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miércoles, 22 de enero de 2014

ESPAÑA: DOCUMENTO: ALMUNIA PROTESTO EN CAJA MADRID PARA QUE LE RENOVARAN LA BECA A SU HIJO


Almunia protestó en Caja Madrid porque no renovaron la beca de su hijo

Miguel Almunia, el hijo del comisario europeo Joaquín Almunia, se dirigió enfadado a Rafal Spottorno –entonces director de la Fundación Caja Madrid– para quejarse por la decisión del Comité de Renovación de denegar una prórroga en su beca
Su padre, Joaquín Almunia, confirma a eldiario.es que habló con Spottorno para que le explicase "por qué no renovaban becas que en principio eran de dos años" y niega haber hecho "gestiones para favorecer" a su hijo
"Pensaba que las becas de la Fundación Caja Madrid existían para ayudar a gente como yo. Fui un ingenuo", espetó Miguel Almunia en uno de sus mensajes. Horas más tarde volvió a escribir disculpándose
Rafael Spottorno transmitió el conflicto a Blesa y los consejeros con "desagrado y sonrojo": "Da gusto dar becas millonarias a personas importantes, aunque sea por parentesco"

Almunia insta a la Eurocámara a aprobar la ley para víctimas de monopolios
José María Aznar Jr. no fue el único hijo de un político que hizo llegar a Miguel Blesa sus quejas porque las cosas no salían como esperaba. Miguel Almunia, hijo de Joaquín Almunia –entonces comisario de Asuntos Económicos de la UE– remitió en 2006 un correo electrónico al departamento de becas de la fundación con el encargo de que se lo reenviaran al presidente de Caja Madrid, Miguel Blesa, a Rafael Spottorno, que dirigía la fundación, y a miembros de la comisión. Quería dejar patente su enfado por el rechazo de la Comisión de Renovaciones a prorrogar su beca en la prestigiosa universidad estadounidense de Harvard.
Fue Spottorno el encargado de reenviar ese mensaje a los miembros de la comisión y al propio Miguel Blesa. "Da gusto dar becas millonarias a personas importantes, aunque sea por parentesco. Sería pedir demasiado que además fueran agradecidas e incluso, por qué no, que estuvieran bien educadas", lamentaba el actual jefe de la Casa del Rey, que daba traslado del contenido del email a Miguel Blesa dado que el padre del "agraviado" le había llamado personalmente para "solidarizarse con la queja de su hijo" y temía que se dirigiera al propio presidente de Caja Madrid con el mismo propósito.
El actual comisario europeo de Competencia ha explicado a eldiario.es que "nunca ha leído" esa correspondencia y ha negado que hablara con Blesa sobre el asunto: "Hablé con Spottorno para que me explicase por qué no renovaban becas que en principio eran de dos años".
Correo de Blesa a Spottorno sobre el del hijo de Almunia
Correo de Spottorno a Blesa sobre el del hijo de Almunia
Joaquín Almunia ha señalado que la beca "no se renovó". "Mi hijo tuvo que suspender un año sus estudios en Harvard y encontró un trabajo en Perú. Después volvió a conseguir una beca de otra institución –sin intervención alguna por mi parte– acabó gracias a ello su Master, consiguió otra beca para hacer un Doctorado, ahora es Doctor y profesor. No debe nada a nadie. Todo se lo ha ganado gracias a su esfuerzo y sin una sola gestión de su padre para favorecerle. Ni él ni yo lo hubiésemos aceptado", ha explicado a través de una nota enviada por su portavoz a esta redacción.

"Con tanto desagrado como sonrojo"

El presidente de la Fundación Caja Madrid también hizo llegar el mensaje a los consejeros encargados de las renovaciones de la becas que la entidad financiera otorgaba a alumnos de máster y doctorado para cursar estudios en el extranjero como parte de su obra social. "Os remito, con tanto desagrado como sonrojo a la vista de su tono y su contenido, el correo que el Departamento de Becas ha recibido esta mañana de Miguel Almunia Candela", explicó Spottorno en mayo de 2006 a José Antonio Moral Santín, Juan Gómez Castañeda y otros miembros de la comisión encargada de decidir las renovaciones de los becarios.
Correo de Spottorno a los miembros de la comisión de renovaciones
Correo de Spottorno a los miembros de la comisión de renovaciones
El correo que tanto "sonrojo" provocó a Spottorno fue enviado por Miguel Almunia el 26 de mayo de 2006 tras enterarse de que la caja de ahorros no le ayudaría a su segundo año de estudios en Estados Unidos. "El email consta de una línea y media, dos errores tipográficos (uno por línea) y absolutamente ninguna explicación acerca del porqué del veredicto de la Comisión de Renovación", arrancaba el texto del hijo del exsecretario general del PSOE, que se quejaba de haber recibido la notificación en una cuenta que no era válida desde hacía meses.
A partir de ahí, resumía las "dudas" que le asaltaban sobre el criterio de la comisión para decidir no prorrogarle la beca: "El criterio de renovación depende del prestigio de la universidad de destino del becario. Entiendo que en este caso estoy en clara desventaja respecto a otros becarios, dado que soy el único que está estudiando en la Universidad de Harvard", presumía Almunia, que entonces tenía 23 años. "Esta universidad, como todo el mundo sabe, goza de poco prestigio en el mundo y es poco conocida fuera de su país. A la Fundación Caja Madrid no le interesa tener becarios en Harvard, está muy por debajo de su nivel", ironizaba.
Otro de los criterios que según el hijo de Almunia no se había valorado en su caso era el de las notas: "Saqué la máxima calificación (A) en tres de las cuatro asignaturas que cursé. Lamentablemente, obtuve la segunda mejor calificación (A-) en la cuarta asignatura", apuntaba antes de arremeter contra la Fundación por no dejar claros las indicaciones para elaborar la memoria anual de "formato libre".
Miguel Almunia, que pedía que el correo llegara al mismísimo Blesa, a Spottorno y los miembros de la comisión -"por si no tuvieron tiempo de leer mi expediente cuando realizaron la deliberación sobre el reparto de las renovaciones"- apuntaba que si Caja Madrid hubiese notificado las renovaciones tres meses antes, "los no seleccionados hubiésemos tenido tiempo de solicitar otras becas". Aseguraba que el margen de maniobra en ese momento era "nulo" también para solicitar el visado para EEUU, ya que que "tenemos que demostrar que disponemos de fondos suficientes para pagar la matrícula y cubrir los costes de vida (lo cual implica, en total, demostrar que se poseen entre 50.000 y 60.000 dólares)".
"Yo no tengo ni 60.000 ni 50.000 dólares (...). Pensaba que las becas de la Fundación Caja Madrid existían para ayudar a gente como yo. Fui un ingenuo", zanjaba el hijo del comisario europeo.
Seis horas más tarde, Miguel Almunia escribió de nuevo a los responsables de la decisión para disculparse por el tono empleado en el email anterior y para argumentar sosegadamente por qué no compartía los criterios de la comisión a la hora de decidir denegarle la prórroga de la beca. "Fruto de la sorpresa acerca del veredicto de la Comisión de Renovaciones, envié un e-mail en el que pude haber faltado al respeto a la Comisión. No era ésa mi intención, y por ello me disculpo si el tono de dicho e-mail fue tomado como ofensivo", expresó antes de argumentar en un tono más calmado su "desilusión y desacuerdo" por la negativa de Caja Madrid.

Email del hijo de Almunia

Querida Vanessa,
Querida Comisión de Renovación,

Se me ha ocurrido mirar en mi buzón de la Universidad Carlos III y he encontrado un email en el que se me comunica que no se me concede la renovación de la beca de la Fundación Caja Madrid para el curso 2006/2007. Dicho email consta de una línea y media, dos errores tipográficos (uno por línea) y absolutamente ninguna explicación acerca del porqué del veredicto de la Comisión de Renovación (en una muestra evidente del buen trato y atención que la Fundación Caja Madrid presta a sus becarios). Además, el email fue enviado a una dirección de correo electrónico que, tal como he transmitido repetidas veces, no es válida desde septiembre de 2005. Mi dirección de correo electrónico es                             , insisto una vez más después de nueve meses.

Me asalta la duda de cuáles fueron los criterios utilizados por la Comisión de Renovaciones. Contemplo varios supuestos:

1) El criterio de renovación daba preferencia a los estudiantes que hacían un máster de dos años. En tal caso, resulta lógico que se me haya descartado, dado que mi máster dura exactamente dos años.

2) El criterio de renovación depende del prestigio de la universidad de destino del becario. Entiendo que en este caso estoy en clara desventaja respecto a otros becarios, dado que soy el único que está estudiando en la Universidad de Harvard. Esta universidad, como todo el mundo sabe, goza de poco prestigio en el mundo y es poco conocida fuera de su país. A la Fundación Caja Madrid no le interesa tener becarios en Harvard, está muy por debajo de su nivel.
3) También está claro que si el criterio de selección es el rendimiento académico estoy en una posición poco halagüeña: en el primer semestre sólo saqué la máxima calificación (A) en tres de las cuatro asignaturas que cursé. Lamentablemente, obtuve la segunda mejor calificación (A-) en la cuarta asignatura. También estoy rindiendo a un nivel preocupante en este segundo semestre, en el que estoy obteniendo de nuevo las mejores calificaciones posibles (aún no están disponibles las calificaciones definitivas, que enviaré a la Fundación en cuanto sean publicadas electrónicamente).
4) Es posible que mi Memoria Anual fuera un documento deficiente. Lamentablemente, no me ceñí a las indicaciones dadas por la Comisión al redactar dicho documento. Aunque quizá se deba a que no existieron tales indicaciones, y lo único que se pidió fue una "Memoria de formato libre". Es posible que en mi Memoria me centrase demasiado en explicar mi proyecto de futuro profesional, relacionándolo con el máster que estoy cursando. Entiendo que la comisión de renovación pudiera esperar una  temática diferente. Lo que no sé es exactamente qué otra temática esperaban encontrar en la "Memoria de formato libre".

En definitiva, quiero mostrar mi más profunda desilusión y desacuerdo con la decisión tomada por la comisión de renovación. Agradecería que este mensaje fuera reenviado a todos los miembros de dicha comisión , así como a los señores Blesa y Spottorno, por si no tuvieron tiempo de leer mi expediente cuando realizaron la deliberación sobre el reparto de las renovaciones. También me gustaría saber si la comisión ha valorado las opciones alternativas de financiación que tienen los becarios a los que se les ha renovado de la beca. Es posible que la comisión no sepa que los becarios que cursan estudios de doctorado tienen, en su gran mayoría, ofertas de financiación equivalentes a la de Caja Madrid por parte de la universidad en la que estudian. Desgraciadamente, muchos de los que estudiamos másters de dos años no tenemos dichas ofertas de financiación, y dependemos exclusivamente de Caja Madrid para poder financiar nuestros estudios.

De hecho, si Caja Madrid hubiese notificado las renovaciones en el mes de febrero, los no seleccionados hubiésemos tenido tiempo de solicitar otras becas. Sin embargo, tomando esta decisión el 25 de mayo, se nos deja en una posición con un margen de maniobra escaso o nulo: las convocatorias de todas las otras becas están ya cerradas, y para obtener el visado de entrada en EE.UU. en septiembre de 2006 tenemos que demostrar que disponemos de fondos suficientes para pagar la matrícula y cubrir los costes de vida (lo cual implica, en total, demostrar que se poseen entre 50.000 y 60.000 dólares).

Yo no tengo ni 60.000 ni 50.000 dólares. Ni mucho menos, para mi desgracia. Sólo tengo ilusión, ganas de aprender y ganas de cambiar el mundo. Pensaba que las becas de la Fundación Caja Madrid existían para ayudar a gente como yo.

Fui un ingenuo.

Cordialmente,

Miguel Almunia Candela

domingo, 1 de septiembre de 2013

EL NIÑO QUE TRATE SUS LIBROS MAL, PERDERA LA BECA


La familia del niño que trate sus libros mal perderá la beca si no los reponealt


El Consejo de Gobierno de la Ciudad Autónoma aprobó ayer, a propuesta de su consejera de Educación, Cultura y Mujer, Mabel Deu, el convenio suscrito con la Dirección Provincial del Ministerio de Educación (MECyD) para poner en marcha desde ya un programa de reposición de libros de texto y material didáctico en los centros de Educación Infantil, Primaria y Secundaria públicos y concertados de Ceuta al que la Administración local dedicará más de un millón de euros, casi el doble de lo que invirtió en sus becas de estudio para estos niveles el año pasado.

El acuerdo, según destacó en rueda de prensa el portavoz gubernamental, Emilio Carreira, servirá para atender, sumado a las cerca de 6.000 ayudas de 105 euros del Ministerio que se pueden solicitar hasta el 19 de septiembre sin ningún tipo de incompatibilidad, al 65% de la población escolar de entre 3 y 16 años de la ciudad, el porcentaje del alumnado con mayores dificultades de índole socioeconómico para afrontar el año académico en igualdad de condiciones con los más pudientes.

Las ayudas serán equivalentes a 120 euros para los estudiantes de Infantil, a 130 para los de Primaria y a 140 para los de Secundaria. Estas cantidades, sumadas a las del Ministerio, cubrirán, estima la Ciudad, los gastos necesarios no sólo para atender la compra de los libros de las materias “troncales”, sino también el resto de libros de texto, material fungible e incluso uniformes (para los más pequeños).

El cambio de programa implica que el dinero ya no llegará, ni en metálico ni en forma de vales, a las familias, sino a los centros educativos, que “con la asistencia de la Dirección Provincial” y previa consulta “a cada Consejo Escolar” podrán adquirir los libros de texto “más adecuados” para cada uno de los cursos con el fin de “prestarlos” a los estudiantes beneficiarios, que serán los que ya recibieron beca el curso pasado y aquellos que lo soliciten por incorporarse al sistema en Ceuta o por haber visto perjudicada su situación económica.

El texto del convenio, a cuyo contenido íntegro ha tenido acceso este periódico, establece que los libros comprados “quedarán en depósito, siendo propiedad de la Ciudad Autónoma” y que el alumnado beneficiario “dispondrá de los mismos gratuitamente en régimen de préstamo”. Los textos “podrán ser renovados total o parcialmente cada cuatro cursos salvo los del primer ciclo de Primaria, que lo serán todos los años”.

Los alumnos que los reciban sin coste quedarán sujetos a “la obligación” de hacer un uso “adecuado y cuidadoso de ellos” y a “reintegrarlos al centro una vez finalizado el curso escolar o en el momento de su baja en el centro”. Así, “el deterioro culpable o malintencionado, así como el extravío de los libros y el resto del material escolar” conllevará para “los representantes legales del alumno” la obligación de “reponerlos”. “En caso contrario, el beneficiario no podrá beneficiarse del programa durante un periodo de dos años académicos”.

A tal efecto, todos los libros serán “registrados e identificados” y los datos del usuario se mantendrán “actualizados”.
Para acogerse a las ayudas se exige, además de que las unidades familiares no superen determinados niveles de renta (los mismos que en 2012, cuyos beneficiarios serán renovados automáticamente como tales), que todos los integrantes vivan aquí, que los estudiantes hayan asistido “de forma continuada” al centro y que estén matriculados en uno de la ciudad autónoma el próximo curso.
La compra, “en librerías de Ceuta”
A. Q. ceuta
El convenio rubricado entre la Ciudad Autónoma y la Dirección Provincial recoge negro sobre blanco, tal y como había avanzado Deu que sucedería, que los centros adquirirán los libros y materiales escolares financiados por el programa de la Administración “en papelerías y librerías de la ciudad autónoma”. El acuerdo deja claro, eso sí, que el importe de la compra “no podrá exceder la dotación económica que le haya sido transferida” a cada colegio o instituto “para cada curso económico”.

En la factura deberá figurar “el concepto, además de la denominación del centro y la identificación detallada de los libros de texto adquiridos”. “En ningún caso”, subraya el documento, “el precio de adquisición excederá del establecido para la venta general al público de los libros y materiales”.

Los libros de texto “no podrán ser sustituidos, siempre que sea posible, durante un periodo mínimo de cuatro años contados a partir de la entrada en vigor del programa”, para el curso 2013/2014.

La Administración local transferirá las cantidades correspondientes a cada centro (se calcula que unos 60.000 euros a los colegios con mayor número de becados) y estos quedarán obligados a “justificar los fondos recibidos y utilizados antes de la finalización de cada curso académico”.
Los trabajadores del Convenio, claves del proceso
El texto del convenio suscrito en el Ministerio y la Ciudad Autónoma atribuye a los trabajadores de su otro acuerdo un papel fundamental en este programa de reposición de libros. Literalmente, este colectivo se encargará de “constatar” qué alumnos “pueden merecer la consideración de beneficiarios” mediante sus propuestas y su asistencia. Estos trabajadores harán “un seguimiento de las familias de los centros educativos para detectar cambios en su situación socioeconómica, incluidos aquellos alumnos que acceden al primer curso de Educación Infantil de 0 a 3 años, así como para determinar nuevas necesidades que puedan surgir, bien por nuevas incorporaciones de alumnos que no estuvieran al inicio del curso, bien por situaciones socioeconómicas sobrevenidas”.  Las dos Administraciones justifican la puesta en marcha de este proyecto como una forma de articular “un procedimiento ágil y eficaz para ayudar a las familias más desfavorecidas a sufragar los gastos que requiere la Educación de sus hijos”. El programa pretende también “fomentar entre el alumnado actitudes de respeto y corresponsabilidad en el uso de bienes financiados con fondos públicos” y fomentar la colaboración “entre familias y centros”.