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miércoles, 19 de febrero de 2014

ESPAÑA: EL SUPREMO CONDENA A 2 PADRES POR INTERCAMBIAR A SUS HIJAS PARA VIOLARLAS


El Supremo condena a 10 y 8 años a los dos padres que se intercambiaron a sus hijas para violarlas


El Tribunal Supremo ha confirmado la sentencia de la Audiencia Provincial de Sevilla que condenó a diez y ocho años de cárcel, respectivamente, a los dos padres, cuñados entre sí, acusados de intercambiarse a sus hijas de seis y siete años de edad y abusar sexualmente de ellas.




Fuentes del caso han informado a Europa Press de que, en una sentencia notificada esta semana a las partes, la Sala de lo Penal del Tribunal Supremorechaza los recursos de los imputados y confirma el fallo dictado por la Sección Primera de la Audiencia Provincial de Sevilla.

La Audiencia condenó a uno de los acusados, identificado como A.M.M., a diez años de cárcel y al pago de 20.000 euros de indemnización por un delito continuado de abuso sexual con acceso carnal, mientras que lo absolvió de un delito del mismo tipo pero en este caso en comisión por omisión, por el que la Fiscalía pidió 10 años.

En la sentencia, de 50 páginas, la Audiencia condenó al segundo de los imputados, J.M.P., a ocho años de cárcel y 20.000 euros de indemnización por un delito de abuso sexual con acceso carnal al estimar que el delito no es continuado, absolviéndolo igualmente del delito de abuso sexual en comisión por omisión del que el Ministerio Público lo acusó en el juicio.

De este modo, la Audiencia consideró probado que los dos acusados abusaron sexualmente de sus sobrinas, en uno de los casos de modo continuado en el tiempo, pero no vio probado que fueran conscientes y permitieran expresamente que se abusara de sus hijas.

Asimismo, la Audiencia Provincial absolvió a las parejas de los acusados y madres de las niñas, para las que el Ministerio Público solicitó un año de cárcel a cuenta de sendos presuntos delitos de corrupción de menores y abandono de familia, han explicado las fuentes consultadas por Europa Press.

RECURSO ANTE EL SUPREMO

En el juicio celebrado en mayo de 2013, la acusación ejercida por la Junta de Andalucía pidió para cada una de las madres acusadas diez años de cárcel por un presunto delito de abusos sexuales con acceso carnal en comisión por omisión, ya que consideraba que "conocieron" los hechos y aún así "los admitieron".

El abogado del principal condenado recurrió la sentencia ante el Tribunal Supremo por las "contradicciones" en las que, a su juicio, incurrieron las víctimas en sus declaraciones y al entender que se había vulnerado el principio de presunción de inocencia de su cliente.

En el juicio, los dos acusados negaron los hechos y aseveraron que "ignoran lo que ha podido pasar" con las menores de edad, mientras que las madres de las niñas dijeron ante el tribunal que "desconocen que se hayan producido" dichos abusos sexuales.

INTENTO DE ACUERDO

En la vista oral comparecieron también las dos menores que presuntamente sufrieron los abusos, cuya tutela tiene la Junta y quienes ratificaron los abusos sexuales, aunque según abogados de las defensas presentes en la declaración "incurrieron en sucesivas contradicciones sobre las personas que habrían abusado de ellas".

Antes de comenzar el juicio, las acusaciones y las defensas intentaron llegar a un acuerdo de conformidad, dentro del cual, y únicamente respecto a los padres, la Fiscalía propuso rebajar de 20 a 10 años su petición de cárcel, pero los dos acusados rechazaron la propuesta porque la misma "significaría reconocer unos hechos que no reconocen de ninguna de las maneras".

Hay que recordar que los dos padres fueron imputados juntos a sus respectivas mujeres, R.M.R. y M.B.M., un tío de las menores y un vecino, aunque finalmente la Fiscalía y la Junta sólo dirigieron la acusación contra los cuatro primeros.

LOS HECHOS

Según el Ministerio Público, los hechos tuvieron lugar entre 2007 y mayo de 2008, cuando ambos acusados, "aprovechando" que todos convivían en la misma vivienda y contando con el "consentimiento" del padre y la "pasividad" de la madre, aprovecharon para mantener relaciones sexuales con sus respectivas sobrinas.

En el caso de A.M.M., la Fiscalía sostiene que los presuntos abusos se cometieron tanto en la vivienda referida como en casa de los abuelos maternos "donde el procesado visitaba a su sobrina".

Según la Fiscalía, las dos madres acusadas, aunque "no eran conscientes" de lo que estaba sucediendo, "se desatendieron de sus deberes relativos a la patria potestad" y "dejaron solas" a sus hijas "en numerosas ocasiones", ya que "abandonaban" la vivienda "para satisfacer sus deseos y placeres, propiciando con su actitud el clima idóneo" para que se produjeran los hechos descritos.

FUENTE

miércoles, 5 de febrero de 2014

VENEZUELA: MADURO NO LOGRA QUE SE MARCHEN LAS HIJAS DE CHAVEZ DE LA RESIDENCIA PRESIDENCIAL


Maduro no logra desalojar a las hijas de Chávez de la residencia presidencial

Se resigna a vivir en la casa reservada al vicepresidente, mientras Rosa Virginia y María Gabriela celebran atronadoras fiestas en La Casona




Maduro no logra desalojar a las hijas de Chávez de la residencia presidencial
El presidente venezolano, Nicolás Maduro, aún no ha podido dormir ni una sola noche en la residencia presidencial, La Casona, desde que se alzó con el mando de la República Bolivariana de Venezuela el pasado 14 de abril en unas reñidísimas elecciones. Maduro no ha podido consumar lo que por ley le corresponde: tomar posesión de la noble residencia presidencial, porque La Casona sigue ocupada por las hijas de su antiguo inquilino, el fallecido presidente Hugo Chávez, pese a que este murió el 5 de marzo de 2013 y la Casona ya hace tiempo que debía haber sido preparada para el nuevo jefe de estado y su familia.
Las hijas de Chávez, Rosa Virginia y María Gabriela, también conocidas como «las infantas», se aferran a la residencia como si fuera un legado que les dejó su padre en herencia, y no han mostrado ninguna intención de mudarse para que al fin puedan tomar posesión de la mansión Nicolás Maduro y su mujer Cilia Flores.
Rosa Virginia y María Gabriela han convertido La Casona en un club social para disfrute compartido con sus numerosos amigos. Las fiestas que organizan «las infantas» atruenan la barriada, según cuentan los vecinos de la urbanización La Carlota y Santa Cecilia, donde está ubicada la residencia presidencial. La piscina y la sala privada de cineson dos de las dependencias preferidas para tan frecuentada vida social.
Además, por lo visto, los ágapes les salen muy baratos. Los restaurantes de comida rápida y las agencias de catering ya no aceptan más pedidos de pizzas, hamburguesas y bebidas refrescantes y espirituosas porque, aseguran, los inquilinos de La Casona ya han dejado de pagarles. No es la primera queja relacionada con la agitada vida social de las hijas de Chávez. Las empresas de espectáculos se duelen de que deben regalarles unas treinta entradas cada vez que contratan a un artista internacional. Así, «las infantas» pueden repartir las invitaciones entre sus amigos.
Rosa Virginia es la hija mayor de Chávez y está casada con el actual vicepresidente, Jorge Arreaza. Este matrimonio, que se fraguó a la sombra del desaparecido patriarca, ha conocido varios tropiezos, el más reciente por «veleidades» con terceras personas, que han estado a punto de provocar la ruptura de la pareja.
Contra toda separación
Pese a las peleas conyugales, Rosa Virginia siguió viviendo en la residencia con sus dos hijos, en tanto que su marido se mudó a Fuerte Tiuna, sede del Ministerio de la Defensa, mientras duró el bache matrimonial. Al final se reconciliaron, y el vicepresidente pudo regresar a La Casona.
La segunda hija, María Gabriela, de quien dicen que era la consentida de Chávez, hizo un intento de cambiar de residencia. Se mudó a la caraqueña urbanización Alta Florida, a una vivienda que le prestó un viejo aliado de su padre. Allí se dedicó a escribir un libro dedicado a la memoria del fallecido presidente. Pero María Gabriela parece que no soportó vivir más en Alta Florida sin el lujo del poder del que disfrutaba en la residencia presidencial. Y a principios de este año regresó a La Casona.
Los venezolanos se preguntan cómo es posible que las hijas de Chávez se aferren con tal tenacidad a la residencia presidencial, mientras Maduro y su mujer siguen viviendo en La Viñeta, una residencia destinada al vicepresidente y a los jefes de Estado de visita en el país.
Construida en 1964 en estilo colonial al este de Caracas, La Casona forma parte del patrimonio histórico y cultural de Venezuela. Cuenta con ocho salones, una sala de cine privada, seis habitaciones principales y varias para huéspedes, una piscina y amplios jardines enmarcados por una hilera de columnas bordeando la mansión.