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jueves, 1 de agosto de 2013

A EUROPA SE LA ACABA EL DINERO, ESTAMOS CERCA DEL FINAL DEL EURO

A Europa se le acaba el dinero: ¿un mal 
de siglos?




La prosperidad europea está llegando a su fin con la venta de sus propiedades, el extremismo político y otros indicios de un colapso inminente, opina el economista jefe de HSBC Stephen King.

En su libro 'Cuando el dinero se acaba' (When the Money Runs Out), cuyo capítulo fue publicado en exclusiva por el sitio ruso finmarket.ru, el economista destaca que el capitalismo no ha conseguido demostrar su eficacia y que la historia económica regresa a las etapas ya experimentadas en varios países de Europa. Para demostrarlo el autor cita varios ejemplos del pasado. 

Lecciones medievales no aprendidas

Hace muchos siglos, la gente también opinaba que podía gastar sin pensar en su futuro. Durante mucho tiempo, el artículo más caro en el presupuesto fue el gasto militar. A pesar de la amenaza de crisis económica, los gastos de guerra no se recortaban, lo que en el siglo XIV dio lugar a una tremenda revuelta campesina, lo que se puede apreciar también en la actualidad. 

Hoy en día los gobiernos, acosados por la deuda, están decididos a introducir programas de incentivos. Las protestas en Atenas y Madrid se parecen sorprendentemente a las revueltas campesinas de aquel periodo. 

Venta de Occidente

Si los bonos públicos y las divisas pierden su valor, los inversores tienen que comprar activos reales. Siguiendo esta lógica, si Occidente quiere seguir viviendo por encima de sus posibilidfades, tendrá que permitir a los extranjeros apoderarse de lo mejor, opina KIng. 

El regreso del extremismo político

La falta de crecimiento, la pérdida de confianza o la carga desigual de la austeridad son un cóctel peligroso, opina King, que llama a recordar las sangrientas revoluciones en Francia en el siglo XVIII, el antisemitismo en Alemania en el siglo XIX y el ascenso del fascismo y el comunismo en las décadas de 1920 y 1930. Cada uno de estos eventos fue una respuesta a una crisis económica. 

Fin de la globalización

Culpar a otros de los problemas es una reacción previsible de los políticos. En la historia del mundo, este enfoque ha sido utilizado con mucha frecuencia. La crisis en la zona euro también lo demuestra. Alemania acusa del mal manejo de su propia economía a Grecia, que a su vez culpa a los alemanes de aplicar duras medidas de austeridad. Por su parte, Reino Unido acusa a toda la eurozona en su totalidad de la imposibilidad de restaurar el crecimiento económico. En resultado, los países están empezando a vivir de acuerdo al principio de "sálvese quien pueda", y aplican una política de proteccionismo que se manifiesta en el sector financiero. 

¿Qué receta elegirá Europa?

Según King, analizando la historia de la crisis económica, se puede deducir que las élites recurrieron a cinco formas diferentes de recuperación de la crisis: culpar a todo el mundo, admitir que viven por encima de sus posibilidades, aplicar medidas de austeridad más severas, protegerse contra los especuladores, llevar a cabo revoluciones para derrocar a la elite gobernante. El futuro mostrará cuál será la opción de Europa esta vez. 

El colapso de la zona euro

Durante la creación del llamado mercado único en 1992 la moneda única parecía un paso natural. La crisis financiera ha demostrado que, a pesar de la moneda común, en momentos difíciles los países siempre se guían por sus propios intereses, lo que pone en tela de juicio el futuro de la zona euro, destaca el economista. 

Gobiernos sin confianza

En los países democráticos los políticos tienen miedo de tomar una decisión impopular y a no ser reelegidos. Por lo tanto, simplemente posponen decisiones con la esperanza de que sus sucesores resuelvan todos los problemas. Pero esta política tiene sus limitaciones, porque en algún momento los prestamistas pueden abandonarlos. 

La desconfianza hacia dinero crece

Con el tiempo, una política de préstamo permanente puede conducir a la pérdida de la confianza en el dinero, no sólo entre el público en general, sino también de los acreedores extranjeros. Los temores serán suficientes para generar un rápido aumento de los precios, lo que obligará a la población a deshacerse de su dinero en efectivo. Como resultado el dinero perderá su valor. 

"El mundo puede haber llegado a los límites de la globalización y ahora se sitúa en el umbral de nuevos cambios", concluye el economista.
 


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