El viernes, la
Guardia Civil y la
Policía
Nacional llevaron a cabo una operación conjunta en Ceuta en la que
resultaron detenidos
doce presuntos terroristas que actuaban
como captadores yihadistas. Reclutaban combatientes y suicidas para enviarlos a
Siria.
Detrás de estas detenciones se oculta, tal como ha sabido
El
Confidencial Digital, una amenaza de mayores dimensiones, que
preocupa profundamente a los servicios de inteligencia y a la seguridad del
Estado: “
Ceuta y Melilla se han convertido en un
polvorín”,
aseguran fuentes de la Guardia Civil.
Guetos islamistas
ECD se ha puesto en contacto con fuentes de los servicios de inteligencia
españoles, que coinciden en ese análisis, e incluso van más allá. “Los barrios
musulmanes de Ceuta y Melilla, como
El Príncipe y la
Cañada de la Muerte, han multiplicado en los últimos años su
población islámica. Cada vez son más
difíciles de controlar.
Hoy se han convertido en
guetos donde se esconden fácilmente
los islamistas” aseguran.
Las labores de vigilancia de estos barrios, intensificadas tras los atentados
del 11 de marzo de 2004, han empezado a ser
infructuosas.
Explican estas fuentes que dichas zonas se han
“
impermeabilizado”: no existe apenas colaboración civil con las
fuerzas de seguridad, y cada vez hay más
inmigrantes
“desconocidos” para la seguridad del Estado, a los que ya no se puede
controlar.
Sólo en Ceuta, la población musulmana asciende a 43.000 personas de un total
de 84.000 habitantes. La
presión migratoria en las fronteras de
la ciudad autónoma se ha
multiplicado por tres en apenas un
año, según los datos que maneja la Guardia Civil.
Otro de los problemas al que se enfrentan las fuerzas de seguridad del Estado
es la enorme dificultad para obtener ahora información sobre los nuevos
habitantes de los barrios marginales: los confidentes ‘de siempre’ no tienen
acceso a ellos, y los
infiltrados se hallan ‘quemados’. La
mayoría de ellos están identificados por la población local.
Oleada de inmigrantes
Las fuentes consultadas confirman que la situación ha empeorado sensiblemente
en apenas un año: se ha producido una verdadera oleada de entradas en España de
inmigrantes procedentes de países que han vivido las denominadas ‘primaveras
árabes’: de
Túnez, Egipto, Libia, Argelia, y en parte también
de
Marruecos.
Se trata de individuos que se han radicalizado durante estos procesos
políticos, y parte de ellos han recibido instrucción militar, e incluso han
llegado a combatir en las filas rebeldes de sus países.
“
Gente preparada y dispuesta a todo”, aseguran las fuentes
de la Inteligencia española.
La situación se ha agravado aún más con la guerra de
Siria.
Actualmente, hay cuatro millones de refugiados de guerra sirios buscando refugio
político en otros países, y parte de ellos podría acabar en
zonas del
norte de África con acceso a Ceuta y Melilla.
España y Marruecos van a
colaborar
Marruecos se ha convertido para España en un “gran aliado”
en la lucha contra el integrismo islámico en Ceuta y Melilla. Rabat maneja
informes que sitúan a las dos ciudades autónomas como
escondite de
personas fugadas de Marruecos y buscadas por delitos de terrorismo.
Por ello, España ha solicitado a Marruecos intensificar la colaboración mutua
en materia de seguridad, en concreto
facilitando la libre circulación de
agentes de inteligencia de los dos países a través de
sus fronteras.
De hecho, acaba de
entrar en vigor un acuerdo entre los
ministerios de Exteriores de los dos países que permite la
entrada en España, y en Marruecos, de ciudadanos con pasaporte de servicio
–diplomáticos, fuerzas de seguridad- sin necesidad de visado. Este tipo de
pasaportes suelen ser utilizados por miembros de los servicios de
inteligencia.
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