La OCDE prevé un frenazo en seco del crecimiento de la zona euro en 2012
El organismo internacional cree ahora que el PIB de los Diecisiete avanzará un 0,3% el próximo año, frente al 2% que pronosticaba hace cinco meses
"El mensaje que queremos dar es que esto no tiene buena pinta". El secretario general de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), Ángel Gurría, optó ayer por no andarse por las ramas para describir lo que espera en los próximos meses a los países desarrollados, los mismos que integran la organización que dirige. Como es norma desde el verano, el foco de preocupación vuelve a ser la zona euro. Las cifras son tan elocuentes como las palabras de Gurría. Según las nuevas previsiones de la OCDE, la zona euro crecerá solo un 0,3% el próximo año, mucho menos que lo que pronosticaba (un 2%) hace cinco meses.
A lo que apuntan las nuevas estimaciones del foro que representa a una treintena de países industrializados es a que el crecimiento europeo está ya en punto muerto. Anticipan, incluso, que varios países corren el riesgo de volver a dar marcha atrás, dos años después de que los organismos internacionales proclamaran el fin de la Gran Recesión. "En la zona euro, lo más probable es un frenazo acentuado, con episodios de moderado retroceso", detalla el informe de seis páginas que acompaña al pronóstico de la OCDE.Además de un adelanto de las previsiones de otoño -las estimaciones país por país se publicarán a finales de noviembre-, el informe contiene las recomendaciones de la OCDE a los líderes de los países avanzados y emergentes, que celebran este viernes la sexta cumbre del G-20, en Cannes (Francia). "En 2008, respondieron al reto de la crisis con un plan claro y coherente y evitamos una segunda Gran Depresión. Ahora, la adopción y desarrollo de un Plan de Acción es igual de necesario para recuperar la confianza", lanza el club de países industrializados.
La formulación de un Plan de Acción de Cannes, como ya ha sido bautizado por la presidencia francesa del G-20, fue uno de los compromisos alcanzados en la anterior cumbre, celebrada en Seúl, hace un año. El objetivo inicial era pactar medidas a medio plazo para mitigar los efectos de modelos económicos muy desequilibrados, con países (como EE UU) que basan su crecimiento en el gasto y la deuda, y otros (como China), muy orientados a las exportaciones y el ahorro. Pero los ministros de Economía del G-20 anunciaron hace un mes que el plan también incorporaría una respuesta, inmediata y global, ante la nueva crecida de la crisis financiera.
La presidencia francesa se afana en lograr que cada país especifique qué medidas va a tomar en los próximos meses. Pero el margen es ahora, con las cuentas públicas en números rojos, amplios programas de liquidez en marcha y tipos de interés bajos, más reducido que en 2008. Y aun así, Gurría reclamó de los Gobiernos más activismo. "Sin cambios, vamos a tener durante mucho tiempo un crecimiento muy lento, un desempleo elevado y un alto nivel de deuda. Tenemos que agitar esto", insistió.
El riesgo de un frenazo económico que impida volver a crear empleo amenaza también a Estados Unidos, cuyas previsiones sufrieron una revisión drástica (en 2012 avanzaría un 1,8%, frente al 3,1% que la OCDE pronosticaba en primavera). Pero la falta de crecimiento y los problemas para reactivar el flujo de crédito son ahora mucho más urgentes en la zona euro. Y la situación se deteriora muy rápido: cuando el FMI alertó en septiembre de que la recesión volvía a ser una posibilidad, pronosticó que el PIB de la zona euro crecería un 1,1% en 2012. Un mes después, la OCDE deja esa previsión en el 0,3%.
Gurría enfatizó que, ante la amenaza de recesión, el Banco Central Europeo sí "tiene aún un poco de margen, y debería usarlo". No es la primera (ni será la última) petición al banco central para que baje los tipos de interés de la zona euro, ahora en el 1,5%. "Les recomendaría que lo reduzcan, entiendo que se preocupen por las presiones inflacionistas futuras, pero el problema hoy es el crecimiento", añadió el secretario general de la OCDE. Mario Draghi, exgobernador del Banco de Italia, preside desde esta semana el BCE en sustitución de Jean-Claude Trichet. Y su primer Consejo de Gobierno, donde se revisa la política de tipos, tendrá lugar este jueves, solo un día antes de la cumbre del G-20.
La OCDE considera que los acuerdos adoptados la pasada semana por la zona euro -refuerzo del fondo de rescates, quita pactada de la deuda griega y recapitalización de la banca-, "van en la buena dirección" para contener la crisis financiera. Pero espera "una información más detallada sobre su desarrollo" para dar su veredicto definitivo.
La OCDE hace recaer el peso de sus recomendaciones para reactivar el crecimiento en las "reformas estructurales". Pese a las estrecheces presupuestarias, el organismo pide que se refuerce a los servicios públicos de empleo para invertir en formación. Al tiempo, reclama una nueva regulación laboral que dé más protección a los trabajadores temporales en detrimento de la que disfrutan los trabajadores con contrato estable. Y abunda en la necesidad de liberalizar el comercio y las actividades reguladas por colegios profesionales.
El recetario es muy similar al que, de forma recurrente, prescribe a la economía española. "Ha hecho mucho en la dirección adecuada", fue la escueta referencia a España que se le pudo sacar a Gurría ayer.