universales”. 

Las ayudas para libros y material son competencia de las administraciones educativas de las comunidades autónomas, ha especificado, y algunas decidieron dar carácter universal a la cobertura de los libros de texto mientras que otras impulsaron políticas de préstamo. Wert ha concluido defendiendo como algo “positivo” el hecho de que algunas regiones estén fomentando la reutilización y el préstamo de libros de texto.
FUENTE

sábado, 24 de agosto de 2013

UNIVERSITARIOS PODRAN PAGAR FRACCIONADA MENSUALMENTE LA MATRICULA

Los alumnos podrán pagar fraccionada mensualmente la matrícula universitaria



 


Actualmente cada alumno abonaba la matrícula en dos plazos, uno por cuatrimestre
Los alumnos de las universidades públicas de la Comunitat Valenciana podrán pagar el próximo curso por primera vez la matrícula universitaria mensualmente de forma fraccionada, según un comunicado de la Generalitat.
El consejo valenciano de universidades acordó el pasado mes de julio incluir en la actual ley de Medidas Fiscales la posibilidad de que, a petición del alumno, se puedan abonar las tasas de forma fraccionada durante el periodo que dure el curso lectivo.
De este modo, los estudiantes universitarios tendrán la opción de sufragar su matrícula en abonos fraccionados desde el mes de septiembre hasta el mes de mayo, cuando hasta el momento sólo se podía fragmentar el pago en dos plazos, uno por cada cuatrimestre lectivo.
Para ello, la Generalitat ha llegado a un consenso con las universidades con el objetivo de "ayudar al alumnado a asumir el gasto de sus estudios y facilitarle el pago de la matrícula", según las fuentes.
Por otra parte, los precios de los créditos para los nuevos grados o créditos ECTS serán: 16,31 euros para los grados con nivel de experimentalidad 1, es decir los títulos de Humanidades; 17,6 euros para los de nivel 2, como son las Ciencias Sociales y Jurídicas; 19,3 euros para las Científicas o nivel de experimentalidad 3; 23,84 euros para las Ingenierías o nivel 4 de experimentalidad, y 24,9 euros para las de Ciencias de la Salud, de nivel 5.
Estos precios continúan representando "un porcentaje muy bajo del coste real de los estudios universitarios", dado que la Generalitat continúa asumiendo el 80 % del coste real de estos estudios, destacan las fuentes.
Éstas han informado de que la Conselleria de Educación prevé mantener el "esfuerzo económico" en becas universitarias realizado durante el curso 2012-2013, en que se ha destinado un total de 16,5 millones de euros en becas, multiplicando por ocho el presupuesto destinado a esta partida con respecto al curso 2011-12.
Estas becas han beneficiado a más de 50.000 universitarios que han quedado exentos de pagar tasas, es decir un 37 % del total de los alumnos, y por primera vez la Conselleria ha destinado un millón de euros a becas dirigidas a atender situaciones sobrevenidas, beneficiando a 600 universitarios.

miércoles, 19 de junio de 2013

30.000 UNIVERSITAROS, SERAN EXPULSADOS POR IMPAGO


Más de 30.000 universitarios al borde de la expulsión por impago

 

La subida de tasas académicas y la restricción de las becas acorralan a los universitarios en plena crisis


Clase impartida en el rectorado de la Complutense en apoyo a los alumnos encerrados por no poder pagar la matrícula. / Uly Martin
 
Al menos 30.000 estudiantes universitarios (un 2,3% del total) corren riesgo de ser expulsados de los campus españoles por no poder pagar las matrículas. Esta es otra de las consecuencias de la crisis y los recortes. Las universidades han perdido más de 1.240 millones de euros desde 2008 y en paralelo han aumentado las tasas —hasta 540 euros más de media en primera matrícula—, y se han concedido menos becas al endurecerse los requisitos académicos —del 5,5 de nota media ahora se pide un 6,5—. Y ello en un momento en que la crisis se está cebando con muchos hogares y más estudiantes necesitan ayuda para poder estudiar. Este jueves los vicerrectores de estudiantes de los campus españoles se reunirán en Madrid con los impagos como plato fuerte, aunque muchas universidades ya han buscado soluciones eventuales para este curso. El Ministerio de Educación, por su parte, no tiene previsto un encuentro con los rectores para tratar el asunto.

La cifra de alumnos morosos todavía no es definitiva. Los 30.000 forman parte de la radiografía de este momento, pero los números pueden variar a la baja —algunos podrían pagar in extremis a final de curso para evitar la anulación de su expediente y no tirar por la borda el esfuerzo de meses— pero también al alza: algunas universidades no han incluido todavía en sus estadísticas a los estudiantes a los que se les ha denegado la beca (en Cataluña todavía se están resolviendo las últimas). Esta es una de las causas que pueden disparar aún más la morosidad. Solo unos ejemplos: en la Universidad de Sevilla un 15% más de los alumnos se han quedado sin beca (13.000), en Cataluña las denegaciones han crecido un 20%, mientras en Salamanca han pasado del 38% al 45% (5.853 estudiantes).
Las universidades han perdido más de 1.240 millones de euros desde 2008

Gloria Blanco es uno de estos casos que, por el momento, no aparecen en las estadísticas oficiales. Está en 2º curso de Trabajo Social de la Universidad de Barcelona y en abril le llegó la notificación de la beca denegada por no cumplir los requisitos académicos: no alcanzaba el 90% de créditos aprobados el curso anterior. “Es injusto. Fue por una asignatura, además de que era de evaluación continua y suspendí solo una de las pruebas. 

¡Se supone que debería contar la media!”, se queja esta joven de 26 años que hace un par de semanas decidió abandonar la carrera. Tenía que pagar 800 euros de la matrícula que no tenía. Acabó las clases y los trabajos, pero no se presentó a los exámenes.

La estudiante vive en Santa Coloma de Gramenet con su abuelo y sus dos hermanas de 22 y 25 años. Subsisten con la pensión del abuelo, unos 600 euros. Las hermanas hacen cursos de formación, pero llevan paradas año y medio. Gloria se queja de la poca información y ayuda recibidas por la universidad. “Fui a secretaría porque no quería dejar la carrera, pero no me ofrecieron ninguna solución”, lamenta la joven.

Sea como sea, la cifra de 30.000 estudiantes universitarios —resultado del conteo hecho por EL PAÍS a partir de los datos facilitados por todos los campus públicos, a excepción de algunos centros pequeños, donde el plazo de pago no ha finalizado— pone de relieve una nueva problemática que amenaza con agravarse con la reforma de las becas anunciadas por el Gobierno, que puede dejar a muchos más estudiantes sin ayudas.

El caso más gráfico es el de la Universidad Nacional a Distancia (UNED) con 10.500 impagos entre alumnos que no solicitaron beca. “El porcentaje de morosos no ha variado aún respecto al año pasado, pero ahora nos van a llover los casos de gente que no puede hacer frente a las tasas”, cuenta Álvaro Jarillo, vicerrector de Estudiantes. Solo 10.402 de los 32.000 estudiantes que pidieron beca la han obtenido, frente a los casi 15.000 del pasado curso, un 31% menos.

País Vasco ha creado un fondo de 250.000 euros para este tipo de situaciones.

Algunas cifras de otras universidades o comunidades autónomas permiten hacerse una idea de la magnitud del problema de los impagos. En Madrid, donde las matrículas se han incrementado un 38% de media, los campus admiten que hay unos 7.000 estudiantes que no han podido hacer frente al pago de las tasas. En Cataluña hay contabilizados al menos 3.000 casos —el triple que hace tres años—, lo que eleva el impago a unos tres millones de euros. En esta comunidad las matrículas subieron hasta el 67% y, pese a que la Generalitat implantó una escala de precios que varía según la renta familiar, la morosidad no se ha frenado.

En las universidades andaluzas contabilizan al menos 5.700 alumnos morosos. En la Universidad Politécnica de Valencia dicen que son 656, en el campus de Oviedo, un millar; en la del País Vasco admiten 241; en Castilla-La Mancha contabilizan 377 o en el campus de A Coruña, 160.

El impago de las matrículas comporta irremediablemente la expulsión del estudiante de la universidad. Se trata de una expulsión administrativa, ya que aunque el alumno puede continuar yendo a clase e incluso realizar los exámenes, se le veta el acceso al campus virtual y no se le rellena el acta con las notas, así que no puede matricularse al año siguiente ni pedir el título ni ningún certificado académico.

Tras la protesta en la UCM, se ha creado la Plataforma de Afectados por las Tasas
Estas bajas administrativas pueden aplicarse de forma escalonada, pero en la Complutense de Madrid, se hizo de forma simultánea, y sin previo aviso, a 3.193 alumnos que no habían pagado las matrículas. La medida soliviantó a los estudiantes, que se encerraron durante días en el rectorado. Finalmente, el campus se avino a ampliar el plazo de pago hasta septiembre y repartir los recibos hasta en cuatro abonos. Según los últimos datos de la UCM, había 2.673 alumnos que seguían sin pagar parte o toda su matrícula cuando se abrió ese periodo excepcional. De ellos, 552 se apuntaron a fraccionarlos y 70 manifestaron que no podían pagar. La Complutense no ha aclarado qué ha ocurrido con los 2.051 restantes, si se han dado de baja por no poder pagar o si son alumnos que se borraron a principio de curso antes de abonar la matrícula. La cifra regional varía según dónde se sitúen esos alumnos sobre los que la Complutense guarda silencio.

Tras la protesta en la UCM, se ha creado la Plataforma de Afectadas por las Tasas (PAT) que apenas echa a andar con pequeños grupos en Madrid, Barcelona, Sevilla y Bilbao. Su objetivo es que “se activen los campus virtuales a los alumnos expulsados y hacer presión para que no se eche a nadie por motivos económicos”, explica Carla Ten, estudiante de ingeniería biomédica de la UB y miembro de la PAT en Barcelona. Y, a largo plazo, añade, pretenden lograr una universidad gratuita.

Ante este grito estudiantil de ayuda, algunos rectorados han decidido activar fondos sociales. Muchos alumnos se han encontrado con problemas sobrevenidos. “Su situación económica o familiar se ha deteriorado rápidamente en los últimos meses, ya sea porque los padres están desempleados, porque se han quedado sin prestaciones o incluso por el fallecimiento de los progenitores”, explica Sílvia Carrasco, vicerrectora de estudiantes de la Universidad Autónoma de Barcelona. Este campus ha sido uno de los pioneros a ofrecer estas ayudas especiales. Bautizadas con el nombre Beca Finestreta, cuenta con una dotación de 320.000 euros y beneficia a unos 150 alumnos.

Iniciativas como están surgiendo como setas en toda España. En la Universidad de Valencia están detectando “casos muy graves, desde fallecimientos o depresiones familiares a desempleo sobrevenido”, señala su delegado del rector para Estudiantes, Daniel González. El campus ha cuadruplicado las becas propias. El fondo social de la UNED para casos sobrevenidos no ha parado de crecer. En 2001 destinaban 57.000 euros para 226 solicitudes y ahora ya van por 846.000 euros para 3.760 alumnos. “Nos vamos a quedar cortos”, asevera Jarillo.

La del País Vasco ha creado un fondo de 250.000 euros para este tipo de situaciones. La ayuda es en metálico, pero no se descarta que tengan que “desarrollar actividades en favor de la universidad”. “La idea no es que ocupen puestos de trabajo. Por ejemplo, pueden orientar a los estudiantes de Erasmus que llegan a la ciudad. O si hay una feria en la que se explica el proyecto educativo de la universidad, pueden echar una mano”, abunda Maite Zelaia, su vicerrectora de estudiantes.

Para septiembre A Coruña ha creado un depósito de 115.000 euros y Málaga de 810.000 euros. Algunas han ampliado los plazos. La de Alcalá de Henares ha optado por el pago fraccionado mes a mes. La matrícula, que ronda los 1.500 euros, se podrá abonar en 10 meses. “Estas medidas son parches para que se ocasione el menor perjuicio posible a los estudiantes”, señala Santiago Fernández, vicerrector de Coordinación y Comunicación de Alcalá de Henares, “pero es el ministerio el que debería potenciar una política de becas adecuada, como ha pedido nuestro rector. No deberían subir más las tasas e incluso en algunos casos, como los másteres de investigación, tendrían que bajarlas”.

Algunas administraciones han decidido crear una dotación extra para situaciones sobrevenidas. La Comunidad Valenciana distribuirá un millón de euros entre los 600 estudiantes que han concurrido a la oferta extraordinaria de becas. Cataluña dispone de seis millones de las Beca Equitat. “Hemos decidido dejar abierta la convocatoria para todo lo que pueda suceder durante el curso”, justifica el secretario de Universidades catalán, Antoni Castellà, quien aplaude la iniciativa de las universidades, pero matiza. “Cualquier ayuda es buena, pero quien cuenta con el grueso del dinero es la administración”. También toman las tiendas municipios como Alameda (Málaga, 5.000 habitantes), el Ayuntamiento destinará 20.000 euros para sufragar las matrículas de los jóvenes del pueblo.

Donde no llegan ni Gobiernos ni universidades, está llegando el ingenio universitario. A finales de mayo, la Facultad de Educación de la Universidad de Valladolid puso en marcha la campaña Matrícula entre todos, que consistía en vender 500 bolígrafos al precio de dos euros para destinarlo a ayudar a los alumnos con problemas económicos. Para finales de este mes, el sindicato de CC OO de la Universidad de Castilla-La Mancha ha organizado un concierto solidario con el que espera recaudar 150.000 euros para dar un balón de oxígeno a estos 377 estudiantes que no han abonado el último plazo de la matrícula.

sábado, 8 de junio de 2013

MAS DE 1.000 UNIVERSITARIOS GALLEGOS EXPULSADOS POR IMPAGO DE LAS TASAS


Más de mil universitarios gallegos pueden ser expulsados por impago

A Coruña y Vigo aprueban fondos para ayudarlos y Santiago ya no tienen recursos



Detrás de cada número hay una historia diferente, pero seguramente muchas tendrán en común la dichosa crisis y sus perniciosas consecuencias. Aunque Galicia no ha subido las tasas universitarias en primera matrícula, el aumento de los precios de las siguientes convocatorias, el endurecimiento de los requisitos de las becas del Ministerio de Educación este curso y la difícil situación por la que pasan muchas familias han elevado los impagos de matrícula en las tres universidades, que actualmente afectan ya a más de un millar de alumnos. En estos momentos hay en concreto 1.170 alumnos que, de no pagar sus tasas, se verán obligados a abandonar sus estudios. Y es que para poder matricularse en el curso siguiente o para realizar otro trámite administrativo es necesario no tener pagos atrasados.

Los datos más llamativos son los de la Universidade da Coruña, ya que aunque confían en que las cifras bajan en las próximas semanas, han pasado de 79 a 194 impagos en un año. El rector de la UDC, Xosé Luís Armesto, recuerda que «non sabemos as situacións persoais de cada alumno pero detrás de moitos impagos está o paro familiar», informa María Vidal. En la Universidade de Santiago, aunque también con datos provisionales, la subida es significativa, pasando de 314 estudiantes a 500 en el curso actual. 

Finalmente, en Vigo el repunte se produjo el pasado año, con 601 alumnos pendientes de pagos de matrícula tanto en grados como en las viejas licenciaturas, y este año la cifra bajó a 476.

Una parte del pago

En muchos casos los alumnos no deben toda la matrícula sino algún plazo de la misma. Por ejemplo, en la Universidade de Vigo están afectados por impago 476 alumnos, el 2,16 % del total, pero la cantidad que adeudan es solo el 1,05 % del importe de lo recaudado en matrículas, es decir, que han abonado parte de las tasas. En Vigo la institución académica tiene aún pendiente de cobro 151.000 euros. En Santiago, por ejemplo, se reclamó a 2.553 alumnos y ya solo 500 están pendientes de pago.

viernes, 31 de mayo de 2013

ESTUDIANTES UNIVERSITARIOS, ATRAPADOS EN CREDITOS SIN PODER PAGAR


El paro atrapa a los posgraduados que pidieron créditos universitarios

Decenas de estudiantes que debían devolver el préstamo en dos años no pueden porque no tienen trabajo

“En este Estado de excepción, pedimos una moratoria”


Ana Belén Sierra no puede pagar el crédito que pidió para estudiar un máster de Arqueología. /PACO PUENTES
Muchos no tienen dinero ni para pesarse en la farmacia, pero en este 2013 los 2.235 estudiantes de máster y doctorado que en el curso 2010-2011 pidieron al Ministerio de Educación un Préstamo Renta Universidad ICO tendrán que empezar a pagar unos 300 euros mensuales sí o sí. No importa si han encontrado trabajo, se comprometieron y ha llegado la hora. Con seis millones de parados ocupar un puesto es casi un milagro y eso que hace meses que renunciaron a uno acorde a su formación y buscan lo que sea: camarero, teleoperador, cajero de supermercado… Por eso hoy lanzan la Plataforma de Afectados por los Préstamos Universidad ICO que pretende llamar la atención sobre su desesperada situación.
El ministerio es consciente de la gravedad del problema y se compromete a estudiar una solución pero carece de datos de morosidad. “Hasta final de año no tendremos un seguimiento fiscal de impagos, pero hay gente que se está poniendo en contacto con nosotros”. Y señalan la complejidad que supone que existan tantos actores implicados: Educación, que adelantaba el dinero de estos préstamos, el ICO, que los encauzaba, las entidades bancarias, que operan como intermediarios y los 2.235 deudores. Fuentes del ICO afirman que el instituto es un mero gestor y que actuará siguiendo las directrices que marque el ministerio.
Los afectados destacan que ellos quieren pagar sus créditos, pero en pleno “Estado de excepción” reclaman una moratoria hasta que la crisis amaine o que se les aplique las condiciones de préstamo de los años anteriores. Cuando este crédito nació en 2007, se estableció que los deudores comenzarían a devolverlo a partir del tercer año o cuando ganasen más de 22.000 euros al año —al estilo anglosajón— , sin intereses y en 15 años. Pasada esa fecha, si no habían conseguido pagarlo por bajos ingresos, se anulaba. El aval era el Estado.

El ministerio es consciente de la gravedad del problema y se compromete a estudiar una solución
En 2010-2011, las cláusulas se endurecieron: sería un crédito a empezar a pagar obligatoriamente pasados los dos años si se trataba de un máster de un año, (tres años si era de dos) y en un plazo de cuatro con un crédito máximo de 15.600 euros para los de un año, 28.000 los de dos. El pasado curso y por sorpresa el Gobierno popular clausuró estos préstamos universitarios.
Todos los entrevistados para este reportaje coinciden en lo mismo: “Nos dijeron que era fundamental formarse para encontrar trabajo y ahora estamos sin empleo y con una deuda a cuestas”. Las hermanas Celia e Irene Alonso no son gemelas pero como si lo fuesen. Tienen 28 y 27 años, son arquitectas técnicas y han cursado dos másteres: prevención en riesgos laborales con el título de las tres especialidades y de gestión integral en la edificación, también laureadas en las dos ramas. Su padre es pensionista, su madre regenta un bar que no vive su mejor momento en Las Cabezas de San Juan, una localidad cercana a Sevilla, y la familia tiene un crédito de 1.000 euros mensuales pues hipotecaron su casa para comprarse “un campito”. Así que los 600 euros de las hermanas Alonso son inasumibles para el clan. “Mi padre está muy preocupado de que nos metan en la lista de morosos y que el día de mañana no podamos pedir otro préstamo. Porque en el banco nos han metido miedo”, cuenta Celia. Para colmo de gastos, 1.400 euros más este año para convalidar el grado de Bolonia presentándose a tres asignaturas más.

“Nos dijeron que era fundamental formarse para encontrar trabajo"
En este tiempo solo han encontrado trabajo parcial como dependientas de una tienda de deportes por 350 euros. Lo han gastado en desplazarse de Las Cabezas a Sevilla para sus estudios. “El poco dinero que tenemos lo vamos a gastar en septiembre. Nos vamos a Manchester a probar suerte. Tenemos una amiga que trabaja allí en hostelería. La idea es mejorar el inglés y cuando lo dominemos buscar trabajo de lo nuestro”, prosigue Celia, que no pierde el optimismo.
Pocas letras puede asumir la bióloga Mamen Carrillo, que trabajaba dando cursos a desempleados hasta que llegó la crisis. Se fue a Cádiz a cursar un máster en acuicultura y pesca —“siempre quise trabajar en algo relacionado con el mar”— y solicitó el máximo para su manutención fuera. A falta de trabajo ha vuelto a Granada con sus padres y su única fuente de ingresos son los 550 euros que cobra durante estos tres meses de la campaña de la declaración de la renta. “Encima, según el plan de amortización tenía que pagar 300 euros y me están pasando 335. Llamo al banco y me dicen que ellos no saben nada. En mi casa solo entra el sueldo de mi padre y tengo una hermana estudiando”.

"Me sorprende la poca flexibilidad que tiene actualmente el ICO con  27% de paro
David Martín es el promotor de la plataforma que comenzó a gestarse el viernes pasado y cuenta ya con 100 interesados en las redes sociales.“Para algo me tenía que servir haber estudiado un máster en Comunicación”, bromea este periodista hiperactivo. Vive “de sofá en sofá” en casa de amigos. No tiene relación con su familia y se indigna cuando recuerda la contestación que le dio un funcionario del ICO cuando anunció que no podría costearlo: “Que te lo pague tu madre”. Fue técnico de sonido antes de la crisis, trabajó de becario tras el máster en una empresa de publicidad que quebró y desde entonces la nada. Ahora he encontrado un minijob y está feliz: “Tres horas diarias en verano en el mantenimiento de un hotel”.
“Sabía lo que estaba firmando. No me engañaron ni nada de por el estilo. Simplemente me sorprende la poca flexibilidad que tiene actualmente el ICO, dadas las circunstancias actuales de 27% de paro y casi un 60% entre los jóvenes”, se lamenta David. “Al fin y al cabo se trata de un préstamo estudiantil. El Gobierno de entonces vendió muy bien el crédito, aunque luego por debajo de la mesa endurecieron sus condiciones”.
Como las Alonso, el periodista Pablo González, de 31 años, ha hecho las maletas y está en Alemania desde hace dos meses tras ser becario en la oficina de Al Jazeera en Madrid que cerró. Tiene un miniempleo de 450 euros y con las generosas propinas y algo que le pasa su madre, técnica de laboratorio y viuda, sale adelante. Los bancos les proponen aceptar un trasvase a un crédito personal con un interés mayor y a Pablo no le convence: “Eso es un parche. ¡No sé qué va a ser de mí en dos años!”.
Otro periodista, al que llamaremos Antonio, a falta de trabajo tras estudiar un posgrado de televisión, ha aceptado una beca de la Universidad de Tel Aviv que le permite sobrevivir pero, ni en sueños, pagar la cuota. “En el banco me dicen: ‘Ni lo intentes pagar. No tienes un duro y no pueden meterte mano”.

“Si fuesen 100 euros podría pagar”


Ana Belén Sierra, del popular barrio de Triana en Sevilla, estudió Historia del Arte con becas y aspiraba a cursar con ayuda un máster en Arqueología profesional. A mitad de año le falló la beca y se la denegaron por “falta de méritos académicos”. “No me lo esperaba. Me planteé: ‘¿Qué hago, lo dejo después del esfuerzo o pido un crédito?’. Y lo solicité”, cuenta esta andaluza de 28 años. Desde septiembre de 2011 sus dos únicos trabajos han sido precarios: dos meses ganando 250 euros mensuales por hacer pizzas y coger el teléfono seis días a la semana durante dos horas y media, y una beca en un museo de 300 euros mensuales. “En los supermercados me decían: ‘Es que tienes demasiada formación’. Y yo les respondía: ‘Ya, pero es que también tengo necesidad de comer’, así que he llegado a esconder mi currículo para trabajar, pero entonces no te llaman porque no tienes experiencia”.
El 17 de junio, Sierra tiene que empezar a pagar 250 euros mensuales y ya ha avisado al banco de que no tiene forma de hacerlo. “Si fuesen 100 euros entre mis ahorrillos y mi familiapodría hacerle frente”. Está estudiando inglés para mejorar su currículo y quizá emigrar.
Cecilia de León, de 27 años, terminó en 2009 Arquitectura Técnica en la Universidad de La Laguna (Tenerife). Visto el parón en la construcción optó por hacer el grado en ingeniero de edificación y un máster para ser profesora de secundaria.
“Mi beca de trabajo de 600 euros en una empresa de obras públicas se termina esta semana. Así que voy a poder pagar los 336 euros dos meses más y fin. No tengo de dónde sacar ese dinero”, adelanta De León.