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miércoles, 12 de febrero de 2014

ESPAÑA: LA REVISION DE LOS ALQUILERES YA NO ESTARA LIGADA AL IPC


La revisión de los alquileres deja de estar obligatoriamente ligada al IPC

  • (acontecimientos)

Propietario e inquilino pueden pactar la renta del piso arrendado, así como su duración





La revisión de los alquileres deja de estar obligatoriamente ligada al IPC
Los años del «boom» inmobiliario impulsaron la ya habitual preferencia de los españoles por la vivienda en propiedad, en detrimento del mercado del alquiler. Históricamente, el porcentaje de inmuebles comprados se ha situado en torno al 75%, aunque a comienzos de la década del 2000 este superó el 80%. Sin embargo, la crisis económica y las dificultades de acceso al crédito han provocado un profundo viraje en esta tendencia, lo que ha acercado a España al resto de los países del entorno.
Según las últimas cifras distribuidas por el INE (Instituto Nacional de Estadística), el porcentaje de inmuebles en alquiler se incrementó desde suponer el 11,4% del censo de 2001 hasta el 13,5% en el de 2011. Se trata de un porcentaje reducido, pero que el Ejecutivo prevé impulsar. Para ello, y para dotar de equilibrio la necesidad de incrementar el número de viviendas en alquiler y las garantías de los propietarios y propiciar la puesta a disposición de los inmuebles en el mercado del alquiler, el Gobierno puso en vigor una serie de normas para flexibilizar y mejorar el atractivo de los arrendamientos. Ana Sacristán, abogada responsable del departamento inmobiliario de Rödl & Partner en España, recuerda algunas de las principales modificaciones.

Acuerdo de las partes

Una de las novedades más importantes para flexibilizar el importe es la que establece que la actualización de la renta y de la fianza se regulará conforme a lo que establezcan las partes en el contrato y en su defecto por el Índice General Nacional del Sistema de índices de Precios de Consumo (IPC), recuerda Sacristán. Hasta la reforma actual de dicha normativa, dicha actualización se producía por el IPC sin posibilidad de otro pacto.
Esta medida se une a la introducción de medidas para fijar la duración del contrato, que se puede pactar libremente por las partes. En los casos de contratos con duración pactada inferior a 3 años se prolongarán anualmente hasta que el arrendamiento alcance una duración mínima de 3 años (en lugar de los 5 hasta ahora vigentes), salvo que el inquilino manifieste con 30 días de antelación su voluntad de no renovarlo. Una vez transcurridos estos 3 años de duración del contrato, se prorrogará por 1 año más, siempre que ninguna de las partes manifieste que quiere resolver el contrato con 30 días de antelación (en lugar de 3 años más como antes de la reforma).

Resolución de los alquileres

Estas medidas de flexibilización también contemplan la posibilidad de recuperación de la vivienda por parte del propietario para su propio uso, el de sus hijos o padres, así como para su cónyuge en casos de separación judicial, divorcio o nulidad, en cualquier momento de la vigencia del contrato y siempre que haya transcurrido 1 año de duración del mismo. Para ello tendrá que preavisar al inquilino con 2 meses de antelación.
Además, el inquilino podrá resolver el contrato una vez que hayan transcurrido 6 meses de duración del mismo, en cualquier momento con un preaviso de 30 días. En este caso, se puede pactar una indemnización de un mes de renta en vigor por cada año del contrato que reste por cumplir.

martes, 22 de octubre de 2013

MONTORO PIDE OLVIDAR LA SUBIDA DE SUELDOS PORQUE EL BAJO IPC MEJORARA EL PODER DE COMPRA


Montoro pide olvidar la revalorización de sueldos porque el bajo IPC mejorará el poder de compra
Montoro entrega el proyecto de Presupuestos Generales del Estado (PGE) 2014


  El ministro de Hacienda y Administraciones Públicas, Cristóbal Montoro, ha enviado un mensaje a las empresas al pedir que se olviden los "viejos debates" de revalorización de salarios porque el bajo nivel de precios supondrá ya una mejora en la capacidad de compra de los trabajadores.

   "Los viejos debates de revalorización no tienen ningún sentido", ha señalado Montoro en el debate de las enmiendas a la totalidad que se celebra en el Congreso, tras recordar que el bajo nivel de precios llevará "con toda seguridad" a un IPC por debajo del 1% a final de año.

   "Es algo que jamás habíamos visto en la historia económica de España", ha señalado el titular de la cartera de Hacienda, quien ha asegurado que esta situación permitirá que millones de españoles recuperen capacidad adquisitiva sin ver incrementos en sus nóminas.

   En este sentido, ha celebrado que el país esté llevando a cabo una devaluación interna sin inflación, ya que un alto nivel de precios se convierte en el impuesto "más injusto" que tienen que hacer frente los españoles.
FUENTE

miércoles, 2 de octubre de 2013

ADIOS AL IPC, EL GOBIERNO LO SUSTITUIRA POR OTRO CERCANO AL 0%


Adiós al IPC

El Ejecutivo crea un nuevo indicador que pretende sustituir al IPC para que se tome como referencia y que en los próximos años estará cercano al 0%.
Se cambiará la ley de Arrendamientos Urbanos para que el IPC no sea el indicador que se tome por defecto en caso de que no se especifique en el contrato.
Es poco probable que el 1 de enero ya se hayan fijado los nuevos indicadores para fijar los servicios regulados como la luz, el transporte o los servicios postales.

De Guindos aclara que a los directivos de la CNMC no los nombra el Gobierno
El Índice de Precios al Consumo (IPC), que muestra la evolución de los precios, lo que también se conoce como inflación, es uno de los indicadores estadísticos más arraigados y extendidos en la sociedad española. Sin embargo, desde Economía están decididos a que los españoles pierdan esta referencia y desliguen su vida de este indicador que mide lo que sube el coste de la vida. No obstante, como dejar de mentar al IPC no detendrá laevolución del coste de la vida, el Gobierno creará nuevas referencias con las que actualizar los principales servicios y que no se congelen en el tiempo.
Para desindexar la economía, esto es, desvincular la prestación de servicios y las rentas de una subida automática del IPC, el Ejecutivo cambiará leyes, como la Ley de Arrendamientos Urbanos, las pensiones (que se tramitan en estos momentos en una ley separada), y revisará todos los contratos públicos y servicios regulados en los que se fija una revisión automática de un precio con el IPC. En lo posible, nada que dependa del Estado, y esto incluye a las tres Administraciones (Gobierno Central, autonómico y local), tendrá como referencia nunca más al clásico IPC.
El Gobierno no puede forzar a hacer esta traslación a las partes privadas, pero sí cambiará la legislación para que el IPC no se tome por defecto en caso de omisión en un contrato de alquiler, por ejemplo, y espera que, con el paso del tiempo, la práctica permee las relaciones entre particulares. Por lo pronto, los convenios colectivos ya no toman el IPC como referencia para actualizar los salarios desde prácticamente el inicio de la recesión.
En cualquier caso, cualquier prestación de servicios tiene que tener una referencia para actualizar su valor o, de lo contrario, la economía entraría en una suerte de glaciación. El ministerio que preside Luis de Guindos ha ideado un indicador alternativo que pueda servir como referencia. Este indicador se calculará con el IPC armonizado (el que se manda a Bruselas con los criterios de Eurostat), menos una fórmula que calculará la competitividad perdida desde que España entró en el euro.
La complejidad de este nuevo indicador es evidente. Frente a un índice relativamente sencillo como el IPC que rastrea los precios de productos básicos de la cesta de la compra, este nuevo Indicador de Competitividad no está vinculado a una referencia que el usuario pueda trasladar a su día a día. Es sencillamente una fórmula matemática. Para familiarizar a los usuarios, el nuevo indicador se publicará el mismo día que el IPC y también lo elaborará el INE.
Con casi toda probabilidad, los que apliquen este indicador congelarán sus precios en los próximos años. La razón es que al Gobierno le sale que, por ahora, el resultado de su ecuación es cero. Y no tiene pinta de que tal y como está diseñada la fórmula (teniendo en cuenta que España en el pasado ha tenido una inflación muy por encima de la zona del euro, lo que le ha hecho perder mucha competitividad) vaya a subir de cero a corto plazo. Con todo, el Ejecutivo le ha puesto un techo y un suelo al indicador. Nunca podrá ser de más del 2% ni estar por debajo del 0%. Esta horquilla hace que el Gobierno meta mano directamente en la formación de los precios.
Para los contratos públicos, la actualización será aún más farragosa. Las concesiones estatales también están sujetas a una actualización anual, pero el Gobierno quiere revisar cada caso para ver si tiene sentido que se actualicen y, de ser así, decidir con qué criterio lo hacen, ya que siempre tendrá en cuenta los costes. El órgano para decidir si se actualizan y con qué criterio será la Comisión Delegada que se reúne cada jueves con los subsecretarios de las áreas de economía de todos los ministerios. Esta comisión tendría, además, que disponer de una referencia ad hocpara cada contrato. En algunos casos, por ejemplo, porque el principal factor a tener en cuenta para actualizar un servicio sea el precio del carburante o del cemento.
Dada la complejidad de este proceso, el Gobierno se da seis meses para ir revisando y proponiendo los nuevos indicadores para estos sectores. Así las cosas, y teniendo en cuenta que hasta ahora solo hay un Anteproyecto de Ley, prácticamente transcurrirá todo 2014 sin que esté claro cuánto y cómo subirán los precios. Es muy probable que este 1 de enero no se pueda hablar de que sube la luz, el transporte o el servicio postal porque la nueva ley aún no esté operativa. Estos servicios los prestan los conocidos como sectores regulados en los que se fijan precios de referencia. Estos precios ahora han perdido por así decirlo el norte, esto es, el IPC y tendrán que orientarse con un nuevo indicador que aún está por definir.

Pros y contras

Las desventajas de este cambio de reglas de juego proceden ante todo de la dificultad de la inseguridad que generará el limbo en el que quedarán muchos contratos públicos hasta que se estudie si tienen que actualizarse y cómo. Como muchos de ellos son concesiones a largo plazo, la aplicación de forma retroactiva liberará a las empresas de su contrato, en el caso de que crean que no les merezca la pena. Pero los nuevos licitantes que en los próximos trimestres opten a concursos públicos no sabrán cuál será la revalorización de sus contratos en el futuro.
Por lo pronto, desde Economía reconocen que no existe una ley así en el resto de países europeos. España vuelve así a ser un laboratorio para lanzar este tipo de experimentos, teniendo en cuenta que esta era una de las peticiones de Bruselas. Desde Economía se defienden asegurando que un problema de altos precios como el que tiene España solo se da en algunos otros países del sur de Europa, por lo que no es necesario hacer una ley así.
Las ventajas del nuevo escenario son muchas, sobre todo políticas. En tiempos de contención, de recortes salariales y de congelación de pensiones, que el 1 de enero se estrenara el año anunciando nuevas subidas del autobús o de la bombona de butano hubiera sido, socialmente insostenible. La más que previsible congelación en los próximos años de estos servicios aplacará con mucho el descontento social que están provocando las otras medidas de ajuste tomadas por el Gobierno.
A la larga, la repercusión en los bolsillos de los ciudadanos no es tan certera. El Ejecutivo prevé un ahorro de 700 millones de euros para las familias y una mejora del PIB significativa. Sin embargo, una de las principales razones por las que se toma la medida, la de evitar los efectos de segunda ronda y que el IPC se dispare, apenas se notará. Así, Economía prevé que el IPC apenas se modere una décima con estas medidas.
Por dejar de usar el IPC no se dejará de arañar el poder adquistivo de los españoles. Si la cesta de la compra sigue subiendo (en los últimos meses la educación, la sanidad y los alimentos están particularmente desbocados y no están afectados por esta nueva ley), los españoles tendrán cada vez menos poder adquisitivo. Se llame como se llame.

viernes, 20 de septiembre de 2013

EL IPC, SU MANIPULACION Y EFECTOS


El IPC, su manipulación y efectos


Manipulación del IPC
El Ayuntamiento de Valencia ha anunciado que revisará las subidas fiscales acordes al IPC. Por el contrario,  hace unas semanas,  la ministra de Empleo y Seguridad Social, Fátima Báñez,  proponía desligar las pensiones de este este mismo indicador (como se había calculado hasta la fecha). Y aún suena  alguna otra voz más a favor de ignorar el Índice de Precios al Consumo de las pensiones asegurando que no es un ”mecanismo real”. ¿Por qué el IPC ya no parece un referente válido para algunos? ¿Qué grado de fiabilidad tiene? Para intentar comprender este índice, desmenucémoslo.

QUÉ ES EL IPC

INEEl IPC es un índice que compara los precios de un conjunto de productos que suelen denominarse ‘cesta de la compra’ con los (más o menos) mismos productos respecto a una muestra anterior en el tiempo. Así, se extrae la variación de sus precios. En otras palabras, es la tasa de inflación en la variación porcentual que experimenta el nivel de precios con respecto al periodo anterior.
La importancia de este indicador es que él mismo constituye la principal referencia tanto del sector público como del privado para actualizar ingresos, gastos, precios, tarifas, tasas y rentas cada año.
El listado es elaborado cada trimestre por Instituto Nacional de Estadística español  y se usa como indicador del cambio del coste de la vida a lo largo del tiempo. Cuando el IPC aumenta, la familia media gasta más euros en mantener el mismo nivel de vida.

CÓMO SE CALCULA EL IPC

Los precios se obtienen mediante unas encuestas de gastos de los hogares, que una cantidad de consumidores compran de manera regular. La muestra de hogares seleccionados se supone representativa, acaparando todos (o los más asumibles posibles) sectores sociales y por rentas. Se conoce como Encuesta Continua de Presupuestos Familiares .
Para calcular el IPC se contrasta la evolución de los precios de un total 489 artículos. Para ello se recoge información de 30.000 establecimientos, repartidos entre 177 municipios españoles (las 52 capitales de provincia y 125 localidades no capitales). Los datos se recopilan en persona o por teléfono, fax y correo electrónico y no se incluyen liquidaciones, saldos, rebajas u ofertas.  Desde 2001, los productos elaborados se dividen en 12 grupos, y sus ponderaciones, desde 2012 (las varió ligeramente el Gobierno) son:
  • 1. Alimentos y bebidas no alcohólicas 18,26%
  • 2. Bebidas alcohólicas y tabaco 2,89%
  • 3. Vestido y calzado 8,34%
  • 4. Vivienda 12%
  • 5. Menaje 6,67%
  • 6. Medicina 3,14%
  • 7. Transporte 15,16%
  • 8. Comunicaciones 3,35%
  • 9. Ocio y cultura 7,54%
  • 10. Enseñanza 1,42%
  • 11. Hoteles, cafés y restaurantes 11,46%
  • 12. Otros 9,26%

¿NOS FIAMOS DEL IPC?

Hasta aquí, nada raro. Pero si somos suspicaces sospecharemos que si el encargado de realizar estos índices, el INE, es un organismo público dependiente del Ministerio de Economía y Hacienda, es probable, o como mínimo, posible, que su informes respondan a intereses del Gobierno de turno (al fin y al cabo, quien designa los altos cargos del Instituto). Por lo que si hay una forma posible de manipular los resultados para mostrar cifras que puedan beneficiar al Gobierno, probablemente se haga.
Un ejemplo podría ser la nueva Ley de Desindexación de la Economía Española propuesta en mayo en uno de los paquetes del medidas del Gobierno. La reforma pretende un nuevo índice, diferente al IPC, que sirva de referencia a partir del 1 de enero de 2014.
Esta desindexación de la economía española es considerada por algunos como una ingeniosa herramienta de manipulación o ingeniería contable que da idea de dirección económica del país. Se trata de crear un índice nuevo diferente del IPC armonizado (igual que el IPC nacional que explicábamos pero excluyendo las indemnizaciones recibidas por el hogar, en el caso de los seguros, y las transacciones entre hogares, en la compra de automóviles usados), que es el usado en toda la UE.
El nuevo índice es llamado  IPC ‘minorizado’ y será usado como referencia para la actualización de bienes, servicios y quizás de salarios. En este índice maquillado no se considerarán las variaciones de los productos energéticos, alimentos frescos e impuestos.
El IPC ha servido hasta ahora de base para fijar salarios mínimos, rentas de integración así como el Indicador Público de Renta de Efectos Múltiples (IPREM) índice al que se vincula la concesión de ayudas, becas, subvenciones o el subsidio de desempleo entre otros muchos. Una sustitución de IPCs puede suponer también una pérdida de poder adquisitivo en todos esos capítulos.