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domingo, 15 de septiembre de 2013

LA PERDIDA DE POBLACION ACTIVA HACE QUE NO SUPEREMOS LOS 6 MILLONES DE PARADOS


Triste dato: la emigración de población activa evita que el paro supere los 6 millones
Sólo desde junio de 2011 han salido de España tantos trabajadores como habitantes de la provincia de Burgos




El prestigioso servicio de estudios de La Caixa ofrece un análisis en su último informe mensual de coyuntura económica sobre la evolución de la población activa en España, es decir sobre los ciudadanos que están en edad de trabajar y su nivel de ocupación. El informe ofrece un triste dato:el desempleo en España superaría los 6 millones de parados si no fuera por una válvula de escape, la de los trabajadores que emigran. Y no son solo los inmigrantes que vinieron a España en los años de bonanza y ahora regresan a su países de origen, sino también miles de españoles que emigran de España para buscar un empleo.

Pérdida histórica de población activa

A mediados de 2011 la economía española entró en una segunda recesión y lleva nueve trimestres consecutivos con registros negativos, o lo que es lo mismo cayendo. Ello ha provocado que según la Encuesta de Población Activa (EPA) haya alcanzado la peor tasa de la historia, un 26,3% de desempleo, pero es que según el servicio de estudios de La Caixa si no fuera por la emigración estaría en el 27,9%, como Grecia o peor.  Si ya en España la tasa de actividad ha sido históricamente baja, ahora está en su peor registro, un 59,5% de ocupación, desde que estalló la crisis.

Como si todos los habitantes de Burgos hubieran emigrado

Desde junio de 2011 se han ido de España 375.000 personas por motivos laborales, lo que supone que en menos de año y medio es como si hubieran abandonado el país todos los habitantes de la provincia de Burgos, comparativa que da imagen del desastre laboral. Y hay otro dato muy preocupante, por primera vez se rompe la tendencia iniciada en los años 90 de aumento continuo de la masa laboral en España, debido principalmente a la incorporación de la mujer al mercado laboral.

De 23 millones de trabajadores a 16

El servicio de estudios de La Caixa recuerda que la población activa creció rápidamente en España durante la etapa de crecimiento económico, de tal forma que desde 1996 y hasta el segundo trimestre de 2011 se pasó de 16,3 millones de trabajadores a 23,1 millones. Las mayores tasas de ocupación en España se registraron en el período 2.003 a 2.008. La reducción de población activa se ha producido más intensamente entre los extranjeros que llegaron al calor de la burbuja inmobiliaria para trabajar en la construcción, así desde el máximo de extranjeros ocupados que se alcanzó en 2.009 a mediados de 2011 se redujo en 485.00 trabajadores, mientras que entre ciudadanos españoles se redujo en 88.300.

La nueva emigración española

A diferencia de la emigración de los años 60, cuando los españoles que se iban de España tenían baja cualificación y ocupaban los puestos de trabajo que los nacionales no querían, los españoles que emigran ahora son cualificados. Se van jóvenes licenciados, lo que supone una doble tragedia porque el país pierde mano de obra preparada en cuya formación ha invertido muchos recursos públicos.  No hay datos exactos del número de españoles que han emigrado en busca de empleo, pero sí se sabe que desde 2009 el número de españoles que ha emigrado en busca de empleo ha aumentado en 460.000. Sólo en lo que va de 2013 habría aumentado un 6,3%,  114.000 personas, respecto a 2.012. El Padrón de Españoles Residentes en el extranjero a uno de enero de 2013 refleja que hay casi dos millones de españoles residiendo en el extranjero (1,93 millones), pero no se especifica cuantos se han ido para buscar un trabajo. En todo caso, triste panorama.

sábado, 20 de julio de 2013

LOS CHINOS SE MARCHAN DE ESPAÑA, Y EN SILENCIO


DESDE 2011 MÁS CHINOS DEJAN EL PAÍS DE LOS QUE ENTRAN

Crisis e inseguridad: los chinos se van de España



Crisis e inseguridad: los chinos se van de España
En silencio llegaron, y en silencio se están yendo. Parecían inmunes a la coyuntura económica, escondidos detrás de los escaparates de los bazares, pero los datos indican que la situación preocupa también a los chinos en España. Cada vez más, prefieren ir a buscar suerte a otro país. O volver a casa.
Desde el año 2011, el saldo migratorio de los ciudadanos chinos en España es negativo. Por primera vez desde que se recoge este dato, son más los que se van de España que los que vienen. La crisis económica y los efectos de la Operación Emperador han dejado su rastro. Y la imagen  de España  en los confines de la economía más importante del mundo sufre las consecuencias de ello.

El barrio madrileño de Usera sigue siendo uno de los más habitados por la población china en la capital, según los datos del padrón municipal. Justo al lado de la salida del Metro, Lis abrió su tienda de fotografía en 2007. Sentado al mostrador, lee el China Times, que lleva en portada una foto de un Mariano Rajoy cabizbajo y con aire preocupado. Casi no habla español, y Lim, que a cambio lleva en España 28 años y exhibe un fluído castellano, hace de intérprete: “tenemos muchos amigos que han vuelto a China: allí sí hay trabajo.”, admite. Su tienda era una referencia en el barrio: “trabajábamos mucho para bolivianos, ecuatorianos…pero casi todos ellos se han ido también”. La crisis no es su única queja: “Aquí es inseguro: la prensa habla mal de nosotros y todo el mundo cree que somos unos ladrones”, afirma con cara nerviosa.“Sabes, desde la operación Emperador…”
Como la gran mayoría de comercios chinos, su negocio abre prácticamente todo el día. Sin descanso, atienden a cualquier hora. Igual que el pequeño todo a cien, un par de calles más al norte. Lo regenta Elena, casada y con un hijo que estudia en un colegio español: su facturación es, hoy, un 50% de lo que fue en 2008
Ese año, la población china parecía aguantar bien los efectos de la crisis. Tanto que se ganó más de un enemigo entre quienes veían tiendas autóctonas cerrar y ser suplantadas por bazares y fruterías. Otros quebraban, el paro nacional se encaminaba hacia el 20%, y los chinos hacían negocios. Aprovechar cada oportunidad está en su ADN: “La palabra crisis, en chino, se escribe con dos signos:uno que significa peligro y el otro que significa oportunidad”, explica Julia Zheng, asesora de la consultora Orient Consulting que se prestó en más de una ocasión a ser portavoz de los comerciantes de su nacionalidad. “En vez de estar esperando pasivamente, los chinos buscaron una oportunidad: y alquilar por precios rebajados por la crisis locales de valor más alto, lo era”, añade.
La emigración china, destacan los expertos consultados, cumplía así con su objetivo: contribuir a la expansión del comercio, presencia e influencia de la madre patria
La red de solidaridad que caracteriza la sociedad china hacía el resto. Mientras los bancos dejaban de prestar crédito, la población china contaba con la ayuda de familiares y amigos: un apoyo fundamental para arrancar y mantener sus proyectos. Además, dice el proverbio chino, “mejor ser la cabeza de una gallo que la cola de un fénix”, por lo que la tasa de trabajo autónomo se disparó entre los inmigrantes del país oriental. En 2013, la Asociación de Trabajadores Autónomos señalaba que el número de ciudadanos chinos dados de alta como autónomos en España había crecido el 83% entre 2008 y 2012.
El hueco que se abrieron en la economía nacional fue un verdadero “nicho económico étnico” que les permitió evitar la competencia directa del mercado local, apunta Amalia Sáiz López, profesora del área de Estudios de Asia Oriental de la Universidad Autónoma de Barcelona. Aunque esto se interprete a menudo como un“encerrarse” de la sociedad china allá donde vaya, se trata de una forma de proporcionar puestos de trabajo, empleo, y capital. “El nicho étnico ha mostrado el camino a seguir para la movilidad social ascendente, motivo básico del proyecto familiar chino”, añade Sáiz.
Más peligro, menos oportunidad
Pero la crisis golpeó duro, resquebrajando la estructura comercial china justamente cuando parecía haberse ganado su esquina en cualquier ciudad española. Como explican fuentes de la comunidad china en Madrid, no es fácil cuantificar cuántos comercios cerraron, porque a menudo simplemente se pasaba de un dueño a otro, ambos de la misma familia. Al no cambiar el aspecto estético de la tienda (¿hay algún bazar diferente de otro?), el público rara vez se percataba del cambio. Zhang, por su parte, aporta que mientras Orient Consulting asesoraba a más de 500 pequeños empresarios chinos hace un año, hoy no llega a 400: “En 2013, están cerrando entre 5 o 6 comercios por mes”, explica basándose en los datos que maneja su empresa de consultoría. El “peligro” empieza a ganar sobre la “oportunidad”.
“Desde China esto se ve con preocupación, naturalmente”, cuenta Xulio Ríos, director del Observatorio de Política China y residente en Pekín. “A lo largo de estos años hemos constatado la multiplicación de las misiones de todo tipo de China a Europa. En cuanto a España, China ha reiterado su simpatía, pero no acaban de identificarse vías sólidas de cooperación, más allá de la compra de deuda y algunas operaciones. El déficit sigue siendo muy abultado”, detalla Ríos. 
Simón, que hizo suyo este nombre hace ya una década, fue uno de los que quiso intentarlo. Después de trabajar como ayudante de cocina y estudiar el idioma en la Universidad de Alcalá de Henares, abrió su Wok Shangai en 2008, “cuando Zapatero decía que esto no era crisis”, dice riéndose. Hoy es un restaurante amplio, moderno y limpio. Y vacío: “hacíamos casi de comedor para las empresas de alrededor. Pero un día viene uno y te cuenta que han despedido a 50, el día después echan a otros 40 de la oficina de enfrente…y nos hemos quedado sin clientes”, dice con una sonrisa amarga. “Duele más cuando piensas que vinimos a un país totalmente diferente, con un idioma, una cultura y un estilo de vida que no tienen nada que ver con nuestro país”, añade.
Mala Imagen
“Sabes, la Operación Emperador…”. No hay conversación con miembros de la comunidad china o de su entorno que no entre en la cuestión. En octubre de 2012, la Policía Nacional desarticuló una red de evasión fiscal que encabezaba Gao Ping, una de los mayores empresarios chinos en España. El Ministro de Interior, Jorge Fernández Díaz, aseguró que se trataba de la “máyor operación policial de la historia de España”. La ola mediática que siguió la operación golpeó con fuerza a la totalidad de los chinos en España. “La publicidad que dieron los medios causó pésimas consecuencias para la comunidad: se dio una difusión exagerada y todo el mundo empezó a pensar que los chinos eran mafiosos y que no pagan impuestos”, explica un profesional de un diario chino que se imprime en España y que prefiere permanecer anónimo al “no tener el permiso” de la Embajada por hacer declaraciones.
En la comunidad china se calcula que tras la operación bajó del 60% la actividad económica de los comerciantes de Cobo Calleja. Este polígono industrial de Fuenlabrada, a las afuera de Madrid, provee  mercancía a la gran mayoría de tiendas chinas de la capital: fue el corazón del operativo policial y donde se llevaron a cabo las detenciones ante amplia presencia mediática. Entre las naves industriales, la policías nacional intervino seis millones de euros en efectivo.
“Se habló mucho de la operación Emperador en China”, remarcan todas las fuentes consultadas. “La gente empezó a desconfiar en España, viendo que quizás no se quería a los chinos", apuntan a la hora de comentar el cambio del flujo migratorio. "Este año, para la celebración del 40º aniversario del establecimiento de las relaciones entre España y China, se esperaba un aumento de llegada de turistas e inversores chinos: pero no está ocurriendo”, comenta Zhang, de Orient Consulting. Y para este 2013 la Comunidad prefirió no celebrar el año nuevo chino, afectada “por la crisis y por la tristeza” de la situación actual. Mientras, los rumores recorren la China Town madrileña. Historias no documentadas sobre policías que apalean a inmigrantes chinos o falsos agentes que exigen dinero con la excusa de nuevas operaciones antievasión, también llegan a las orejas de Pekín. Las llevan quienes, entre inseguridad y paro, prefieren volver a casa.