Trata humana, un negocio en auge y casi imperceptible en Canadá
La Habana (PL) Recientes artículos de prensa surgidos en Canadá reposicionaron otra vez el tema de la trata de seres humanos, en especial de mujeres jóvenes, con el propósito de explotarlas sexual y laboralmente en ese país norteamericano.
El territorio es identificado a nivel mundial como uno de los principales puntos de origen, tránsito y destino para la proliferación de ese delito, que también afecta a hombres extranjeros y conlleva al comercio de órganos.
La cadena informativa CBC News -una de las más influyentes a nivel nacional- denunció cómo el flagelo prospera en las grandes ciudades de Toronto, Montreal y Ottawa, pese a las leyes y numerosas iniciativas federales puestas en marcha para combatirlo.
Ese medio indicó que solo 35 personas fueron condenadas de un día a nueve años en prisión por ese crimen y otras 135 acusadas pero sin ser privadas de libertad desde 2005, cuando entró en vigor la legislación contra dicha práctica.
La norma establece desde 14 años de cárcel hasta cadena perpetua si al imputado se le comprueba que violó y confinó a las víctimas.
CBC News citó declaraciones de abogados y oficiales de la policía sobre los pocos procesos abiertos por esos delitos aunque su prevalencia es alta en provincias como Ontario, Alberta, Quebec y Columbia
Británica.
Los entrevistados coincidieron en que tienen conocimientos de numerosos casos de compraventa de seres humanos, pero las víctimas no se atreven a contar sus historias, presentar acusaciones o declarar ante la justicia por temor a quienes controlan el negocio de la trata.
Un experto en el tema manifestó seria preocupación porque esa tendencia permite a los traficantes continuar con sus actividades ilícitas sin ser procesados ni sancionados.
"Los criminales de esos negocios operan con impunidad y obtienen grandes ganancias sin ser nunca responsabilizados por sus hechos", comentó el académico Benjamin Perrin.
Informes policiales identifican en la lista de tratantes a proxenetas locales, novios, familiares y sofisticados carteles
criminales internacionales que además están vinculados con asesinatos, fraudes con tarjetas de crédito, hipotecas y estafas a los migrantes.
Esos individuos por lo general aprovechan las brechas migratorias de
la nación norteamericana para captar a gran parte de sus presas en el exterior y las engañan con promesas de oportunidades de empleo o escolares por Internet, mediante falsos anuncios o contactos en persona.
Según estadísticas oficiales, las mujeres extranjeras constituyen la mitad de las afectadas por el fenómeno, proceden principalmente de Europa, Asia y América Latina, y viajan a Canadá con visas de estudiantes, de trabajadores temporales o de turistas.
El resto de las víctimas son jóvenes aborígenes canadienses que resultan
secuestradas, y en todos los casos sometidas a la servidumbre doméstica y a la prostitución en burdeles, clubes nocturnos, salones de masajes y durante los llamados servicios de acompañamiento para beneficio de redes criminales.
La investigadora Elise Wohlbold confirmó que solo en Ottawa, la capital canadiense, la industria de la esclavitud sexual genera hasta 26 millones de dólares de ganancias y las principales afectadas son muchachas de 12 a 25 años de edad.
Wohlbold recabó esos datos en los últimos dos años durante entrevistas con 140 féminas que residen en refugios y centros de atención a víctimas de violación sexual, así como a agentes de la
policía y trabajadores sociales que tratan el tema.
Además revisó numerosos documentos jurídicos sobre esas actividades.
El propio Estado federal reconoce que es difícil determinar con precisión la magnitud del fenómeno por su naturaleza clandestina y la negativa de las implicadas a denunciar a los criminales por temor a represalias, aunque destina 25 millones de dólares en una estrategia
nacional contra la trata de personas.
"Se trata de crímenes atroces. Los individuos que los están perpetrando deben ser llevados a juicio", confesó la ministra de la Mujer, Kellie Leitch.
Para Joy Smith -diputada del gobernante Partido Conservador en la ciudad de Winnipeg- hacen falta más acciones por parte de las autoridades, más acusaciones y condenas.
"Creo que muchos se están saliendo con la suya (â��) Básicamente también porque la policía no estaba entrenada para tratar el problema de la trata de personas. No estoy satisfecha con la cantidad de fondos, y no estoy satisfecha con la falta de educación", dijo a la CBC News.
Se calcula que en ese comercio ilegal se trafican anualmente hasta tres mil personas en Canadá, pero organizaciones no gubernamentales denuncian que la cifra es mucho mayor.
En ese punto cabe destacar una investigación de la estudiante Christine Stark, de la universidad estadounidense de Minnesota-Duluth, que aborda la trata de miles mujeres y menores para fiestas sexuales de barcos anclados en zonas limítrofes desde hace varias décadas.
La joven presenta testimonios de féminas y niñas, particularmente de
comunidades indígenas de Ontario, que fueron traídas a la fuerza para venderlas a los buques de carga que cruzan la frontera de Canadá y Estados Unidos por el Lago Superior.
La Organización de Naciones Unidas califica la trata humana como el
delito más vergonzoso del mundo actual y lamenta que pese a la existencia de legislaciones en numerosos países, fue bajo el índice de condenas por ese crimen en los últimos años.
Datos de esa entidad internacional cifran en 2,5 millones el número de afectados, pero se calcula que por cada víctima existen 20 más sin identificar.
*Periodista de la redacción Norteamérica de Prensa Latina.
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