Hasta hace pocos meses, la creencia de que los metales preciosos eran un
valor seguro en los periodos de gran volatilidad e incertidumbre y ofrecían
protección ante las presiones inflacionistas era un mantra para el mercado. Sin
embargo, llegaron los bancos centrales, con sus agresivas políticas monetarias,
especialmente las de Japón, y dieron la vuelta a todos los manuales.
El oro ha dejado de ser un remanso de paz para los inversores. Desde
abril se ha podido ver cómo su precio ha subido a la montaña rusa y ha sufrido
fuertes correcciones. Tradicionales gurús de este activo, como George Soros,
han puesto pies en polvorosa y fondos cotizados como el SPDR Gold
Shares, el mayor respaldado por oro físico, han caído más de un 15% desde el 1
de abril.
La pregunta ahora es: si los tradicionales termómetros de la economía han
dejado de ser fiables en un entorno de intervención absoluta del mercado, ¿qué
queda? Expertos como el profesor Kent Moors, que ha trabajado como asesor en
materia de energía para los gobiernos de Estados Unidos, Rusia, Iraq,
Kazajistan o Kurdistan, así como para las mayores empresas del sector, lo tiene
claro:
el petróleo es el “nuevo patrón oro”. “Lo que está ocurriendo es
diferente al clásico apetito por el riesgo. El oro ha caído más de lo que han
subido el resto de mercados, con lo que lo que está ocurriendo va más allá de
tratarse de la parte inversa del llamado proceso de búsqueda de refugio”,
asegura en un artículo en Money Morning.
El petróleo no sigue el 'rally' del resto del mercado
De esta manera, si se miran los precios del petróleo, el
Brent, de
referencia en Europa, ha caído un 14% desde los máximos de febrero, mientras que
el Texas, de referencia en Estados Unidos ha descendido un 5% desde el pico de
enero. Además, el
rally experimentado desde el 4 de abril por los
mercados cuando el Banco de Japón anunció su objetivo de duplicar su masa
monetaria para elevar la inflación al 2%, no se ha dejado notar en el crudo y,
de hecho, el
Brent cae un 2% desde entonces y el Texas apenas sube un
0,3%.
“El
Brent hoy está en
backwardation –los precios al contado se
encuentran más elevados que los precios a futuro- y es algo normal en
entornos de incertidumbre de demanda”, explica Daniel Lacalle, gestor de
Ecofin. A su juicio con los mercados completamente patas arriba y los inversores
tirando a todo lo que se mueve, el petróleo es el único indicador que puede
servir para hacerse una idea de cómo está realmente la economía, ya que se
descuenta una menor demanda en el futuro, consecuencia de unas pobres
expectativas de crecimiento, lo que lastrará los precios hacia abajo.
Pero también se puede dar la interpretación contraria si se tiene en cuenta
la
fuerte correlación que existe entre el dólar y el crudo. En este
sentido, Daniel Álvarez, analista de XTB, explica que los precios del petróleo
están, por un lado, “bastante influenciados por la situación de desaceleración
del crecimiento de los países emergentes”, como se ha visto esta semana con la
rebaja de previsiones del Fondo Monetario Internacional sobre el PIB de China
del 8% al 7,7% o de las estimaciones de la OCDE. “Pero, por otro, el factor más
importante que tenemos es la posibilidad de que los
QE (estímulos
monetarios) en Estados Unidos vayan a finalizar o, por lo menos, a suavizarse,
porque esto va a generar una fuerte apreciación del dólar y, por lo tanto, una
caída de las materias primas”, asegura el experto, que ve el barril
Brent
en 90 dólares desde los 101 dólares actuales.
No obstante, en el juego de los precios del crudo inciden varios factores.
Por un lado, la
demanda de los países importadores. En este sentido, una
apreciación del dólar a medio y largo plazo beneficiaría a las economías
emergentes, que han perdido competitividad con la debilidad provocaba
artificialmente al billete verde. En este supuesto, las importaciones de crudo
aumentarían presionando al alza los precios.
Por otro lado, la
oferta siempre está condicionada por las tensiones de
Oriente Medio y, aunque la situación en estos momentos está aparentemente
estable, un nuevo foco de conflicto puede estallar de un momento a otro.
“A día de hoy,
todo lo que hay encima de la mesa es bajista, pero es
fácil que salte algún catalizador para un giro del mercado”, explica Álvarez.
“Recomiendo esperar un poco para entrar, porque es factible que el petróleo
sufra una corrección suave y cuando se confirme el calendario de la Reserva
Federal (Fed) una caída más profunda. Mientras no pierda el soporte de los 90
dólares mantendrá la tendencia lateral, pero si lo pierde habrá que pensar en un
posicionamiento de cortos hasta que los emergentes mejoren”, concluye el
analista. Por ahora no aconseja al inversor minorista jugar en este sector por
la elevada rentabilidad y si lo hace, una opción es a través de fondos
referenciados al precio de las materias primas, pero con una posición muy baja
en la cartera y siendo consciente del riesgo que asume.
Un ejemplo es el
Lyxor ETF New Energy D EUR, que reproduce la
evolución del World Alternative Energy CW Net Total Return con un patrimonio de
más de 55 millones de euros y que se revaloriza en 2013 un 22%. También el
Lyxor ETF Stoxx Europe 600 Oil & Gas EUR, que reproduce la evolución
del índice Stoxx Europe 600 Oil & Gas Net Return, y sube en 2013 un
3,7%
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