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miércoles, 28 de agosto de 2013

INTERROGAN AL ESPAÑOL DE JP MORGAN PARA DESTAPAR LOS ERRORES DE LA BANCA


EEUU acorrala al español Martín-Artajo para destapar los errores de JP Morgan


Foto: Reuters.
Javier Martín-Artajo (49 años) se ha convertido en el epicentro del escándalo financiero bautizado como ‘la ballena de Londres’. Un año después de que estallara el caso, una reciente orden de busca y captura de Interpol le había convertido en un fugitivo. Hace dos semanas la Fiscalía Federal de EEUU decidió imputarle por varios presuntos delitos vinculados a las pérdidas de 6.000 millones de dólares que registró el banco norteamericano JP Morgan en el segundo trimestre de 2012. Ayer, acompañado por su abogado, se personó en unas dependencias de la Policía Nacional para ser puesto a disposición judicial. A partir de ahora, está en juego su extradición.
El ejecutivo español está acusado de tres delitos -conspiración, fraude y falsificación de documentos- cometidos para tratar de ocultar las pérdidas millonarias generadas con su agresiva estrategia de inversión en derivados. Cuando salió a la luz el caso de 'la ballena de Londres', sobrenombre que se dio en la City al trader francés Bruno Iksil, en referencia al gran volumen de activos financieros sobre los que había invertido, JP Morgan resolvió por lo sanó. Todos los implicados en la cadena pactaron su salida, desde el otrotrader Julien Grout hasta los dos superiores de Martin-Artajo, su jefe directoAchilles Macris y la responsable de inversión del banco Ina Drew
El consejero delegado de JP Morgan, el todopoderoso Jamie Dimon, reforzado como uno de los banqueros más importantes de EEUU tras la crisis financiera de 2007, contexto en el que adquirió a las quebradas Washington Mutual y Bear Stearns, cortó por lo sano después de tener que admitir pérdidas millonarias por las inversiones fallidas realizadas por la unidad de trading radicada en Londres. El problema no se llevó por delante al banco de negocios, que cerró 2012 con unos beneficios récord de 21.000 millones de dólares, pero sí dejó al descubierto los riesgos asumidos en la gestión de una parte del balance de la entidad. Y ese es el origen del problema.
Exist
Según fuentes financieras, la sucesión de acontecimientos que terminó con la perdida de 6.000 millones de dólares demuestra la cadena de fallos existente en la política de supervisión de riesgo dentro JP Morgan. La unidad en la que trabajaba Martín-Artajo tenía encomendada la gestión de una parte importante de la posición de liquidez del banco, que a raíz de la crisis financiera se había disparado hasta los 350.000 millones de dólares a consecuencia de su solvencia. Gestionar un volumen tan grande de dinero -la ballena de Londres- sin a la vez distorsionar el mercado fue uno de los principales problemas a los que tenía que hacer frente la entidad.  
El equipo especial de inversión dirigido por el ejecutivo español tomó posiciones en distintos tipos de activos financieros de riesgo. Para que la gestión de la ingente posición de liquidez de JP Morgan fuera más rentable se había decidido operar una parte con una estrategia más agresiva. Dada la dimensión de las operaciones, la unidad de Martín-Artajo creó una cobertura para acotar el riesgo de sus decisiones a través de swaps, de manera que revendía como producto financiero el riesgo de su cartera. De nuevo, la dimensión de su gigantesca operativa alertó al resto de agentes del mercado, que apostaron masivamente contra la solvencia de ese modelo.
El riesgo asumido acabó en pérdidas de 6.000 millones de dólares y una oleada de despidos. Sin embargo, las autoridades financieras de EEUU no han querido pasar capítulo de forma tan rápida. Sirviéndose del propio trabajo de investigación realizado por JP Morgan para depurar responsabilidades, la Fiscalía Federal ha iniciado su propia caza de brujas, tarea para la que ha contado con la colaboración de uno de los protagonistas, el trader Bruno Iksil, al que ha ofrecido a cambio inmunidad. Precisamente, a raíz de su colaboración ha tenido lugar la imputación contra el español Martín-Artajo y el francés Julien Grout, acusados de tratar de encubrir las pérdidas. 

Es probable que sean sólo la punta de lanza de la actuación de la Fiscalía. En definitiva, su responsabilidad puede ceñirse a la autoridad material de las inversiones y a las maniobras posteriores para tratar de digerir las pérdidasgeneradas cuando ya era imposible revertir la situación. De momento, ninguno de los superiores de Martín-Artajo y de Grout ha sido imputado aún. Por tanto, está todavía en juego determinar la culpabilidad existente en la cadena de mandos, descubrir los fallos existentes en la política de supervisión de riesgosy despejar la incógnita de quiénes faltan por caer. En definitiva, bucear en las entrañas del gigante JP Morgan. 
Precisamente, la actuación del Fiscalía Federal coincide en el tiempo con lacruzada que las autoridades de EEUU mantienen contra el banco de inversión. Como revela en exclusiva el diario Financial Timesel gigante de Wall Street ha sido conminado a pagar una multa de 6.000 millones de dólarespor malvender activos a las entidades hipotecarias semipúblicas Fannie MaeFreddie Mac, según la demanda interpuesta por la Agencia Federal Hipotecaria. Esta sanción, una de las mayores que jamás ha tenido un banco, pone en una situación comprometida al financiero Jamie Dimon, que además puede verse aplastado por 'la ballena de Londres'.

sábado, 20 de abril de 2013

JP MORGAN: LOS INVERSORES NO ENTRAN EN ESPAÑA POR LA CLASE POLITICA


JP Morgan avisa: “Los inversores no entran en España por culpa de la clase política, no por la crisis”

JP Morgan avisa: “Los inversores no entran en España por culpa de la clase política, no por la crisis”

Hasta los bancos de inversión reconocen ya que mientras empresas y trajadores han realizado un sacrificio brutal, la clase política es el gran lastre, por su incapacidad para el consenso, la falta de concreción con los ajustes y su corrupción. 

“¿Cómo es posible que no haya consenso para nada entre la clase política?”, se preguntaban los clientes de JP Morgan después de haber estado en España la semana pasada de road show, invitados por el propio banco de inversión. En los últimos tiempos han pasado numerosos fondos y clientes de la banca de negocios por el país, con ganas de ver los avances y el efecto de los ajustes. El resultado es claro: la sociedad y la empresa están haciendo sus deberes, pero los políticos son un desastre total. Los del Gobierno y los que no son del Gobierno.

“Los escándalos políticos e institucionales están haciendo mucho daño a la imagen de España en el exterior”, a pesar de que el nuestro “se considera un país de lo más atractivo que hay en Europa para invertir”, sometido a un brutal ajuste “que pocas economías podrían aceptar”, apuntan en una nota interna.

 “La semana pasada nuestros analistas recorrieron Madrid con inversores y comprobaron cómo la profunda recesión, el alto desempleo y la inevitable austeridad no parecen todavía estar incitando a los políticos a trabajar juntos para encontrar una solución que ayude a reavivar la confianza de los inversores”.

Sonrojante

Y añaden, con sonrojante pero meridiana claridad: “Varias regiones tiran por su lado y parecen no darse cuenta del mensaje tan malo que lanzan al extranjero. Este sería un momento muy bueno para diferenciarse de Italia y no se está haciendo. El pacto que ha firmado Peña Nieto en México es un buen ejemplo de lo que se podría hacer”.

En este sentido, la banca sofisticada (que al final, constituye el principal canalizador de inversiones ya que tiene una gran influencia en las decisiones finales) ha visto siempre con profundo desagrado los movimientos secesionistas que se empeñan en persistir. Tampoco en el plano sociológico hay gran entusiasmo por este resquebrajamiento.

Mientras el ruido político sube de tono, JP denuncia que faltan muchos avances, como la reforma energética, la limpieza definitiva de los bancos y “otras cuantas que no sabemos dónde están porque hace meses que no vemos un calendario de reformas. (…) La incertidumbre en las reformas y regulaciones son de lo peor que puede haber para el inversor extranjero”.

Para los bancos, también son un cáncer

Incluso el analista financiero de JP Morgan, Jaime Becerril, publicaba tras estos encuentros un largo informe sectorial en el que señalaba a la clase política como gran problema del sistema bancario. Su largo escrito, de 22 páginas, empezaba así: “La pasada semana estuvimos de visita por Madrid con inversores (insiste), que vieron cómo la profunda recesión, desempleo masivo e inevitable austeridad no parecen llevar a los políticos a trabajar de manera conjunta para encontrar soluciones que revivan la confianza del inversor. (…) Las luchas internas de los políticos y sus lentas medidas están dificultando las inversiones”.

Podría pensarse que JP ha tenido algún desencuentro con el Gobierno o algún político, pero no sólo son ellos los que han estado paseando a sus clientes y analizando el panorama. También la semana pasada alrededor de una veintena de fondos de inversión de Australia, EE UU y norte de Europa eran convocados por Chevreaux (el bróker participado por Credit Agricole) en el hotel Villamagna para escuchar a Álvaro Nadal, jefe de la Oficina Económica de Presidencia.

Según fuentes presentes, los inversores salieron gratamente sorprendidos por dos cuestiones: la reducción de los costes laborales unitarios y la rápida consecución de balanza por cuenta corriente positiva de la economía, que está facilitando, a su vez, una menor dependencia de la liquidez del Banco Central Europeo (BCE).

Es decir, “la sociedad ha aceptado que tocan salarios más bajos, lo que permite a las empresas ser competitivas dentro. Pero además, las compañías han salido a competir duramente al exterior.” La inversión de la curva de la balanza por cuenta corriente en apenas tres años “es un proceso más intenso que el que puedan haber tenido las devaluaciones de Solchaga”, comentaban los expertos presentes.  

Sin embargo, los inversores “salieron seriamente preocupados por la lentitud de la reforma financiera, la resistencia a reducir el tamaño de lo público y el marco energético cambiante, que genera inseguridad jurídica”. Un discurso idéntico al que esboza JP Morgan, con los políticos como gran problema.

La sofisticada banca de inversión reconoce el esfuerzo de la sociedad y la dolorosa incompetencia de una clase política que es ya el principal obstáculo para la recuperación económica. Hace tiempo que la sociedad señala a los políticos como el gran mal del momento en los muestreos sociológicos. Pero que lo hagan los bancos de inversión no tiene precedente en España.

¿Qué medidas tomar?

JP no solo destruye con su discurso: “¿Qué medidas hacen falta?”, señalan en sus conclusiones. No sólo más financiación para el estado, sino “impulsar a las empresas; que son ellas y no los políticos los que tienen que crear riqueza y trabajos.” Es preciso atraer al inversor extranjero, señalan, ya que “si una cosa nos quedó clara de nuestro último viaje es que de la crisis no se sale sin ellos. Hacen falta normas más flexibles, que permitan que las empresas que no van bien se reestructuren o liquiden, pero que no se incentive el mantener negocios (i.e. ladrillo) que no funcionan durante años.”  

Un discurso que parece ciencia ficción en los actuales tiempos. Los bancos citados hacían estas reflexiones desde las experiencias de la semana pasada, pero en esta, ya ha habido testimonios dolorosamente crudos sobre la talla de la clase política doméstica. Una auténtica ducha fría para la sociedad y los inversores... que, por otro lado, es lo que recomienda Arias Cañete.

http://vozpopuli.com/economia-y-finanzas/24245-jp-morgan-avisa-los-inversores-no-entran-en-espana-por-culpa-de-la-clase-politica-no-por-la-crisis
SOMOS LA VERGUENZA DEL MUNDO

Hasta los bancos de inversión reconocen ya que mientras ...
empresas y trajadores han realizado un sacrificio brutal, la clase política es el gran lastre, por su incapacidad para el consenso, la falta de concreción con los ajustes y su corrupción.

“¿Cómo es posible que no haya consenso para nada entre la clase política?”, se preguntaban los clientes de JP Morgan después de haber estado en España la semana pasada de road show, invitados por el propio banco de inversión. En los últimos tiempos han pasado numerosos fondos y clientes de la banca de negocios por el país, con ganas de ver los avances y el efecto de los ajustes. El resultado es claro: la sociedad y la empresa están haciendo sus deberes, pero los políticos son un desastre total. Los del Gobierno y los que no son del Gobierno.

“Los escándalos políticos e institucionales están haciendo mucho daño a la imagen de España en el exterior”, a pesar de que el nuestro “se considera un país de lo más atractivo que hay en Europa para invertir”, sometido a un brutal ajuste “que pocas economías podrían aceptar”, apuntan en una nota interna.

“La semana pasada nuestros analistas recorrieron Madrid con inversores y comprobaron cómo la profunda recesión, el alto desempleo y la inevitable austeridad no parecen todavía estar incitando a los políticos a trabajar juntos para encontrar una solución que ayude a reavivar la confianza de los inversores”.

Sonrojante

Y añaden, con sonrojante pero meridiana claridad: “Varias regiones tiran por su lado y parecen no darse cuenta del mensaje tan malo que lanzan al extranjero. Este sería un momento muy bueno para diferenciarse de Italia y no se está haciendo. El pacto que ha firmado Peña Nieto en México es un buen ejemplo de lo que se podría hacer”.

En este sentido, la banca sofisticada (que al final, constituye el principal canalizador de inversiones ya que tiene una gran influencia en las decisiones finales) ha visto siempre con profundo desagrado los movimientos secesionistas que se empeñan en persistir. Tampoco en el plano sociológico hay gran entusiasmo por este resquebrajamiento.

Mientras el ruido político sube de tono, JP denuncia que faltan muchos avances, como la reforma energética, la limpieza definitiva de los bancos y “otras cuantas que no sabemos dónde están porque hace meses que no vemos un calendario de reformas. (…) La incertidumbre en las reformas y regulaciones son de lo peor que puede haber para el inversor extranjero”.

Para los bancos, también son un cáncer

Incluso el analista financiero de JP Morgan, Jaime Becerril, publicaba tras estos encuentros un largo informe sectorial en el que señalaba a la clase política como gran problema del sistema bancario. Su largo escrito, de 22 páginas, empezaba así: “La pasada semana estuvimos de visita por Madrid con inversores (insiste), que vieron cómo la profunda recesión, desempleo masivo e inevitable austeridad no parecen llevar a los políticos a trabajar de manera conjunta para encontrar soluciones que revivan la confianza del inversor. (…) Las luchas internas de los políticos y sus lentas medidas están dificultando las inversiones”.

Podría pensarse que JP ha tenido algún desencuentro con el Gobierno o algún político, pero no sólo son ellos los que han estado paseando a sus clientes y analizando el panorama. También la semana pasada alrededor de una veintena de fondos de inversión de Australia, EE UU y norte de Europa eran convocados por Chevreaux (el bróker participado por Credit Agricole) en el hotel Villamagna para escuchar a Álvaro Nadal, jefe de la Oficina Económica de Presidencia.

Según fuentes presentes, los inversores salieron gratamente sorprendidos por dos cuestiones: la reducción de los costes laborales unitarios y la rápida consecución de balanza por cuenta corriente positiva de la economía, que está facilitando, a su vez, una menor dependencia de la liquidez del Banco Central Europeo (BCE).

Es decir, “la sociedad ha aceptado que tocan salarios más bajos, lo que permite a las empresas ser competitivas dentro. Pero además, las compañías han salido a competir duramente al exterior.” La inversión de la curva de la balanza por cuenta corriente en apenas tres años “es un proceso más intenso que el que puedan haber tenido las devaluaciones de Solchaga”, comentaban los expertos presentes.

Sin embargo, los inversores “salieron seriamente preocupados por la lentitud de la reforma financiera, la resistencia a reducir el tamaño de lo público y el marco energético cambiante, que genera inseguridad jurídica”. Un discurso idéntico al que esboza JP Morgan, con los políticos como gran problema.

La sofisticada banca de inversión reconoce el esfuerzo de la sociedad y la dolorosa incompetencia de una clase política que es ya el principal obstáculo para la recuperación económica. Hace tiempo que la sociedad señala a los políticos como el gran mal del momento en los muestreos sociológicos. Pero que lo hagan los bancos de inversión no tiene precedente en España.

¿Qué medidas tomar?

JP no solo destruye con su discurso: “¿Qué medidas hacen falta?”, señalan en sus conclusiones. No sólo más financiación para el estado, sino “impulsar a las empresas; que son ellas y no los políticos los que tienen que crear riqueza y trabajos.” Es preciso atraer al inversor extranjero, señalan, ya que “si una cosa nos quedó clara de nuestro último viaje es que de la crisis no se sale sin ellos. Hacen falta normas más flexibles, que permitan que las empresas que no van bien se reestructuren o liquiden, pero que no se incentive el mantener negocios (i.e. ladrillo) que no funcionan durante años.”

Un discurso que parece ciencia ficción en los actuales tiempos. Los bancos citados hacían estas reflexiones desde las experiencias de la semana pasada, pero en esta, ya ha habido testimonios dolorosamente crudos sobre la talla de la clase política doméstica. Una auténtica ducha fría para la sociedad y los inversores... que, por otro lado, es lo que recomienda Arias Cañete.

FUENTE: http://empecemosdenuevolahemoscagadoentodo.blogspot.com.es/2013/04/jp-morgan-avisa-los-inversores-no.html