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lunes, 10 de febrero de 2014

ESPAÑA: SENTENCIA OBLIGA A PADRES DE HIJO DE EDUCACION ESPECIAL A LLEVARLE A UN CENTRO ORDINARIO


Los padres no pueden escolarizar a sus 

hijos en un centro ordinario si la 

Administración dispone que se haga en 

uno de educación especial


educación
El Tribunal Constitucional (TC) ha desestimado el recurso de amparo formulado por los padres de un menor contra la resolución de la Consejería de Educación de Castilla y León que acordó la continuación de la escolarización de su hijo en un centro público de educación especial en lugar de en un centro ordinario, como solicitaban los demandantes. Dicha resolución fue confirmada por el Juzgado de lo Contencioso- Administrativo número 1 de Palencia y por el Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León. La sentencia, dictada por la Sala primera del TC, cuenta con el voto particular discrepante de los magistrados Luis Ignacio Ortega y Juan Antonio Xiol Ríos.
Según el relato de hechos que realiza la sentencia, desde el comienzo de su escolarización, a los tres años de edad, se puso de manifiesto la “grave discapacidad” del hijo de los recurrentes, que padece autismo. Los técnicos de la Administración en materia educativa aconsejaron desde ese momento la escolarización en un centro público de educación especial puesto que las necesidades del menor aconsejaban “una atención individualizada y constante del profesor en pequeño grupo (máximo 4 alumnos)”.
Los demandantes consideran que se ha vulnerado el derecho del menor a la educación (art. 27 CE), a la igualdad (art. 14 CE) así como a la integridad moral y a la dignidad personal (arts. 15 y 10.1), pues entienden que se debió permitir la escolarización de su hijo en un centro ordinario “con los apoyos necesarios para su integración”. La Fiscalía apoya parcialmente la demanda en lo que se refiere a los derechos a la educación y a la igualdad, pues considera que la Administración no explicó de forma suficiente los motivos por los que no era posible poner los medios necesarios para que el menor pudiera ser escolarizado en un centro ordinario. Esta actitud supone, según el Ministerio Público, una causa de discriminación por la discapacidad del alumno.
La sentencia, de la que ha sido ponente el magistrado Santiago Martínez- Vares, determina, en primer lugar, cuál es el alcance del derecho a la educación, entendido como “libertad de los padres para elegir un centro docente”. “En cuanto derecho de libertad –afirma- comprende la facultad de elegir el centro docente, incluyendo la de escoger un centro distinto de los creados por los poderes públicos”. Pero no incluye, añade la Sala Primera, “el derecho de los padres a escolarizar a su hijo en un centro ordinario de educación, en lugar de en un centro de educación especial, pues ello vendrá condicionado a la acreditación por parte de las autoridades competentes de las necesidades educativas específicas del menor”.
Por otra parte, explica que la Ley Orgánica 2/2006, de 3 de mayo, de Educación, prohíbe la discriminación de los alumnos con discapacidad y propone la “escolarización inclusiva”, lo que significa que la Administración debe “promover la escolarización de los menores en un centro de educación ordinaria, proporcionándosele los apoyos necesarios para su integración en el sistema educativo si padecen algún tipo de discapacidad”. Sin embargo, esta norma general cede cuando “los ajustes que deba realizar para dicha inclusión sean desproporcionados o no razonables”, en cuyo caso la Administración “podrá disponer la escolarización de estos alumnos en centros de educación especial”. Cuando esto suceda, “deberá exteriorizar los motivos por los que ha seguido esta opción”.
En el presente caso, señala la sentencia del TC, la Resolución impugnada “permite concluir que se exteriorizaron en la misma las razones que condujeron a la decisión de escolarización adoptada en un centro de educación especial y que éstas, además, son coherentes con la finalidad principal que se pretende, que el menor satisfaga adecuadamente sus necesidades educativas especiales”. Según la Sala, no se puede hablar de vulneración de los derechos a la educación y a la igualdad por déficit de motivación de la resolución “pues de la consideración del expediente educativo del alumno en su conjunto se puede deducir sin dificultad que dicha Resolución sí justifica la decisión de que el alumno continúe escolarizado en un centro de educación especial, ponderando sus especiales necesidades educativas”.
La Sala concluye que, una vez que la Administración Educativa ha acreditado que la escolarización en un centro de educación especial es la decisión que resulta más indicada “en interés del menor”, “no es necesario proceder a una ponderación acerca de si los ajustes que precisa pueden ser o no prestados en un centro de educación ordinario, pues dicha decisión de escolarización lleva implícito, en atención a la grave discapacidad del alumno y a la atención individualizada que requiere, que sus singulares necesidades educativas estén mejor atendidas en un centro de educación especial más que en el marco de la educación general de los centros ordinarios”.
El Tribunal Constitucional descarta finalmente que la decisión de escolarizar al niño en un centro de educación especial suponga un trato degradante, pues para ello sería precisa “la concurrencia de una humillación o un envilecimiento que alcance un mínimo de gravedad”, situación que no se produce en el presente caso.
En su voto particular discrepante, los magistrado Ortega y Xiol comparten el criterio de la Fiscalía y sostienen que la resolución impugnada “no analiza expresamente ni explica los motivos de por qué los apoyos que precisa el menor no pueden ser prestados „en el marco de las medidas de atención a la diversidad de los centros ordinarios?”. En los casos de menores discapacitados, añade, “debe exigirse un plus de motivación”.

domingo, 1 de septiembre de 2013

EL FBI PONE BAJO VIGILANCIA A 160.000 INMIGRANTES SIRIOS EN EE.UU.


El FBI pone bajo vigilancia especial a los 160.000 inmigrantes sirios en EE.UU.



En EE.UU. viven unos 159.000 inmigrantes sirios, según la cifra de 2009 de la Oficina Nacional del Censo. La retórica bélica de Washington contra el régimen de Bashar al Assad ha complicado mucho su vida cotidiana.


"¿Cómo podemos saber que los misiles no se cobrarán la vida de la gente inocente? ¿Cómo podemos saber que no harán que Al Assad actúe aún más brutalmente? ¡Puede poner toda la región en llamas!", comentó a la agencia de noticias Reuters Mossab Awad, un estudiante de Medicina en el estado de Massachusetts.

Sin embargo, el temor por la vida y salud de parientes y amigos que se quedaron en Siria en caso de una intervención de las tropas estadounidenses no es la única preocupación de los sirios que viven en EE.UU. "Esperamos el ataque en cualquier momento y estamos preparados para contraatacar", declararon las fuerzas de seguridad sirias. Según Washington, esta amenaza, en primer lugar, supone atentados terroristas perpetrados en el territorio de EE.UU. Cabe recordar que en su momento los medios iraníes citaron a una fuente militar anónima en Teherán que confirmó que la República Islámica, a su vez, está dispuesta a patrocinar ataques terroristas contra objetivos en EE.UU. en caso de una intervención extranjera en Siria.

Como consecuencia, el Departamento de Seguridad Nacional de EE.UU. y el FBI han enviado un boletín clasificado a sus agentes para alertarles de las amenazas potenciales que puedan surgir, según filtran los medios estadounidenses. Entre otras medidas, el documento prescribe aumentar la vigilancia sobre los inmigrantes sirios.

"El FBI y otras agencias gubernamentales nos están persiguiendo activamente solo para intimidar", comentó a la cadena '10 News' Jalid Shakfeh, un estudiante de microbiología de 18 años de edad, hijo de inmigrantes sirios nacido en EE.UU. Junto con un grupo de jóvenes, fue a Siria para transportar ayuda humanitaria a los hospitales sirios. Cuando volvió, un representante del Departamento de Defensa se presentó en la clínica de su padre y pidió hablar con Jalid.

Una situación parecida tuvo lugar ya en el año 2003 tras la entrada de las tropas norteamericanas en Irak, y en 2011 después del inicio de la campaña libia. En 2003, el FBI llevó a cabo una serie de interrogatorios sobre casi toda la comunidad iraquí en EE.UU. -unas 90.000 personas- y sobre los iraquíes que estaban en el país con visados. En 2011, los interrogatorios afectaron tanto a los 5.000 inmigrantes libios del país, como a estudiantes y turistas de esa nacionalidad. Todo esto, con el fin de prevenir posibles ataques terroristas o cibernéticos y obtener información que pudiera ser útil para las fuerzas de la coalición que realizaban la intervención. En ambos casos estos procedimientos fueron fuertemente criticados por las organizaciones de protección de derechos humanos.