Contra el ictus, lo mejor es machacarse
Pasó con el aceite de oliva, y tantas otras cosas, que de la noche a la mañana el demonio se hizo ángel; y lo que un día era malísimo para la salud al siguiente resultó ser buenísimo. Esa misma experiencia la está viviendo desde ayer el ejercicio intenso, no el profesional, sino el que se practica en el gimnasio que tiene usted debajo de su casa. Los cardiólogos americanos, que como todo en medicina son los que marcan la pauta mundial, dicen ahora que machacarse durante veinte minutos tres días a la semana puede resultar tan beneficioso para la salud cerebrovascular como las clásicas caminatas de media hora de lunes a viernes. El consejo rompe con la tradicional receta contra el ictus, que ponía en entredicho las formas más potentes de actividad física.
Esta recomendación no es fruto de una nueva moda, ni el gancho publicitario de un libro que pretende vender miles de ejemplares este verano. La Asociación Americana del Corazón publicó ayer en el último número de la revista 'Stroke' ('Ictus') un amplio informe sobre la cuestión, que es el resultado del seguimiento de 27.000 estadounidenses de más de 45 años durante un tiempo superior a cinco años y medio (en concreto 5,7).
El estudio concluye que las personas inactivas, las que no practican ningún tipo de ejercicio, tienen un 20% más de probabilidades de sufrir un infarto cerebral, un derrame o un microictus. Este último es el nombre con que se conocen a las pequeñas lesiones que se producen en la red sanguínea que riega el cerebro y que por sí solas no suelen provocar trastornos -muchas veces pasan incluso desapercibidas-, pero que unas con otras pueden complicar seriamente la calidad de vida de una persona. Lo curioso, sin embargo, más allá de las conclusiones, son las pautas que se sugieren para prevenir un accidente cerebrovascular a las personas sanas de 18 a 65 años: «Treinta minutos de actividad física de intensidad moderada al menos cinco días a la semana o 20 de intensidad vigorosa durante al menos tres».
La clave, según este trabajo, está en romper a sudar. Ese es el momento en que el deportista -entendido como tal una persona sana, que nunca ha sufrido un accidente vascular- puede saber que el ejercicio que está realizando está resultando saludable para las arterias de su cerebro. «Los beneficios de la actividad física para reducir el riesgo de un accidente cerebrovascular se relacionan con su impacto sobre otros factores de riesgo», explicó la autora principal del estudio, Michelle McDonnell, profesora de la Escuela de Ciencias de la Salud. El ejercicio reduce la presión arterial, el peso y la diabetes. Si entendemos el ejercicio como una píldora, se debería tomar sólo una para el tratamiento de cuatro o cinco patologías diferentes».
Entrenarse para los Juegos
Las conclusiones del estudio resultan completamente diferentes a las que tradicionalmente se han venido dando por los organismos internacionales. Es más que posible que muy pronto todos ellos las adopten -para la prevención del ictus, no del infarto de corazón, que es diferente- pero a día de hoy, basta echar un vistazo a las principales páginas web en la materia para comprobar que el consejo sanitario para la prevención de las enfermedades vasculares es única y exclusivamente ejercicio moderado. Lo dice la Organización Mundial de la Salud, los Institutos Nacionales de la Salud de Estados Unidos y, más cerca, la Sociedad Española de Neurología.
«No es necesario entrenarse para los Juegos Olímpicos para gozar de estos beneficios», comenta la OMS en su página web al referirse a la capacidad de la actividad física de reducir la tensión arterial, disminuir el estrés y mejorar la circulación sanguínea. «Una caminata, el trabajo en el jardín o la realización de tareas domésticas durante 30 minutos casi todos los días le ayudarán a prevenir los accidentes cerebrovasculares». «¿Tendrá que inscribirse en un gimnasio?», plantea la organización en ese documento. «¡No! Por actividad física se entiende cualquier forma de ejercicio o movimiento». Sin embargo, al parecer, desde ayer, la prevención del ictus ha cambiado.