El venezolano Banesco desvela sus cartas en la puja por Novagalicia
Se compromete a mantener el empleo en la vieja caja gallega y a reabrir el grifo del crédito y advierte de que su adjudicación a Santander, BBVA o Caixabank sería la opción «más dolorosa» para Galicia
Ningún banco español suele destapar sus cartas en medio de la subasta de una entidad financiera rescatada y en manos del Estado. Sucedió con las ventas de la CAM, de Unnim y de Banco de Valencia y en estos momentos ocurre lo mismo con Novagalicia Banco. Nadie quiere desvelar sus intenciones reales al resto de competidores, pero ahora podrían verse obligados a mover ficha. Banesco, sin mostrar cifras estratégicas -el precio que está dispuesto a pagar, por ejemplo-, se ha comprometido ya a mantener el actual empleo de la vieja caja gallega y a reabrir el grifo del crédito. Y está convencido de que eso le otorga una gran ventaja frente a otros interesados como Santander, BBVA y Caixabank. «Vamos a ganar la subasta», confía el presidente del grupo venezolano, Juan Carlos Escotet.
Las ofertas de las entidades españolas, explica el banquero en un encuentro en Caracas (Venezuela) con periodistas españoles, «serían más dolorosas» para Galicia, dando por hecho que Santander, BBVA y La Caixa, también en la puja, cerrarían oficinas de Novagalicia, en parte para evitar duplicidades con las que ya tienen en la región. En este mismo sentido, los sindicatos han calculado que la venta a una de esas tres entidades supondría la salida de hasta 3.500 trabajadores.
Banesco, por su parte, garantiza que no cerrará sucursales ni los servicios centrales de Novagalicia en La Coruña. Como muestra, el grupo recuerda que, tras la adquisición a finales de 2012 de Banco Etcheverría, la entidad también gallega con que fusionaría Novagalicia en caso de adjudicársela, su presencia en España ha pasado de 32 a 117 oficinas en menos de un año y que su plan es seguir abriendo sucursales, sobre todo en la cornisa cantábrica y Madrid, hasta duplicar en cinco año su red. Banesco se hizo además con 66 oficinas de Novagalicia en León que sumó a la red del Etcheverría y sólo una persona ha salido de esas oficinas, concreta el banco.
Escotet, que posee el 80% del capital del holding Banesco, tiene la certeza de que «la banca no viaja bien». Así, las siete filiales del grupo (Venezuela, Panamá, República Dominicana, Puerto Rico, Colombia, Estados Unidos y España) están formadas por gestores locales. Esto es, Banesco no desplaza a equipos de Caracas hacia el nuevo país. En Etcheverría, de hecho, el personal sigue siendo el mismo desde su compra.
Otra de las bazas con las que cree contar Escotet en la puja por Novagalicia es su disposición a aumentar la concesión de crédito en un momento en que la banca española continúa restringiéndolo. Pese a admitir que todavía hay una ausencia de demanda solvente, la dirección del Banesco asegura que en Galicia hay una demanda no atendida. «Todo está pensado para aumentar el crédito», dice Pedro López, consejero del Etcheverría, sin detallar eso sí cuál es el aumento de préstamos que tiene pensado hacer el grupo.
La crisis de las cajas, una oportunidad
Banesco reconoce sin ambigüedades que su desembarco en España, y sobre todo en Galicia, es fruto del hueco dejado en la región por la crisis de Novagalicia tras la fusión de Caixa Galicia y Caixanova. La entidad quiere ocupar ese espacio. «Es una oportunidad única», dice Escotet. Prueba de ello es que la red del Etcheverría ha crecido un 50% intermensual en depósitos gracias a esa situación. Además, la entidad coruñesa, con casi 300 años de vida, está iniciando su expansión internacional con oficinas de representación en Venezuela, Panamá, México, Brasil y Argentina precisamente para captar negocio de particulares y empresas gallegas, pero también asturianas y canarias, en la colonia española de esos países, opcupando también el hueco que dejó ahí NCG.
El objetivo que buscan el Gobierno y el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) con la venta de Novagalicia y el resto de entidades que han recibido ayudas públicas es maximizar el dinero que se puede obtener con las adjudicaciones. O, en todo caso, minimizar el coste para el contribuyente, pues el Ministerio de Economía no descarta conceder garantías al comprador, como ya sucedió durante las subastas de la CAM y Banco de Valencia.
La clave del precio
La posibilidad de apuntarse como capital los créditos fiscales (DTA, por sus siglas en inglés) que acumulan estas entidades por sus pérdidas en los últimos años ya es de por sí un aval y despeja el camino de la venta. En el caso de Novagalicia ascienden a unos 4.500 millones de euros. Sin embargo, y en el caso concreto de NCG, quedan otras partidas a tener en cuenta, como la indemnización de 430 millones de euros que solicita la aseguradora Aviva a la entidad para romper su acuerdo de distribución de seguros. Las entidades en la puja podrían reclamar al FROB que asuma esa factura futura. El Fondo también podría tener en cuenta qué entidad está dispuesta a quedarse con la cartera de activos fallidos del grupo.
Llegado al asunto del precio a ofrecer Escotet calla. Pero antes ya ha matizado que la oferta de Banesco «estará construida sobre la debida prudencia». O dicho de otra forma, que el grupo no arriesgará su solvencia por hacerse con Novagalicia. Banesco ya había pujado, tras hacerse con el Etcheverría, por Banco Gallego, finalmente adjudicado al Sabadell. Había detectado que en España, con la reestructuración bancaria, empezaba a haber oportunidades a precios asequibles. También en Estados Unidos y Panamá, donde ha crecido desde cero con oficinas propias, intentó entrar primero con una compra, pero los precios eran demasiado elevados.
Banesco dice contar con la capacidad económica suficiente para absorber una entidad que supondría duplicar su actual tamaño. El capital lo aportarían los tres accionistas de referencia del holding, entre los que está Escotet, sin necesidad de acudir al mercado. Banesco recuerda además su experiencia en la integración de bancos, pues el banco nació de la fusión en menos de tres décadas de 14 entidades financieras. Y cuando acometió la fusión de Caja Familia y Banco Unión su tamaño ya se multiplicó por dos. Un saber hacer que recuerda al de Banco Sabadell, también experto en absorciones.
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