La influencia de la CIA en el “terrorismo checheno” de Boston
La versión
oficial sobre el atentado de la Maratón de Boston indica que los perpetradores
provienen de Chechenia o una región cercana, y que los ataques fueron producto
del terrorismo islámico.
“La red checheniana jihadista es muy extensa”, dijo el neoconservador Walid Phares a Fox
News. “Tienen una inmensa red al interior de Rusia y
Chechenia.”
“Ellos bien podrían estar apoyados por una
importante red internacional”, advirtió el neoconservador de la era Bush y ex
embajador ante las Naciones Unidas, John Bolton.
En un reporte de este jueves, Fox citó al centro de
estudios del Council on Foreign Relations para explicar la conexión chechena de
los terroristas de Boston, señalando que el ex líder checheno Ibn al-Khattab
mantuvo reuniones con Osama bin Laden en Afganistán.
Fox se refirió a un documento sobre políticas de
Seguridad Interna de la Universidad George Washington emitido en 2010, que dice
que Chechenia es visto por “teóricos jihadistas” como un lugar donde “luchar no
sólo es legítimo, sino también obligatorio”. El informe también asegura que el
líder rebelde checheno Doku Umarov intentó alinear a la insurgencia “con las
concepciones jihadistas globales” y apoyó la idea de un “emirato islámico en el
Cáucaso”.
La cadena Fox omite predeciblemente hechos
importantes mientras trabaja para establecer una nueva amenaza islámica:
principalmente, que la llamada “insurgencia” en Chechenia fue una iniciativa
encubierta de la CIA. Los líderes rebeldes Shamil Basayev y Al Khattab fueron
entrenados y adoctrinados en campos patrocinados por la CIA en Afganistán y
Pakistán, escribe el analista Michel
Chossudovsky.
El servicio de inteligencia ISI de Pakistán
(Inter-Services Intelligence) jugó un rol importante en la organización y
entrenamiento del ejército rebelde checheno. El ISI también juegó un papel
instrumental al apoyar al Mujahideen afgano, una fuerza paramilitar musulmana
que posteriormente maduraría bajo la dirección de la CIA convirtiéndose en el
Talibán y Al Qaeda.
El agente del MI6 británico Abu Qatada
recaudó dinero para el jihad checheno, mientras que el conocido iman Abu Hamza
al-Masri de la mezquita de Findbury Park – un informante de ambos servicios de
seguridad británicos en Londres – juntó fondos tanto para el jihad de Chechenia
como para el campo Darunta de Bin Laden en Afganistán.
La CIA también trabajó para desestabilizar a los
Balcanes, un hecho documentado por la prensa europea pero
ampliamente ignorado en Estados Unidos. Los esfuerzos por convertir los Balcanes
en un “refugio” para jihadistas fanáticos fueron promovidos por la CIA y el Pentágono. En 1993, el
agente de la CIA Osama Bin Laden instaló supuestamente a su segundo hombre,
Ayman al-Zawahiri, para que dirigiera
las operaciones de la organización en los Balcanes.
A pesar de todas las pruebas que apuntan a que
Estados Unidos, Gran Bretaña, Pakistán y Arabia Saudita orquestaron iniciativas
para socavar a la Unión Soviética – no sólo durante su ocupación de Afganistán,
sino también en los estados musulmanes soviéticos – y difundir el conflicto
radical sunita a través de la región, se espera que creamos que los hermanos
Anzor y Dzhokhar Tsarnaev son parte de un renovado esfuerzo internacional de Al
Qaeda para atacar al continente americano. El papel de la CIA en promover este
movimiento fanático, por supuesto, será omitido.
Esta será la línea argumental que será desplegada en
los próximos días por los medios de establishment. En respuesta a este supuesto
ataque de Al Qaeda y grupos afiliados en Chechenia, podemos esperar que la
intromisión del estado policial en las libertades de Estados Unidos y el mundo
avance a una nueva etapa.