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sábado, 28 de enero de 2012

LOS BANCOS EN FRANCIA, PERDONAN LAS DEUDAS

El banco más antiguo de Francia perdona la deuda a los parisinos más pobres


¿Se imaginan levantarse un día y que sus deudas con el banco se hayan evaporado de repente? Eso es precisamente lo que les ha pasado a miles de franceses después de que la entidad más antigua del país, Credit Municipal de París, haya decidido hacer borrón y cuenta nueva de sus obligaciones financieras. 

No obstante, esto no significa que la entidad haya decidido hacerse el haraquiri, en realidad tiene más de golpe de efecto para su imagen que de agujero en su hoja de balance porque la pérdida es relativamente pequeña. Concretamente, Crédit Municipal de París, más conocido como el banco de los pobres, ha condonado a 3.500 clientes préstamos de 150 euros o menos.

Esta suerte de 'Monte de Piedad' lleva casi cuatro siglos permitiendo a los más necesitados obtener pequeños préstamos a cambio de sus pocos bienes como garantía en lo que se podría llamar una especie de casa de empeño ética, origen de los microcréditos actuales.

"Estoy muy feliz, es la primera vez que obtengo algo sin dar nada a cambio", son las declaraciones de una mujer de apariencia elegante que ha retirado una moneda de oro y un pequeño anillo de compromiso que había empeñado hace tres años. "Llegó un momento en el que necesitaba dinero. No valen mucho la pena, pero son importantes para mí", recoge Good Business.

Un regalo inesperado que responde a la celebración de su 375 aniversario. Crédit Municipal de París fue creado en 1637 por un médico, periodista y filántropo, Théophraste Renaudot, que quería dar soluciones a las clases más desfavorecidas ofreciendo acceso a una banca justa. 

"Su objetivo era combatir la usura", asegura Thierry Halay, autor de la historia del banco. "Los intereses de aquel momento podrían llegar a alcanzar el 130%" y los pequeños préstamos se convertían rápidamente en deuda inmanejable.

Su idea no dista mucho de lo que en la actualidad son el sistema de microcréditos que se han puesto en marcha en las zonas más desfavorecidas de países en desarrollo para incentivar la economía local. La idea partía de dar a la gente más pobre de París préstamos razonables que pudieran pagar a unos tipos muy bajos para la época, del 10% anual. Como garantía servía cualquier bien que pudieran entregar, desde ollas y sartenes, pasando por ropa de cama, hasta herramientas de artesanos.

Hoy en día el banco almacena más de un millón de objetos que van desde baratijas de bisutería hasta verdaderas obras maestras o, incluso, botellas de vino y champagne en un edificio que ocupa toda una manzana del centro histórico de París. Con una capitalización bursátil de 60 millones de euros, el banco contaba con 93 millones en préstamos en 2010, mientras que sus ganancias fueron de 1,3 millones de euros

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