Al menos 23 mujeres canadienses que
tomaron píldoras anticonceptivas de consumo frecuente murieron, en su mayoría
debido a coágulos en la sangre, de acuerdo con documentos del ministerio de
Salud.
Los informes oficiales detallaron que los médicos y farmacéuticos, que están
obligados a notificar las reacciones adversas a los medicamentos, sospechan que
las pastillas Yaz y Yasmin del laboratorio alemán Bayer fueron las causantes de
estas muertes, según indicó la cadena de televisión canadiense Canadian
Broadcasting Corporation (CBC).
Las píldoras Yaz y Yasmin de Bayer están entre las pastillas anticonceptivas
más vendidas. Contienen drospirenona combinada con etinil estradiol, un
estrógeno muy común en los anticonceptivos orales.
La drospirenona levanta los niveles de potasio. Los estudios han ligado los
altos niveles de potasio a problemas de salud peligrosos para la vida como
infarto, arritmias de corazón, trombosis profunda de vena, coágulos de sangre, y
derrame cerebral. Las mujeres que son obesas o diabéticas están en el riesgo más
grande para estos problemas.
Los graves efectos secundarios de Yaz incluyen bultos en el seno, depresión,
dolores de pecho, sudar, migrañas, y el entumecimiento repentino. Los efectos
secundarios menos graves como la ternura de seno, comezón vaginal, aumento de
peso, y cambios en ciclos menstruales son todo común cuando está tomando
Yaz.
Cientos de mujeres podrían haber sufrido los efectos nocivos de estos
fármacos, dijo el abogado que presentó un recurso colectivo contra la empresa
farmacéutica.
Miles de demandas se han presentado contra Bayer, en particular en los
Estados Unidos.
En noviembre de 2009, aproximadamente 33,000 cajas de la píldora popular, Yaz
(drospirenona) fueron retiradas del mercado debido a la mal fabricación en la
planta de Bayer en Alemania.
La Agencia estadounidense de Alimentos y Medicamentos (FDA) ya había lanzado
en abril de 2012 una advertencia de que esas pastillas podrían estar “vinculadas
a un mayor riesgo de coágulos en la sangre”, y que esta información debía
figurar en sus prospectos.
La Agencia Europea de Medicamentos también hizo una advertencia similar en
2011.
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