La policía investiga si Rajoy es cómplice de Bárcenas
A Mariano Rajoy le robaron en casa. Entraron en su domicilio y se llevaron 50 millones de euros que tenía guardados en la mesilla de noche. M.R. lo denunció a la policía, como haría cualquier hombre de bien.
A los tres, cuatro o dos mil días dos agentes acorralaron al ladrón y llamaron al juez para intervenir sus llamadas. Las del rufián. Un talLuis el Cabrón. La sorpresa de los agentes fue casi endecasílaba cuando interceptaron un sms enviado por el robado, Mariano Rajoy, al ladrón, Luis Bárcenas. Solo dos días después de que la gente supiera que Luis Bárcenas tenía los 46 millones de euros robados escondidos en Suiza (16 de enero de 2013), Mariano Rajoy le envió este mensajito: “Luis, nada es fácil, pero hacemos lo que podemos. Ánimo”. Poco más tarde se interceptó otro mensaje: “Luis. Lo entiendo. Sé fuerte. Mañana te llamaré. Un abrazo”.
La policía empezó a sospechar de Mariano Rajoy. Nadie a quien le hayan robado 50 millones de euros suele mandar mensajitos telefónicos al ladrón dos días después. Son axiomas de la criminología que la gente solo acaba entendiendo a base de hostias. Los mensajes de Mariano Rajoy al delincuente Luis Bárcenas, cuando ya los periódicos habían aireado que Luis Bárcenas tenía casi 50 millones evadidos en Suiza, colocaron a dichos agentes ante una nueva línea de investigación. Aunque quizá deberíamos de llamarla una disyuntiva de investigación, ya que se bifurca como las piernas de algunas rubias platino muy altas.
Si Mariano le dijo “sé fuerte” a Bárcenas dos días después de saberse que este tiene 50 millones en Suiza, es que a Mariano le tocan 25 millones o que es tonto. A favor del presidente, continúa el informe policial, constatar que M.R. jamás le ha puesto los cuernos a su mujer o a su hombre: nadie que lo haya hecho usaría jamás un medio de comunicación tan vulnerable como la mensajería telefónica. ¿A quién se le ocurre denunciar a quien te ha robado y mandarle un sms diciendo “sé fuerte” casi el mismo día? Sin ánimo de ofender, los agentes que suscriben se ven en la obligación de constatar que el presidente no es muy listo.
Calificaciones intelectuales al margen, estos agentes se ven impelidos a exigir la comparecencia ante el juez de Mariano Rajoy acusado de un delito de encubrimiento. Si alguien ha robado y evadido 50 millones de euros, y servidor le dice que “hacemos lo que podemos” y “sé fuerte”, pues seguramente ahora estaría confesando en comisaría. ¿A qué se refiere el presidente del Gobierno cuando le dice a Bárcenas que “hacemos lo que podemos”? ¿Qué podía hacer Rajoy? ¿Qué intentó hacer? ¿Qué hizo? Hay asuntos que se dirimen en sede parlamentaria cuando se deberían dirimir en una comisaría, que es adonde deberían de haber llevado a Rajoy como testigo –sin derecho a mentir-. Si yo le digo por teléfono a un ladrón con el teléfono pinchado “hacemos lo que podemos” mañana estoy en el calabozo con diez hostias prometidas antes de empezar a hablar.
“Hacemos lo que podemos”, y “que parezca un accidente”. Yo estoy seguro de que la policía está ahora quitándole las esposas a los quincemeros detenidos, a los investigadores multados, a los sanitarios apaleados y a los profesores despedidos. La policía, estos días, tiene demasiado trabajo como para preocuparse de tanta menudencia: están investigando lo que significan las palabras de Rajoy a Bárcenas cuando ya se sabía que Bárcenas era al menos un evasor fiscal: “Hacemos lo que podemos”. Hacemos lo que podemos… ¿Quiénes hacen? ¿Qué hacen? ¿Para quién lo hacen? ¿Y por qué?